La noche mas oscura

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Y aquí estamos, con ejercito de Vigilantes de mas de quinientos de ellos, y se supone que yo soy su cabeza.

Los nervios me recorren el cuerpo, pero papá me ha dicho que todo saldrá bien. Nicolás no se despega de mi ni por un segundo. Se que él también está nervioso pero lo niega para que no me den mas nervios a mi. Y se lo agradezco internamente.

—Esto es lo que vamos hacer, el templo de Apolo esta mas resguardado que el Banco de Londres, tenemos que entrar primero por dos niños, sus nombres son Tomas y Leila. Para eso nos dividiremos en cuatro equipos, el primero será dirigido por Phoe y Nicolás, el segundo por Casandra y Vincent, el tercero por Valent y Bastian y el cuarto por José y Miriam.—todos asienten a las ordenes de mi padre. Miriam me sonríe de lejos, es la señora de cabello rojo y ojos grises, la vigilante francesa.—el equipo dos entrará primero, tendrán que abrirle campo al uno para que vayan por Apolo. Cuando el uno entre al templo el equipo cuatro será la distracción. Ahí hay cualquier cantidad de monstruos míticos lo que significa que verán cosas que jamas han visto. Pero si han estudiado historia en la academia sabrán a lo que se enfrentan. El equipo cuatro irá por los niños, nuestra misión es que Phoe llegue hasta Apolo sin ningún rasguño. No será fácil de cumplir pero no imposible.

Es de noche, no hay ninguna estrella.

Papá esta encima de unas cajas para que todos lo puedan ver bien, es increíble la cantidad de Vigilantes que hay aquí. Pero no somos muchos a comparación de el ejercito de Apolo.

Siento que el aire cada vez esta mas pesado, miro por el rabillo del ojo a Nicolás. Se ve concentrado, su cabello negro le llega hasta los ojos. No lo tiene muy largo, esta bien así. Sus ojos se ven oscuros pero con un brillo. El brillo del miedo. Mas de uno aquí tiene ese brillo incluyéndome, pero no lo puedo demostrar si lo hago ellos perderán la esperanza y eso es lo ultimo que se puede perder. El tiempo se hace mas lento miro con cuidado a los vigilantes y sus respiraciones se hacen mas lentas, las palabras de mi padres cesan.

Estoy detrás de él, nadie se mueve.

— ¿Papá?

No hay respuesta.

Tomo el brazo de Nicolás y lo muevo, nada. Ni siquiera se quejó o parpadeo.

¿Que esta pasando?

Un fuerte viento me golpea en na cara, las montañas de Delfos son frías, estamos cerca del templo de Apolo. En el monte de Parnaso, desde aquí se puede ver el templo. Es enorme. Camino entre los Vigilantes hasta salir del tumulto de personas, me encuentro cerca de un árbol, tengo que encontrar la forma de hacer el tiempo transcurrir.

—Fase tres musa.

Me doy la vuelta y la veo envuelta en su túnica de color azafrán con su arco y setas. Su cabello va suelto y a su lado hay un perro de caza.

—Diosa.—digo incrédula.

Ella tiene una mirada seria. En su cabeza hay una especie de corona de flores dorada.

—El tiempo ha sido detenido por unos minutos, este es el momento para que tu poder se expanda.

—¿Como puedo hacerlo?—le digo, Artemis no responde y mira mi brazo, los lazos no se repintan ni se expanden.

Ella alza su dedo y veo como la tinta de ellos se va evaporando, las partículas de tinta viajan a encima de su dedo y se mantienen ahí girando al rededor de él, mi brazo se ve como antes de que todo esto empezara.

Ella hace que las partículas se eleven y se pongan de color blanco. Las partículas brillan y forman una pequeña bola del tamaño de un arete. Ella me mira y me señala con el dedo, la pequeña bola corre hacia mi y me impacta en el pecho. El aire se me va de inmediato, siento como si me estuviera ahogando, caigo de rodillas al suelo miro mi pecho sobre mi camisa no hay inicio de que una pequeña bala me haya entrado al cuerpo. Y lo siento, siento el dolor que corre por mi garganta y luego baja hasta mi estómago.

Transcendence la Profecía(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora