I DON'T WANNA LIFE FOR EVER

CAPÍTULO15: NO PUEDO DEJARTE PARTE 1-4

Hello babys, los extrañe TuT ahora estoy como momia, por problemas... a parte que pude inspirarme un poco para poder seguirla. Prometí terminar el fic *u* así que lo haré, aunque me demorara 10 años(?) es broma >u<.

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Iba pensando acerca de lo que le había dicho aquel sujeto de nombre Seung Lee, caminando y empujando la silla de ruedas en la que trasladaba a Yuuri. El dolor que aún era tan vivo como ese día que vio morir a una de sus personas importantes, le carcomía dentro suyo. Él anhela felicidad máxima, como toda persona, pero sabe que eso no existe; derramaba lágrimas sin parar al sentirse desorientado y sin ver aquellos ojos inocentes de su destinado, dolía, le dolía al verlo en aquella silla que él empujaba con mucho pesar.

-Yuuri, por favor despierta pronto. Eres un chico fuerte- sentía su cuerpo temblar de impotencia ante la nula reacción del pequeño omega- sé que estás ahí y me puedes escuchar, mi corazón me lo dice, te voy a esperar el tiempo necesario hasta que despiertes. Por favor, también lucha, sé que eres fuerte- avanzaba con mucho pesar en su corazón, llorando y mirando el cielo nublado de aquella ciudad en Rusia; su hermosa y solitaria Rusia, a la cual, siempre miró desde que era un pequeño cachorro.

Sus lágrimas salían sin importarle que le estuviesen mirando otras personas, es humano, le duele, no le importa el qué dirán, aunque sea un alfa de renombre y esté empujando a un omega, que parecía muerto en vida; Victor seguía con su mirada perdida en aquel cielo nublado, en las frías calles de su ciudad, empezando a rememorar aquellos solitarios días de su infancia, sin saber quiénes fueron sus padres.

-duele el saber que solo aparecieron cada uno por su lado al saber que tenía dinero y fama- apretaba fuertemente las manijas con las que empujaba la silla de Yuuri, la gente lo miraba sin entender lo que le pasaba e iba murmurando a su alrededor, mientras él se perdía en sus recuerdos.

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A través de las pequeñas lágrimas de nieve, un pequeño de cabellos plateados caminaba como podía, siendo jalado suavemente por una de las hermanas del orfanato. Él aún no entendía la crueldad del mundo, solo sentía el frío chocar en sus mejillas regordetas y rojas.

-mamá- hizo detener a la hermana que lo miró con los ojos llorosos, el pequeño escuchaba en las calles decir a otros niños que eran jalados por sus madres, pensó en su inocente mente que aquella mujer de cabellos castaños y ojos oscuros era su madre, porque ella fue la única que lo cuidó desde que lo encontró en las puertas del orfanato.

-no Victor, yo no soy tu mamá – ella era su persona querida, que le brindaba calor y calidez. Victor desde que abrió los ojos solo la vio a ella, ella tan dulce y tierna; pero, el cachorro sintió una punzada en su pequeño corazón.

La persona que tanto le brindó cariño le decía que no era su madre ¿acaso él estaba equivocado? ¿madre no es lo que cuida y protege a su cachorro? En uno de los tantos libros ilustrados que tenían en el pequeño orfanato había visto, una madre siempre cuida con mucha dedicación a su cachorro, y ella era la única que estaba a su lado, cuando dijo sus primeras palabras, sus primeros pasos, cuando se enfermaba y persiguiéndolo para que no se haga daño ¿acaso él estaba mal que la considerara como su madre?