Bijuu [Naruto]

Hermanos.

La de cabello azul caminaba tranquilamente por la aldea, se sentía algo cansada, pero quería aprovechar el día al máximo.

Las miradas curiosas se posaban sobre ella, trataba de fingir que no le dolía el no ser recordada, pero no podía engañarse, la maldición que se le había impuesto no podía ser evadida.

"Dos días, solo eso bastará para que tu existencia sea borrada de los corazones de las personas que te conozcan"

Ojalá ella también pudiese olvidar.

Suspiró haciendo una mueca. Una voz a su espalda la llamó.

-¡Yuu-chan!-

La peli azul se giró de inmediato sonriendo.

-¡Tenten!- respondió con la misma emoción-

Ambas se abrazaron.

-Te vi hace un par de horas junto a un niño rubio, no te recordaba- el tono de su voz fue bajando-

-No te preocupes tonta, es la condición que impusieron en mí, no es tu culpa- la animó-

Tenten frunció su ceño.

-¡Desapareciste!-

-Tenía asuntos pendientes- se encogió de hombros-

La castaña suspiró sabiendo que no podría sacarle información.

-¿Vamos a comer? Yo invito- Tenten sonrió-

La peli azul asintió emocionada, su primer comida en días.

Hablaron durante un rato mientras esperaban sus platos de ramen en Ichiraku, hasta que una voz las interrumpió.

-¡Nee-san!-

Naruto se abalanzó sobre la chica de cabello azul, ambos terminaron en el piso.

Tenten ladeó la cabeza, ¿nee-san?

-¿Son hermanos?- se atrevió a preguntar-

-Algo así, te lo explico después- sonrió de lado-

La castaña asintió mientras observaba la escena. Jamás había visto al de cabello rubio, era extraño.

-¿Por qué no me dijiste quién eras desde el inicio?- el de bigotes en las mejillas hizo un puchero-

-No me habrías creído, idiota- rodó los ojos-

-Si te habría creído ¡de veras!-

-Claro-

La peli azul se levantó del piso y sacudió su ropa, ahora que le prestaba atención se veía rara, quizá eso era parte de lo que llamaba la atención de las personas.

-¿Van a comer?- Naruto veía con atención las órdenes de ramen listas-

-Pide algo, yo invito- Yumei sonrió-

-Gracias nee-san-

Nee-san, esa palabra le recordaba porqué estaba ahí.