Capítulo 23

20 2 0
                                    

-Los míos aceptan, ¿habéis hablado con los vuestros?

Antu asintió.

-Estamos empezando a preparar a los ejércitos, pero todavía no hemos hecho nada a cerca de las armas. Todo a su debido tiempo. He hablado con los abrasadores, a los cuales no conoces – dijo mirándome comprensivo –. Ellos también han empezado a prepararse, pero han empezado por escoger las armas.

-Nosotros también estamos mentalizándonos – dijo Nahún con calma –. Los más jóvenes están ayudando muchísimo y están potenciando sus poderes todo lo que pueden. Lo están haciendo muy bien. Nosotros no necesitamos armas, somos las armas, igual que en el caso de los cambiatonos. Los faunos están de nuestra parte, y ya les he informado.

-Contad con nosotros también, y con los medio-animales del universo 4,5. Son muy decididos – nos informó Galael –. Los nocturnos y los diurnos del 10 y del 11 también se han comunicado conmigo para darnos nuestro apoyo, y han encontrado maneras de utilizar sus poderes como armas, igual que los neblinosos del 18. Los elásticos están en nuestra contra, y creo que han cerrado los portales que habían creado los viajeros, así que no podremos entrar a no ser nos transporten. Nos han cerrado las puertas en las narices.

Todos asentimos.

-Los tormentosos también han hecho eso. Su rey era un vendido, siempre lo supe – murmuró Marc, que era el único viajero, a parte de mí, al que se le daba boto en nuestras conversaciones.

-Estoy convencido de que los enanos tampoco están de nuestra parte, lo cual es un problema. Las mejores armas las fabrican ellos.

-¿Y los gigantes? – Preguntó Nahún – ¿Qué sabéis de ellos?

-Están con nosotros – aseguró Antu.

De repente, Galael dio un respingo, algo no muy propio de los de su raza.

-Los aliados vendrán al búnker mañana a las cinco de la tarde, espero que os presentéis todos.

Asentimos. Estaba bastante ilusionada. No solo porque iba a estar ocupada e iba a dejar de pensar en Nicco y su extraña actitud, sino porque iba a conocer a muchísima gente nueva. No me preocupaba el hecho de caerles bien o mal, nunca me habían preocupado esas cosas mucho, y siempre había sido más bien directa.

-Debo marcharme – dijo Galael –. Hasta mañana a media tarde.

Y, después de darle la mano a su acompañante, y desapareció de allí. Antu también se despidió e imitó los actos del elfo. Nahún y Marc no parecían tener tanta prisa por irse como los demás. Nadie habló. Estábamos todos sumidos en nuestros pensamientos, y, además, no teníamos nada que decir que no hubiésemos dicho antes. No había tensión en el ambiente. Había congeniado con los brujos bastante más que con los demás. No me malinterpretéis, todos eran muy agradables conmigo, y me habían incluido como una igual, pero ellos habían sido menos formales y más coloquiales.

-¿Creéis que lo estamos haciendo bien? – preguntó Nahún, rompiendo el silecio.

-Sí – dijimos Marc y yo al unísono, y después nos miramos, como diciendo: ¡chipas! Y soltamos una risita tonta.

-Yo también debería irme – les dije.

Pensé en Nicco, y en que no podía dejar que las cosas quedasen así. Se había ido, y me había dedicado una mirada asesina. No iba a dejar que jugase con mis sentimientos de aquella manera y tenía que serme sincero.

-¿Qué tienes que hacer? – preguntó Marc.

Suspiré.

-No sé si la he pifiado yo, o si simplemente ha sido el mundo que me tiene manía, pero debo arreglar un asunto. Nos vemos mañana.

La Reina Perdida [SC #1]Where stories live. Discover now