Epílogo: Parte I

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El nuevo geriatrico es muy acogedor.

Queda en el pueblo que le sigue a Lungoff, que no está muy lejos de casa ya que vivo en el límite de ambos pueblos.

Hay muchos adolscentes y jovenes en una gran sala donde hay muchas actividades.

Unos pintan en el jardín (pude verlo por el gran ventanal), otros ven televisión, una chica de unos quince años está tocando el piano de pared, y algunos juegan juegos de mesa.

Yo me dedico a leer.

La enfermera me ofrece una taza de té que acepto gustosa.

Le doy un sorbo y continuo con mi lectura: El conde de montecristo.

Lo sé, masoquista de mi parte leer el libro favorito de mi ex. Pero es un gran libro.

— ¿Hace cuanto que has llegado?  —

Levanto la vista de la página cincuenta y seis para ver a una linda chica de pelo castaño y ojos verdes.

Va vestida con un pijama rosado.

Le sonrío.

— Hace un mes y medio. — contesto cerrando el libro sobre mi regaso.

Ella me pregunta si puede tomar asiento cerca mio. Le hago un gesto para que lo haga.

— ¿Cómo te llamas? — le pregunto.

— Jena. — responde — ¿Y tu? —

— Seraphina. —

— Bonito nombre. — comenta con una sonrisa tímida.

— ¿Cuál es tu diagnóstico, Jena? —

Normalmente esa es la pregunta que todos nos hacemos cuando nos hablamos por primera vez.

— Hiperquinesia.— responde.

No había notado que sus piernas tiemblan de forma sutil hasta que mencionó su trastorno.

Es como si su cuerpo estaría pronto a salir corriendo. Pero no, se queda sentada frente a mí.

— Tu tienes... — dice frunciendo el ceño.

— Esquizofrenia. — termino por ella.

Asiente y no dice nada más, lo cual agradezco internamente.

Me fijo la hora en el reloj de pared y marcan las ocho en punto. La cena no debe tardar.

— ¿Me prestas tu libro? — me pregunta.

— La cena está lista. — anuncia Sandy, la encargada de la cocina.

— Todo tuyo. — digo entregandole el libro y poniendome de pie.

***

Seis meses después...

Papá acaba de irse.

Anoche celebramos su boda con Stephania. Nada grande, solo familiares y amigos cercanos.

Me reencontré con Rose, hermana de Stephania. Y jugué con Jada, mi nueva prima quien tiene una pasión desmedida por las muñecas.

Por suerte la familia de papá seguía igual: pequeña, fría y separada. Ninguno se me acercó. Todo lo contrario a la familia de la novia.

En cuanto a papá y a la nueva Novacheek de la familia estaban más que felices. Era como si una luz poderosa se desprendiera de ellos.

Ocultas por el sol Where stories live. Discover now