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El sonido del reloj llega a ser bastante estresante para cuando se supone que deberías de estar ayudando a formar una conversación. No todo lo que el otro quiere se puede cumplir, tal vez eso podría colocarte nervioso, el querer dar una magnífica impresión o decir las cosas que quería escuchar, así poder aligerar todo y no tener que pensar miles de cosas para lograr hablar con tranquilidad y fluidez.

Bueno, ese no es el caso ahora mismo.

El reloj era molesto para él, como también algo que le llegaba a contar el tiempo que le hacía durar esta tortura y cuando podría terminar. Era paciente y hablaba lo necesario, y trataba de verse tranquilo aún cuando escuchaba solamente el lápiz contra la hoja en donde ese hombre estaba escribiendo. 

Como odiaba ir al psicólogo. Como odiaba tener que estar con una sonrisa porque si tenías cara larga, debías de decir el por qué, y gracias a lo que dices, comienza hacer más preguntas, comenzando a desesperarte y eso lo toma mal, porque para él quiere decir que te suceden miles de cosas cuando tal vez solamente, no te habías levantado de humor porque se habían acabado el cereal esta mañana.

—Y dime... —con esa voz un poco gruesa, por fin habló después de estar unos diez minutos en silencio donde él solamente se encontraba escribiendo en su cuaderno. De vez en cuando miraba al chico que estaba frente a él y le sonreía un poco, queriendo verse agradable. Aunque solamente provocaba un escalofrío y un rechazo de inmediato — ¿Qué tal la nueva escuela?

—Bien, es agradable.

—En agradable te refieres exactamente...¿A compañeros o el lugar en sí? —el menor arrugó la frente y eso le vio como un detalle importante, al menos para él —. ¿Te moleste qué pregunte sobre ello?

—Claro que no —mordió su labio y de inmediato lo soltó, no quería dar pruebas de que estaba nervioso o deseaba irse de una buena vez —. Todos son agradables, es lindo estar ahí —mintió con descaro.

—Entonces ¿Es tan agradable qué golpeaste a un compañero y haz amenazado a otros?

—¡Exacto! A ese nivel llegan para mí —se pellizcó en forma de castigo por su estupidez.

—Oh Jungkook, debes tener en cuenta que tu situación es problemática —se sacó un momento esas enormes gafas que hacían ver sus ojos más grandes —. Sigues siendo menor de edad pero recuerda que habían comentado el llevarte a un Internado y yo supongo que no quieres eso.

Se mantuvieron en silencio, otra vez. Ambos retándose con la mirada, queriendo demostrar que no iban a ceder a lo que el otro quería. Jungkook tenía bastante claro que si hacía algo más, se iría incluso de la ciudad, eso implicaba dejar esa escuela y lo peor de todo, dejar de ver a Jimin, el chico que había conquistado su corazón. Relamió las palabras de decirle unas cosas que solamente incluían insultos al hombre que se hallaba sentado solamente a unos centímetros de él, la única y pequeña dificultad que se dan para llegar hasta su psicólogo era esa enorme mesa de madera, donde se encontraban todas las cosas respecto a su paciente, Jeon Jungkook.

Lo había tratado con anterioridad, y no le vieron necesario el llevarlo más ahí. Hasta que ocasionó un problema —para Jungkook, nada grave y que tampoco se arrepentía de hacer —, y así todo se había ido a la mierda. Suspiró, un poco cansado. No queriendo continuar con esta cosa tan patética, donde solamente le preguntaban lo obvio y de eso sacaban conclusiones erróneas, pero como era un mocoso que estaba en el medio de palabras de adultos, con hasta diplomas y eso, su voz jamás podría llegar. Así que cabreado espero. Espero a que soltara todo y deber responder con una fingida calma.

—No lo volveré hacer —agachó su cabeza, queriendo que no se fijará en esa expresión de odio que estaba poseyendo a su rostro —. Pero había comenzado a molestar y eso...eso me hizo actuar mal.

EX'S @kookmin.fanfic.Where stories live. Discover now