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— No entiendo el punto de esto —rodé los ojos mientras bajabamos del auto.
Dylan puso llave al auto y comenzamos a caminar a la entrada del club.
— Los chicos querían celebrar y a mi no me vendría mal algunos tragos. Si no querías venir, pudiste quedarte en casa.
— Dijeron que también viniera, además, no hay forma de que deje que vuelvas a casa tú solo y borracho —Dylan rodó los ojos y abrió la puerta del bar para que entraramos.
Solíamos frecuentar ese club con los chicos del cast, por lo cual no me sorprendió cuando al entrar, ellos ya se encontraban en la mesa del fondo en la esquina, que era la que usualmente ocupabamos.
Me senté al lado de Holland y Dylan se sentó al lado de Tyler.
— ¿Cómo está? —me susurró Crystal, viendo hacia Dylan.
— No muy bien.
Nos pasaron la primera ronda y enseguida Dylan pidió otra.
Shelley apareció poco después.
Cuando los chicos mantenían su propia plática, nosotras nos apartamos un poco e iniciamos la nuestra.
— Entonces, Fel, ¿cómo estuvo el fin de semana? —preguntó Crystal con una sonrisa socarrona.
— Excelente. La cena con los padres de Dylan fue encantadora y el partido estuvo genial —me encogí de hombros.
— No me refería a eso, idiota. Me refería a si, ya sabes, paso algo —las demás miraban y escuchaban atentas.
— Oh Dios, no. Chicas, somos mejores amigos —rodé los ojos—. Saben que no pasa nada entre nosotros.
— Bueno, bueno, como sea. Lo que yo quiero saber es —comenzó Holland-, ¿estás saliendo con Shawn? —sentí como el calor subía a mis mejillas.
— ¿Por qué preguntas? —me hice tonta con mi cerveza.
— ¡Lo sabía! —exclamó—. Me debes 10 dolares —le dijo a Arden, quien rodó los ojos.
— ¿Es en serio? —preguntó Shelley.
— No somos novios como tal, pero se puede decir que estamos saliendo —me encogí de hombros—. Nada formal.
— ¿A ti te gusta? —preguntó ahora Crystal.
— Sí. Es decir, es Shawn Mendes —todas rieron—. Es muy dulce y súper divertido.
— ¿Pero? —la rubia fresa enarco una ceja.
— No lo sé. No he estado en una relación desde hace un tiempo.
— No es cosa del otro mundo.
— Lo sé, pero quiero ir con calma, por eso no es nada formal.
— No es por ofender, Fel, pero, ¿podemos ir a bailar y dejar de hablar de tu vida amorosa que me recuerda a que yo no tengo una? —dijo Shelley levantándose de a asiento.
— Tyler está disponible. No tienes por que no quieres —me encogí de hombros y las demás me dieron la razón.
Nos hicimos paso en la pista de baile y las cinco comenzamos a movernos al ritmo de la música, al poco tiempo se unieron los chicos. Tyler y Shelley comenzaron a bailar juntos, mientras que Arden bailaba con un chico que desconocía y los demás bailabamos juntos.
Dylan comenzó a hacer movimientos raros -aunque eso no es inusual- y al momento de querer tomar de la bebida que se encontraba en su mano, terminó regada en su camisa. Él sólo comenzó a reírse como idiota.
Estaba bastante borracho.
Comenzó a acarse a mi y me tomó de las caderas, lo que me hizo dar un respingo. Dylan me acercó más a él y comenzó a reír otra vez.
— Vamos, Fel, baila conmigo —pidió haciendo un puchero.
— Alguien ha tomado de más.
— Sí, Daniel está completamente ebrio, suerte que Tyler lo llevará a casa -miró a Daniel -quién a pesar de estar ebrio, no se comparaba con Dylan- y le dio una mirada reprobatoria.
— Claro, Daniel.
Una chica pasó con una bandeja llena de bebidas y Dylan tomó una.
— No, no, no, no más bebidas para ti —le arrebate el vaso y volví a dejarlo en la bandeja.
— ¡Oye! —se quejó. Soltó su agarre en mis caderas y enseguida tambaleó.
— Me parece que es momento de ir a casa —pasé uno de sus brazos por mis hombros.
— ¿Ya se van? —me preguntaron Holland y Crystal.
— Sí, no puedo dejar que siga tomando —me encogí de hombros.
Me despedí de ellas dos y luego Daniel y Sprayberry se acercaron.
— ¿Segura que puedes con él? —preguntó el otro Dylan.
— No sería la primera vez.
Ambos rieron y nos despedimos. Estaba por despedirme de Tyler, Shelley y Arden pero estaban muy ocupados así que preferí ya irme.
Saqué las llaves del auto del bolsillo de Dylan y cuando llegamos a este lo metí al asiento del copiloto a regañadientes.
Cuando íbamos de caminó a casa, prendió la radio y comenzó a cantar a todo pulmón -una gata pariendo sonaría igual- y cuando en la radio sonó We are never getting back together de Taylor, cantó más fuerte.
— WE ARE NEVER, EVER, EVER GETTING BACK TOGETHER. WE-EEEEH ARE NEVER EVER, EVER GETTING BACK TOGETHER. YOU GO TALK TO YOUR FRIENDS, TALK TO MY FRIENDS, TALK TO MEEEE BUT WE-EEEEH ARE NEVER EVER, EVER GETTING BACK TOGETHER.
Reí.
Dylan borracho lo es todo.
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