Parte 1. Sonrisas.

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En dos meses las cosas habían cambiado tan deprisa y no había sucedido tan solo en las posiciones de los objetos que hay a mí alrededor, sino que en las personas que me envolvían, en mí, en ella y tan drásticamente pero a la vez tan asombroso.

La luz de la mañana se colaba por la cortina entre abierta, esa que descuidamos la noche anterior. Apenas abro la puerta de su habitación, logró ver su figura enrollada entre las sábanas, igual a como la deje antes de salir, todo está aún en un total silencio. Con cuidado y evitando emitir algún sonido que logré despertarla, me acerco hasta la cama para confirmar que aún sigue en un plácido sueño con los labios entre abiertos y ocupando el lugar en el cual yo estaba, inevitablemente sonrió.

Me siento a un costado y acerco mis labios hasta su oído para susurrarle:

- Feliz cumpleaños, My Lady.

Suelta un quejido y se remueve al tiempo que estira sus brazos, sus labios se tuercen. Apenas abre los ojos una vez que se sienta en la cama, llevando puesta mi camisa de ayer.

- ¿a dónde has ido? -pregunta ignorando los obsequios que tengo en mis manos.

- por esto.

Su mirada se desvía confundida hasta mis manos donde en una tengo un pequeño pastel de fresas, en el cual hay una vela encendida y una pequeña caja envuelta con papel dorado. Sus ojos se iluminan, desviándose confundidos entre lo que sostengo en mis manos y mi rostro, entre abriendo sus labios aturdida.

- cariño...no...no.

Alzó el pastel.

- Feliz cumpleaños -digo sonriendo- vamos, sopla las velas.

Rápidamente hace lo que le pido devolviéndome el gesto, a lo que por mi parte le entrego mi segundo obsequio.

- ¿lo envolviste tu?

- solo ábrelo -pido sin evitar reír ante su inevitable curiosidad.

- que mandon, my Lord -comenta sin dejar de sonreír, mientras deshace el moño- por cierto, deberías llamarme más...

Detiene sus palabras al ver el contenido de la caja, para luego sostenerlo en sus manos, una cadena plateada de la cual cuelga una figura brillante y de color azul.

- brilla como tus ojos en este preciso instante -digo sin pensarlo.

Por lo menos había logrado dejar el pastel a salvo, sobre un mueble cuando de la nada sus brazos me envolvieron y me vi obligado a caer hacia atrás al sentir su peso y fuerza empujarme.

- Ali...

- ¡por dios! -exclama sin apartarse y ocultando su rostro de mi- ¿aun no te has dado cuenta?

- ¿de qué hablas? -pregunto confundido.

Aparta su rostro y apoya ambas manos a los costados de mi cabeza.

Ya habían pasado dos meses desde Nicolas Thompson no formaba parte de su vida y también desde que éramos novios. Decidimos por otro lado aguardar y no decirle a nadie de nuestra relación, a excepción de las personas más cercanas o en las que confiáramos.

Con respecto a su familia, el día de hoy tendríamos algo parecido a una junta donde solo estaríamos ella y yo, su madre y hermana, de solo recordarlo no podía evitar el nerviosismo ni mucho menos cuando en dos días más ella tendrá que viajar con ambas a Francia, por dos días.

- te devoraría a besos.

- podrías hacerlo por toda la semana.

Sonríe forzadamente al entender hacia que dirección van mis palabras, de algún modo sabe que no me agrada para nada la idea de su repentino viaje.

Ella es mi Jefa. SIN EDITARWhere stories live. Discover now