Capítulo 16. Rosas.

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Luego de haber dado por hecho que la mancha de labial estaba allí y que no saldría a menos que me diera la tarea de lavarla ahí mismo. Salí dispuesto a aclarar lo que posiblemente haya creído Lucy, o lo haría, a menos que me mirara raro y así fue, cuando aparecí por el costado en que estaban las escaleras y ella desvió sus ojos de mí, para centrarse en la pantalla del tablet que tenía en sus manos.

- Lucy, yo...

- no digas nada -me corta alzando su dedo índice en mi dirección- y yo tampoco lo haré.

- menos mal que Alex tiene una camisa de cambio, al menos -dice ahora Verónica apareciendo por un costado, interrumpiéndonos- pero recurrir a los guardias de seguridad para que pararan, eso fue demasiado, además ¿tenías que arrojarle tu postre? No podías simplemente ignorarlo.

Veo como frunce los labios y como aferra sus dedos al objeto que tiene en sus manos.

- dejémoslo atrás -digo para evitar que ella suelte maldiciones contra la morena- debemos agradecer que no hubieron muertos ni heridos.

Verónica ríe por lo bajo a lo que Lucy, me agradeció con la mirada. Al final no pude ni siquiera hablar con ella ni mucho menos aclarar que era lo que estaba haciendo en la oficina de Alise. En el transcurso de la tarde  y hasta el último momento no logré aclarar nada así que me marche despidiendome de todos, ahora tenía a lo menos dos horas para ir cambiarme de ropa, pero me quedo confundido bajo el marco de la puerta cuando un olor a quemado llegó a mi nariz. Me acerque preocupado al lugar del que venía el olor encontrándome con un Erick, que miraba totalmente confundido una bandeja que contenía algo totalmente carbonizado y negro.

- ¿Qué haces? -pregunto confundido y logrando que se percate de mi llegada.

- cocinar -respondió cruzándose de brazos y permitiendo que yo observe su creación- se supone que era un pollo al horno, pero....

- se quemó -agrego yo evitando reírme.

Erick, era pésimo cocinando como también haciendo retratos con lápiz o haciendo trabajos manuales.

- Jane me pidió como regalo de aniversario que le cocinara y amigo, yo trate de negarme, tu sabes que todo lo que toque o haga, yo mismo en la cocina no es para nada comestible, pero insistió y no me quedó más remedio que aceptarlo.

Me echo a reír cuando vuelve a mirar el pollo carbonizado y me fijo de reojo como tiene un libro de cocina a un lado, lo ojeo ya tomando en serio la situación.

- ¿te echo una mano?

Volvimos a repetir la receta y logramos que fuera comestible, lo ayude a ordenar el desorden en la cocina y también arreglar la mesa, de paso le aseguré que me iría veinte para las diez y que no tendría un violinista esa noche. Tome mi chaqueta, las llaves y me despedí de él, deseándole suerte.

Entre sin ningún problema al lujoso hotel, donde el guardia y la recepcionista ya parecían conocerme, camine hasta el ascensor y fui directo a la habitación que ella me había indicado, llame a la puerta y presione mis manos. Había comprado un ramo de flores en el camino y lo alce cuando ella abrió la puerta, sus ojos azules fueron de mi rostro a lo que sostenía en mis manos, no pudo evitar reír.

- rosas -dice tomándolas con una sonrisa sobre sus labios.

- para la mujer más hermosa.

Ahora es ella la que ríe y yo no puedo evitar contagiarme con el sonido que deja salir de sus labios.

- todo un conquistador -agrega invitándome a pasar.

Todo es demasiado lujoso y siendo sincero a mi me importa poco que lo sea, simplemente me hace pensar que esta es la manera en que viven los ricos. Sin previo aviso me toma de los hombros obligándome a girarme para tomar mis labios al tiempo que yo no puedo evitar entorpecer mis pasos, se separa solo para volver a reír, menos mal que una silla estaba allí y caigo sentado en esta. Sin tiempo que perder sienta en mi regazo y pasando sus manos por encima de mis hombros.

Ella es mi Jefa. SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora