¿Me extrañaste, amor?

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Los días se vuelven tranquilos, pasan sus tardes en las playas, con bebidas en su mano y planeando la boda, la calma a veces es excesiva y eso las vuelve locas, por lo que salen a bailar un rato y al cine. Buscan formas de divertirse y olvidar lo mucho que extrañan a sus familias.

Al abrir los ojos ese día, se queda mirando el techo con agotamiento, estuvo hasta tarde hablando por videollamada con Kyle, lo cual la hizo extrañarlo aun más, si es que era posible. 

Escuchó a Rose tocarle la puerta.

—Cielo ¿Estás bien? Ya son las 11 de la mañana —escuchó la preocupación en su voz.

Natalie se sentó y miró hacia la puerta al mismo tiempo que Rose abría, asomando la cabeza.

—Estoy bien, solo algo cansada. ¿Qué tienes en mente para hoy? —sacó las piernas de la cama y se levantó.

—Ir a comer en un restaurante comida típica del lugar, a 15 minutos y luego de compras ¿Qué te parece? —propuso Rose con una sonrisa y Natalie le sonrió de vuelta.

—Muy buena, me encantaría probar comida típica de la zona y creo que me vendrían bien un par nuevo de conjuntos —murmuró pensativa, al tiempo que caminaba hasta la puerta del baño.

—Bueno, nos vamos en 30 minutos —le dijo antes de cerrar la puerta.

Natalie entró al baño y se apoyó en la puerta al cerrarla, ya quería ver a Kyle, pero estaba muy ocupado para venir, tendría que esperar un poco más. Trató de ser rápida para no hacer esperar a Rose, se vistió de manera sencilla. Eligió unos pantalones blancos, una blusa cuello en V con estampado floral y unas sandalias bajitas de color beige.

Se recogió el cabello en una cola alta y solo se puso un suave labial rosa en los labios. En último momento, tomó unos aretes que le regaló Nathan y se los puso. —Lista —musitó en voz alta, viéndose al espejo. Quedó satisfecha con lo que vio, se veía bonita.

Ese momento recordó a Kyle diciéndole—: Bonita no, eres más que eso, eres muy hermosa.

Sonrió ante eso. Tomó su bolso y salió de su habitación. Encontró a Rose en la cocina, tomando una limonada.

—¿Ya? —miró el reloj en su muñeca—. Justo a tiempo.

—Sí, vamos, Rose —se acercó y entrelazó su brazo con el de ella.

Mientras esperaban el ascensor, Natalie estaba sumergida en sus pensamientos, pensando en que estaría haciendo Kyle en ese momento, extrañaba estar envuelta entre sus brazos y su voz arrullándola. Dándole confianza y alegría. Esos fríos ojos azules, volviéndose cálidos y llenos de diversión, se volvían hermosos, la forma en que parecía transmitir tanto a través de ellos.

Seguro ya se había dejado crecer el cabello otra vez y la barba, cuando no estaba ella, parecía que no cuidaba su aspecto físico, cosas que sus fans veían atractivo, pero Natalie no, al menos no de la forma descuidada que parecía. Extrañaba acurrucarse en la cama y hablar durante horas, de cualquier cosa, sin importar cuán tonto o bueno sea.

—Nathy ¿Estás bien? ¿Me escuchas? —Natalie reaccionó y miró a Rose.

Se sonrojó. —Solo extraño a Kyle —murmuró apenada por haberse perdido en sus pensamientos.

—Lo sé, cielo, yo también. Pronto lo veremos —le dio un abrazo de lado a Natalie.

Llegaron al restaurante sin mucho retraso, probaron varios platillos y quedaron encantadas por su aroma y sabor, comieron hasta sentirse completamente llenas, luego fueron caminando a las tiendas de alrededor. Encontraron cosas a buen precio, bastante baratas y bonitas.

Una extraña bailarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora