➼04.

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El viaje a Gwangju acabó más pronto de lo que imaginaste y el camino de vuelta se estaba haciendo más corto que el de ida.

El tren seguía en marcha, cruzando la distancia entre Gwangju y Seúl bajo los primeros rayos de sol de la mañana.

Tu risa se escuchaba desde el pasillo de los vagones.

—¿Qué es eso? ¿¡Qué es esoooooo!? —Soltaste una carcajada, cayendo hacia atrás en tu asiento.

—No te rías, idiota. Estás envidiosa de mi talento. —Jimin te fulminó con la mirada mientras seguía trabajando en su "dibujo". Movía el carboncillo sobre el bloc de dibujo casi con furia, fallando en su intento de arreglar aquella horrible falta de talento para las artes plásticas.

—Parece una gamba, Jimin.

—Pues eres tú.

—¿Qué?

—No es mi culpa que te parezcas a una gamba. Existe la cirugía plástica.

—Y las clases de dibujo también existen, Park Jimin.

Lis clises di dibiji timbién existin Pirk Jimin —Te imitó colocando una cara que era más graciosa que ofensiva y soltaste otra ronda de carcajadas.

—¡Mi voz no suena así!

—Suenas exactamente así, pero con cara de gamba además.

Suspiraste cansada después de la sesión de risas que había comenzado en el momento en el que a Jimin se le ocurrió hacer un concurso de dibujos para matar el tiempo en el tren.

Pronto, el cansancio y la tranquilidad que sentías fueron materializándose en una somnolienta necesidad. Tus párpados cayeron despacio y Jimin te miró de reojo, amenazándote con pintarte un mostacho si te quedabas dormida.

Sin embargo, no lo hizo.

Te quedaste dormida, pero cuando Jimin se inclinó no fue para pintarte la cara, sino para colocar su chaqueta sobre ti en forma de manta.

Caíste en un profundo y reparador sueño durante lo que parecían horas, hasta que una voz te despertó.

La de Jimin.

Estaba hablando con alguien pero no había nadie en el vagón con vosotros. Después de unos segundos entendiste que hablaba por teléfono.

—S...sí. ¿Cuando le encontraron? ¿Anoche? Ajam...¿A qué comisaría puedo ir a recogerlo? —Su voz era grave y el usual rastro de humor había desaparecido de su semblante por completo. Le observaste aprovechando que él no te vio despierta. Su perfil era más que masculino, con su mandíbula tan afilada como mil cuchillas, apretándose ante la tensión. Sus labios formaban una recta linea e incluso con el gesto fruncido de enfado, eran una invitación a morderlos. O quizá besarlos hasta que se le hubiese pasado el mal humor.

¿Qué diablos?

Parpadeaste, parando el inapropiado rumbo de tus pensamientos.

Cerraste los ojos rápidamente cuando Jimin colgó la llamada, fingiendo estar aún dormida por miedo a que se sintiera espiado en su privada conversación. Durante unos largos minutos, todo lo que escuchabas era la respiración de Jimin y te tomó un gran esfuerzo no abrir los ojos para ver su rostro y averiguar si estaba enfadado o triste.

Por el contexto, habías supuesto que Jimin hablaba con la policía. ¿Qué tendría que ver él con la policía?

Conocías a Jimin desde que ambos erais críos, pero lo cierto era que apenas sabías nada sobre su vida.

love & karma ;; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora