No pienses en él.

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El apartamento se sentía vacío, como sí toda la energía que había tenido fuese sido chupada por una aspiradora gigante. Sabía que sonaba absurdo, pero así se sentía. El apartamento había estado repleto de gente los dos últimos días, incluso cuando la fiesta se acabó Niall y Cat estaban ahí para ella, pero ahora que sus amigos se habían ido el día anterior, el lugar estaba completamente vacío. Bonnie upo desde el primer día en que se mudó allí en que habrían momentos así. Momentos en los que estaría completamente sola y que el apartamento no se sentiría como su hogar. Estaba preparada para eso desde el primer momento, pero ahora que lo enfrentaba por su cuenta se sentía diferente. Se secó el cabello rápidamente con la toalla y se envolvió en otra antes de salir a su habitación y dejarse caer sobre la cama, mirando al techo.
El fin de semana con Cat y Niall había sido hermoso, perfecto. Pasearon todo el sábado, fueron a la playa, a los bulevares, luego en la noche los tres salieron a cenar a un pequeño restaurante ubicado frente al océano. Pero ahora, que acababa de llegar del trabajo, no tenía absolutamente nada que hacer. Le gustaría pensar que debía terminar su columna lo antes posible, pero aún le quedaban cuatro días enteros para hacerlo. Tampoco podía salir y tomar fotos, su cámara brillaba por su ausencia desde que la buscó el sábado por la mañana. Una parte de ella llegó a pensar que quizás alguien en su fiesta se la llevó, pero ya que nadie entró a su habitación, la otra parte más razonable le dijo que quizás la perdió entre la mudanza. De igual manera, solo tenía la cámara del trabajo que le habían prestado para las fotos de su columna. Estuvo a punto de darse por vencida cuando una pequeña idea le cruzó la mente. Rodó por la cama, teniendo cuidado con la toalla, corrió hasta la sala y desconectó su celular del cargador antes de marcar el número que quería.

- ¿Aló? -La dulce voz de Carly le respondió al segundo timbrazo.
- Hola persona del universo. ¿Cómo estás?
- Hey, hola tú. Estoy bien gracias, tratando de cuidar a mi hermanito. ¿Cómo va tu vida?
- Bien, no me quejo. Trabajo y pongo pan en la mesa. -Bromeó Bonnie.
- Toda una mujer. -Carly rió al igual que ella- No me mal interpretes, pero no esperaba una llamada tuya.
- Lo sé. -Bonnie suspiró y prosiguió- ¿Está Marcus contigo?
- Sí, dame un momento. ¡Eh, Marcus, te llaman!

Bonnie escuchó unos pasos que se acercaban al celular así como la voz de la misma Carly alejándose del mismo. Por un momento llegó a pensar que la habían dejado colgada cuando la voz masculina de Marcus respondió.

- ¿Diga?
- Oh, tu voz suena más profunda por celular. Hola, Marcus, soy Bonnie. -Dijo, sentandose sobre el sofá- ¿Te acuerdas? La peliazul.
- Sí, claro, claro. ¿Cómo estás? -Preguntó amablemente.
- Bien, gracias... Vale no. No tengo absolutamente nada que hacer. Estoy en uno de esos momentos de desesperación donde solo trato de no pensar en...
- Él. -Completó el castaño- Vale cariño, te entiendo. ¡Hey, Tommy, deja eso! ¿Dame un momento sí? -La peliazul escuchó unos gritos sobre una pasta quemándose y pronto la voz del castaño regresó- Disculpa.
- Tranquilo. ¿Está todo bien?
- Sí, solo que Carly no tiene idea de como cuidar a un niño. -Marcus rió y siguió con la conversación- Como decíamos. ¿Te parece salir alrededor de las ocho?
- Sí, sí, claro. ¿A donde vamos?
- Es una sorpresa, resulta que se como animar a la gente. ¿Entonces, paso por ti a esa hora?
- Vale, te espero a las ocho. -Bonnie sonrió y esperó unos segundos- Y Marcus...
- ¿Qué?
- Gracias por hacer ésto. -Escuchó la risa del castaño al otro lado.
- No hay de qué. Nos vemos.

Bonnie colgó la llamada antes de salir disparada hacia su habitación. Por suerte su cabello ya estaba lavado y casi seco, así que solo tenía que secarlo con el secador y estaría presentable. Se introdujo en el baño, secándose el cabello con tranquilidad. En menos de treinta minutos ya tenía el cabello lacio de nuevo. Gracias a que no sabia a donde rayos iría esa noche optó por colocarse un jean oscuro, una camisa holgada de un hombro color blanca, sandalias y una chaqueta negra por si acaso. Se alborotó un poco el cabello, escogió un par de aretes plateados y buscó su bolso junto con las llaves antes de apagar todas las luces del apartamento para bajar a esperar a Marcus en la entrada del edificio. Bajó las escaleras dando un saltito de escalón en escalón hasta que llegó a la puerta principal. No hacía frío ni calor, solamente una brisa fresca que embargaba ese lado de California. Bonnie no tuvo que esperar mucho rato más pues a los pocos minutos el auto plateado de Marcus apareció frente a ella. El castaño se bajó del auto, lo rodeó y la saludo con un beso en la mejilla, luciendo la misma sonrisa simpática del viernes anterior.

- ¿Lista para irnos? -Preguntó mientras le abría la puerta del copiloto y le ofrecía la mano para entrar.
- Oh, no sabes cuanto. ¿Pero no me dirás a donde vamos? -Tomó su mano y subió al auto- Gracias.

Marcus cerró la puerta antes de rodear nuevamente el auto y subir por su lado. El motor sonó suavemente ante el acelerador y pronto tomaron la calle principal. Bonnie se giró en el asiento para poder al castaño frente a frente y notó una leve sonrisa en su rostro.

- ¿Qué? -Preguntó con curiosidad.
- Nada. Es que es la primera vez que una chica se sube a ese asiento. -Le contestó, conduciendo con tranquilidad.
- Ah, me siento honrada. 

La peliazul sonrió y pronto entablaron conversación nuevamente. No le importaba a donde la llevara el chico, pues sabía que a donde fuera ambos la pasarían de lo mejor.

Hippie in troubles. [Harry Styles fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora