Compórtate.

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Movió el pie una vez más, tocando el suelo con un ritmo inexistente. La pequeña sala de espera antes de la administración del Instituto de Artes estaba vacía, no se escuchaba más ruido que la respiración de ella, y la estaba empezando a aturdir. No soportaba el silencio en grandes dosis; quizás por eso nunca le gustó del todo hacer yoga o meditación en grupos grandes. Estar en completa armonía con el silencio no era una de sus cualidades. Para ella meditar significaba escuchar sus canciones preferidas a todo volumen con un par de audífonos puestos y una taza de su bebida fría preferida. Todo lo opuesto a las meditaciones callada y monótonas de los monasterios. Había llamado el día anterior para pedir cita en la recepción y pedir que le otorgaran su diploma, el cual, por motivos que se guardó para sí misma, no pudo ir a recoger la semana pasada. La citaron para las diez de la mañana, y ahí seguía, en interminable espera. Se arrepintió de no haber traído consigo su cámara e Ipod pues el edificio del Instituto era muy decorativo por dentro, de modo que podría haber aprovechado el tiempo tomando fotografías.

- ¿Bonnie? -La secretaría que le recibió cuando llegó se asomó por la puerta.
- Aquí.
- Pase, por favor.

Bonnie  se levantó, acomodó su falda negra con flores moradas y entró en la administración. El lugar dedicado a administrar todo lo relacionado con el Instituto, a diferencia de como ella se imaginó; no era muy grande. Constaba de dos habitaciones cuyas paredes fueron demolidas para formar una sola. Era espaciosa, con archivadores amontonados en las paredes, tres escritorios grandes y un montón de sillas. Siguió a la secretaria hasta el segundo escritorio, donde la señora Meredith, directiva en jefe del Instituto, la esperaba.

- Buenos días. -Saludó la peliverde con una sonrisa en los labios.
- Buenos días, cariño. Siéntate por favor. -Bonnie obedeció y ocupó su puesto- Tu llamada me llamó la atención; no fuiste la única que faltaste, por supuesto. Pero honestamente esperaba verte.
- Lo sé, pero no pude venir. Fue un pequeño inconveniente. -Soltó un suspiro y la miró- Espero que no halla problema en...
- Oh, no, no. Tú diploma está intacto, no te preocupes por eso. -Meredith le dedicó una sonrisa cálida, buscó algo en su gaveta y sacó el diploma guardado en un sobre amarillo- Aquí tienes, Bonnie, pero antes de irte, firma aquí.

La peliverde asintió, tomó el bolígrafo y la hoja que le ofrecían y la firmó mientras escuchaba a la señora Meredith explicarle que aquello era una carpeta que daba constancia de que todos los graduados, en efecto, recibieron su diploma una vez terminado el curso. Bonnie le devolvió el papel junto con el bolígrafo y en cambio tomó entre sus manos su preciado diploma.

- Listo. Esta usted oficialmente graduada, señorita.
- ¡Muchas gracias, señora Meredith! -Se levantó de la silla y aunque sintió el impulso de abrazarla, extendió la mano en forma diplomática.
- Fue un placer. Que le valla bien.

Bonnie guardó el diploma en su bolso con cuidado antes de salir de la administración para después abandonar el edificio. Se sentía libre, feliz, nueva. Aquel pequeño pedazo de papel significaba que ya era oficialmente una fotógrafa profesional, no una amateur más. Ahora podría salir al mundo y conseguir trabajo, fotografiar las cosas más hermosas de la vida. De repente el trabajo le dejó de parecer una esclavitud y lo empezó a ver más como una extensión de su alma, de lo que amaba hacer. Aún no podía regresar a California, pues el curso de derecho por el que sus padres la habían enviado ahí duraba hasta Diciembre de aquel año, y apenas estaba en Septiembre. Lo que significaba que tendría que quedarse allí por unos meses más. Luego regresaría a su hogar, les diría a sus padres que el Derecho no es lo suyo y se dedicaría a lo que amaba. Sonaba como un plan perfecto, creado por el más hermoso cosmos allá afuera. Se subió a la bicicleta que había comprado hacia ya cuatro días y pedaleó tranquilamente hasta el café donde su amiga trabajaba. El lugar estaba bastante lleno debido a la hora, sin embargo dejó su bici en la calle y entró.
Para su suerte Catherine estaba en medio de su descanso. 

- ¡Adivinen, adivinen! -Bonnie se acercó a la mesa, mordiéndose el labio inferior con los dientes para tratar de controlar su sonrisa.

Niall y Cat se giraron sin sorprenderse de verla ahí y ambos fruncieron el ceño.

- ¿Qué pasó? -Preguntó Catherine, sosteniendo la mano de Niall.
- Adivina. -Repitió.
- ¿Viniste a ver la feliz pareja que Cat y yo hacemos? -Preguntó Niall, jugando con ella.
- ¿Te diste cuenta de que soy la mejor amiga que has tenido? -Dijo Cat.
- Son un asco, en serio.
- Ya, jugamos contigo, linda. -Le aseguró el rubio.
- Cierto. - Movió una silla y esperó hasta que Bonnie se sentara- Dinos, ¿Qué te tiene tan emocionada?
- ¡Esto!

La peliverde sacó el diploma de su bolso y se los pasó a sus amigos para que lo vieran. Ambos lo observaron por unos segundos antes de volver la mirada hacia ella y sonreirle.

- Felicidades, Bonnie. Ya eres bienvenida al mundo de los grandes.
- Ahora ya tienes un papel que prueba lo buen fotógrafa que eres.
- ¡Gracias, chicos! -Se levantó sin poder contenerse y los abrazó antes de caerle a besos a ambos- Ya soy toda una profesional.
- Vale, vale, pero deja los besos babosos para otro día. -Dijo Cat entre risas.
- A mi no me molesta.
- Niall, busca tu muerte natural.

El rubio le sonrió a su novia jugetonamente antes de plantarle un tierno beso en los labios. Bonnie regresó a su asiento y sonrió para su interior: Ambos se veían realmente felices.

- Felicidades a ustedes también, sé que los felicité por mensaje y todo, pero no es lo mismo.
- Gracias. -Respondieron los dos.
- Bien, amo pasar tiempo con ustedes pero tengo que irme.
- Oh, vamos tonta, quédate un rato más, aún tengo como doce minutos de descanso.
- ¿A donde vas?
- A la casa, guardaré esto y luego iré a revelar unas fotos. -Guardó su diploma nuevamente en el bolso, se acercó a los asientos de ambos y los abrazó rápidamente antes de salir- Nos vemos después, los quiero.

Niall y Cat alzaron las manos a forma de despedida, despiendose de ella hasta que abandonó el café y se perdió de vista. Bonnie subió nuevamente a su blanca bicicleta, tomó la calle paralela y empezó descender camino a casa. Últimamente no le gustaba quedarse mucho tiempo en casa, prefería estar afuera, en algún sitio que no le trajera tantos recuerdos a la mente. Pero aveces no le quedaba de otra que regresar ahí. De todas maneras se confinaba a su habitación, saliendo solamente a recoger su plato de comida o a charlar un rato con Lulú, y aveces, con Charles. Caroline ya casi no estaba presente en la casa, así como Harry, que no pisaba el lugar así su vida dependiera de ello. Soltó un largo suspiro, botando con el toda sus malas vibras, cruzó a la derecha y se detuvo frente a la casa. Ya que la bicicleta no podía entrar a la casa la cargó hasta el porche con cuidado, depositando la bici allí antes de regresar a la entrada principal. Entró a la casa con la intención de llamar Lulú para hablar un poco con ella, pero unas voces procedentes de la cocina la hicieron callar. ¿Visitas a esa hora?
La curiosidad pudo más con ella que el deseo de ir a su habitación así que se acercó hasta la puerta de la cocina para ver quienes eran los nuevos invitados de Caroline. Casi se cae de espaldas cuando sus ojos se encontraron directamente con los de sus padres.

- ¡Oh, bien, allí estás! - La cara de su madre expresaba una mezcla de decepción, tristeza y en cierta parte alegría de volver a verla- Tu, señorita, regresas con nosotros en el primer vuelo de regreso a California mañana por la mañana. ¿Me estás escuchando? ¿Cómo pudiste engañarnos así a tu padre a mi, ah? ¿No te da vergüenza? ¡Eres una adulta, por el amor de Dios! -Su madre hizo una pausa y retomó el control- Ten tus maletas listas, Bonnie. Mañana te vienes con nosotros, quieras o no. -Hurgó algo en su bolso y lo sacó, entregándoselo en la mano a ella- Te tiñes el cabello hoy mismo, se acabó ésta tontería de tener el cabello del color que te venga en gana. Sí no te vas a comportar como una adulta, entonces dejaré de tratarte como tal. ¿Qué habría hecho sí Vera no me hubiera comentado nada? Gracias al cielo esa criatura me comentó que estabas estudiando arte...

Bonnie sabía que su madre seguía hablando, pero ya no la escuchaba. De repente se sentía vacía, a millones de kilómetros de distancia. Regresaría a casa; sí, pero no de la manera pacifica y tranquila con la que había soñado.

Hippie in troubles. [Harry Styles fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora