Capitulo 3:

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“Una charla de profesor a alumna bastante atípica”

El miércoles por la mañana Bryon, el padre de Aria, se rascó la mata de pelo negro y señalo que se disponía a girar a la izquierda sacando la mano por la ventanilla del Subaru. Los intermitentes habían dejado de funcionar la noche anterior, de modo que pensaba llevar a Aria y Mike a clase del segundo día de curso y dejar el coche en el taller.

--¿Os alegráis de haber vuelto a América, chicos?—Pregunto Byron.

Mike, que estaba sentado al lado de Aria en el asiento de atrás, sonrío.

--América mola—Siguió pulsando frenéticamente los minúsculos botones de la PSP. La consola emitió una pedorreta y Mike enarboló el puño al aire.

El padre de Aria sonrió y cruzó el puente de piedra de un solo sentido, saludando a un vecino que pasaba.

--Pues qué bien. Pero ¿Por qué mola?

-América mola porque tiene lacrosse—Explicó Mike, sin apartar la mirada de la PSP--. Y las tías están más buenas. Y hay un Hooters en King of Prussia.

Aria se rió. Como si Mike hubiera entrado a un Hooters. A menos que…Ay, Dios, ¿Había entrado?

Se estremeció bajo el bolero de alpaca verde lima y observó la densa niebla a través de la ventanilla. Una señora, que llevaba una sudadera roja con capucha con el eslogan: <<Madre moderna del Upper Main Line>>, trataba de impedir que su pastor alemán cruzaba la calle para perseguir una ardilla. En la esquina había dos rubias con sendos carritos de bebé de alta tecnología, cotilleando.

Había una palabra que describía la clase de literatura del día anterior: Brutal. Cuando Ashton farfullo <<Me cago en leche>>, toda la clase se dio la vuelta para mirarla. Hanna Marin, que estaba sentada delante de ella, le preguntó en un cuchicheo audible << ¿Te has acostado con el profesor?>>. Aria consideró durante una fracción de segundo que quizá ella le hubiese mandado el mensaje sobre Ashton; Hanna era una de las pocas personas que sabían de la existencia de Cerdunia. Pero ¿Por qué iba a importarle?

Ashton (Ejem, el señor Irwin) Había puesto fin a las risas de inmediato y había ideado una patética excusa para haber dicho una palabrota en clase. Aria lo citó de memoria: <<Creía que se me había metido una abeja en los pantalones, tenía miedo de que me picara y por eso grite de terror>>.

Cuando a continuación se puso a hablarles de redacciones de cinco párrafos y del temerario del curso, Aria no pudo concentrarse. La abeja que se le había metido en los pantalones era ella. No dejaba de mirar sus ojos lobunos y sus rosados labios caroñosos. Cuando Ashton la miraba por el rabillo del ojo, el corazón de Aria daba saltos mortales y medio desde el trampolín más alto y aterrizaba en su estómago.

Ashton y ella estaban hechos el uno para el otro; Aria lo sabía. ¿Qué más daba que fuera su profesor? Tenía que haber una forma de solucionarlo.

Su padre aparcó ante las puertas de piedra de Rosewood. Aria reparó en un lejano escarabajo Volskswagen vintage de color azul celeste estacionado en el aparcamiento de los profesores. Lo había visto en Snooker’s; era el coche de Ashton. Comprobó el reloj. Mike salió disparado del coche. Aria también abrió la puerta pero su padre le toco el antebrazo.

--Espera un momento—dijo.

--Pero es que tengo que…--Contempló el escarabajo de Ashton con aire nostálgico.

--Solo será un minuto. —Su padre bajó el volumen de la radio. Aria se arrellanó en el asiento--. Pareces un poco…--Meneó la muñeca de un lado a otro, titubeando--¿Te encuentras bien?

Pequeña Mentirosa || a.i ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora