Unas risas nos sobresalta a ambos. Nicolás saca un cuchillo de su cadera y nos pegamos espalda contra espalda, pero... no hay nadie.

La risa se hace mas fuerte y a esta se le unen varias. El cielo se oscurece por completo y extiendo mi brazo derecho.

Creo que aún puedo hacerlo.

Abro la palma de mi mano y cierro los ojos el llamado comienza a flotar y un brillo sobre pasa mis párpados. Abro mis ojos y de mi mano sale la luz blanca, sonrió para mi misma y busco a alguien, el lugar se empieza a llenar de pequeñas luces rosas, si rosas.

Miro por el rabillo del ojo a Nicolás y el baja su cuchillo.

—Son hadas del bosque.—me dice Nicolás. Pongo mas atención a las luces rosas y se pueden ver los pequeños cuerpos con vestidos de colores.

Una de ellas se para en mi hombro, es muy hermosa, sus alas son celestes con destellos rosas y su vestido es del mismo color, su cabello es rubio.

— ¿Donde están las personas que venían en esos autos?—le pregunto.

El hada alza vuelo y se de tiene a dos metros se distancia, varias hadas avanzan y forman una línea.

—Nos están indicando donde están. —me dice Nicolás y me toma de la mano.

Las hadas comienzan avanzar y las comenzamos a seguir, son muy rápidas y comenzamos a correr de tras de ellas con Nicolás.

El brillo de mi mano desaparece y el llamado sigue brillando junto a los lazos, miro mis pies y veo como ellos van desapareciendo debajo de un vestido blanco. El túnel de árboles se comienza a termina y mis ropas son cambiadas por un vestido, Nicolás sigue igual en mi mano libre aparece un violín.

En mis brazos se van extendiendo los lazos hasta pasar por mi cuello y llegar a mi mano izquierda.

Llegamos al final y estamos frente a  las ruinas y Nicolás se voltea a verme, sus ojos se abren inmediatamente.

Busco con la mirada a los demás pero esto esta totalmente vacío, una luz sale del llamado y apunta a una columna, de los lazos también comienzan a salir rayos de luz.

Las hadas se apartan de los rayos y buscan refugio detrás de los árboles y de Nicolás.

—Aleja te.—le ordeno a Nicolás.

El ni si quiera se mueve.

—Nunca.—responde y vuelve su vista hacia el frente, siento como el entrelaza sus dedos con los míos y lo miro por segunda vez. El mantiene sus ojos entrecerrados y mira las columnas, mi respiración se hace mas lenta, algo me dice que avance.

Suelto la mano de Nicolás y camino hasta las columnas, mas rayos comienzan a salir de mi cuerpo iluminando el lugar por completo. Un fuerte viento empieza a soplar.

~Toca~

Esa es la voz de... ¿mi madre?

Mis pies empiezan a caminar solos hasta una columna que aún sigue en pie, mi mano derecha pone el violín en mi hombro izquierdo. Y automáticamente mis dedos comienzan a moverse por las cuerdas mi cuerpo se mueve solo no tengo el control pero algo me ínsita a seguir tocando prácticamente me obliga.

Las columnas se comienzan armar solas.

¿Que carajos?

El olimpo se comienza a reconstruir al son de la melodía. Finalizo y dejo caer el violín, me siento débil. Pongo mis manos en una columna para sostenerme pero fallo y caigo.

Transcendence la Profecía(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora