- No profesor. Buenas noches.

Cuando llegaste a la sala común, faltaban quince minutos para la media noche. La habitación estaba vacía con excepción de Harry, Ron y Hermione. Quienes se quejaban de las ventas de Fred y George.

- Creí que estabas en tu habitación... ¡Estas toda sudada! – exclamo Harry cuando te sentaste a un lado.

- Estuve haciendo ejercicio. – te excusaste. – Deberías empezar, no solo utilizar magia.

- No es mala idea. – concordó Hermione.

- ¿Qué paso con los gemelos?

- Te perdiste un gran show. – hablo Ron emocionado con un par de caramelos en la boca. – Mostraron sus nuevas pastillas vomitivas y las que te lo curan. Realmente arrasaron, ¡ya tienen un montón de pedidos!

Sonreíste, feliz de que el emprendimiento de tus amigos estuviera dando frutos.

- Podría cómprales un par. – reíste. – No estaría mal saltarse DCAO.

- ____. – reprocho tu amiga que ahora ataba su pelo en una coleta. – No les aplaudas, no deberían estar usando Hogwarts como punto de venta.

- ¿Por qué no los detienes entonces? – pregunto Harry. - ¿Te estas ablandando?

- ¡Claro que no! Pero hasta que no los vea vender frente a mi no puedo pararlos, por ahora solo están promoviendo.

- ¡Sirius! – exclamó Ron.

La desaliñada cabeza negra de Sirius se encontraba en el fuego.

- Hola. -saludó, sonriendo abiertamente.

- Hola. – dijieron todos a la vez arrodillados sobre la alfombra e inclinados sobre el fuego. Harry y tu especialmente emocionados.

- ¿Cómo están las cosas? - preguntó Sirius. -No muy bien-respondió Harry. - El Ministerio nos ha forzado a pasar por otro decreto, según el cual no se nos permite tener equipo de Quidditch.

- ¿O grupos secretos de Defensa Contra las Artes Oscuras? - apuntó Sirius.

- Si. – dijiste comenzando a enojarte nuevamente.

- ¿Cómo supiste eso? - demandó Harry.

- Debes elegir tus sitios de reunión con más cuidado-respondió Sirius sonriendo aún más ampliamente-.¿El Cabeza de Cerdo?

- Era mejor que Las Tres Escobas - se defendió Hermione-, que siempre está apiñado de personas.

- Lo cual quiere decir que hubiera sido más difícil oírlos sin intención-acotó Sirius-. Tienes mucho que aprender, Hermione.

- ¿Quién nos escuchó? - exigió Harry. -Mundungus, claro, y cuando vio que todos lucían perplejos se echó a reír. Siempre anda disfrazado de bruja en los bares para ver si escucha algo interesante.

- ¿Ese era Mundungus? - preguntaste asombrada. -.¿Qué estaba haciendo en La Cabeza De Cerdo?

- ¿Qué crees que estaba haciendo? -contestó Sirius impaciente- Vigilándote, por supuesto.

- ¿Todavía nos están siguiendo? -preguntó Harry enfurecido.

- Sí, así es. -afirmó Sirius-. Y menos mal, ¿verdad?, si lo primero que haces en tu fin de semana libre es organizar un grupo ilegal de defensa.

Brave /Draco Malfoy/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora