Décimo octavo.

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"Y es por eso que un pulso electromagnético podría quemar la caja de transistores del KC-46 es menos de treinta segundos." 

Todos me miraron confundidos.

 "Bueno, creo que esta clase es un poco pesada así que mejor dejemoslo aquí, vayan a almorzar."
 

Todos suspiraron levantando sus cosas, tratando de salir de ese lugar lo  más rápido posible.

Excepto Zea. Ella se acercó con sus cosas a mí, y me miró realmente preocupada, logrando que las pequeñas arrugas alrededor de sus ojos, haciéndola parecer tan frágil. Tan bonita.
 
 
 "¿Justin? De verdad no comprendo esta clase, y he estudiado muchísimo, lo prometo. Y realmente ya no se que hacer para, por lo menos, tratar de comprender que es lo que no comprendo"

"Zea, puedo asegurarte que eres la mejor de todos aquí, no tienes que dudar ni por un segundo de tu capacidad"
 

Ella bajó la cabeza.

"El comandante vino ayer" Susurró

"Él dijo que no estaba viendo ningún progreso en mí, y que sus amigos le dijeron que me sacase del ejército, pero, ¿él no puede hacer eso o sí Justin?" Dijo de repente alarmada.

"No quiero irme, me gusta estar aquí y he entrenado duro, lo juro" Suplicó con los ojos llorosos.

 
Mi corazón se rompió.

"Sígueme" Ella asintió y me siguió fuera del hangar, pasamos por las cabañas viendo a todos reír y gastarse bromas, por la cafetería hasta la oficina.

Abrí la puerta y la deje pasar. Ella necesitaba mucho más de lo que nunca le habían dado. Y Dios sabía que yo quería ser parte de eso.

"Siéntate" Le señalé mi cama. Ella lo hizo sin pestañear.

 
Saqué la caja pesada que había llegado ayer. Agarré un corta plumas y la abrí de punta a punta. Saqué folios, carpetas y revistas con lo más nuevo de aviación militar. Pero encontré al fondo lo que necesitaba.

"Ven, quiero que veas esto conmigo" Le dije entusiasmado.

Agarre la carpeta amarilla con Puntuación escrita en negritas.

Se lo pasé. Me miró confundida. 

"Busca tu nombre"

 
Ella me miró por unos segundos, luego abrió la carpeta buscando lo que se suponían eran sus resultados.

Zea Tieszen - 208

"¿Qué quiere decir?"

"En total tuviste un puntaje de 208 de 210, eres el puntaje más alto de ciento cincuenta cadetes, señorita. Y eso debe ser más que suficiente para que te des cuenta de que nada ni nadie puede quitarte lo que tienes allá arriba" Señalé su cabeza.

"Y aún así, unos tontos puntos no definen tu capacidad, nunca lo harán. Tu debes demostrar al mundo con tu gran corazón y decisión que eres capaz de lo que sea. Siempre lo has sido Zea."

"Y eso es lo que más me gusta de ti"

Zea estaba en silencio. No me miraba y eso me ponía nervioso.

"Serás transferida a Washington, pasarás al escuadrón especial."

Ella alzó la mirada.

"¿Qué?" Susurró tirando de las sábanas.

"Este puntaje te habilita no solo a a ingresar al comando de aviación si no que también te permite formar parte del escuadrón especial." Se notaba tan confundida.

"No entiendo, ¿a dónde quieres llegar?"

"El escuadrón especial es un equipo preparado para atentados o emergencias nacionales, si vas a Washington, tendrás un pequeño curso para obtener la licencia de vuelo, y probablemente serás preparada para ser piloto de bombarderos o aviones similares, es un gran paso para ti Zea, aún no lo he anunciado, pero quería que lo supieses de antemano".

"¿Estarás ahí?" Suelta las sábanas para agarrarme la mano.

"No lo sé..." Susurro.

La miro, su seño fruncido me lleva a pensar. ¿Estaré ahí? ¿La podré ver cumpliendo sus sueños?

Se acerca a mí.

Siento el aire pesado.

"Quiero que estes allí" Dice.

Ella se acerca a mis labios, dudosa. Me acerco también. Mi mano corre por la extensión de su brazo, terminando ahí, en su cuello, donde recuerdo le gustaba ser besada.

Ella recorre el ultimo espacio que nos separaba. Me besa. Despacio. Tímida. Curiosa.

No hago nada. Me gustaría que ella pudiese descubrir que es lo quiere, lo que quiero, queremos.

Rodea con sus brazos mis hombros.

"Sabes... ni siquiera he visto un beso de película." Ríe. Río.

"¿Jamás viste titanic?"

"Em, no, supongo que es una película romántica, ¿no?"

"Yo diría más trágica, pero si, también romántica."

"Justin, quiero aprender."

La miro. Me mira los labios. Demonios.

La agarro fuerte, nos volvemos a pegar. La beso.

Suave al principio, indagando. Muevo mis manos a sus cachetes. Está sonrojada, su piel se siente acalorada.

Muevo mis labios a su garganta. Su piel bronceada por el sol árido de Carolina del Norte se siente como un vaso de agua fría para mí, un forajido caminante del desierto.

Ella también mueve sus labios hacia mi garganta, pero se detiene en el ángulo de la mandíbula, acaricia, deja pequeños besos. Se me eriza la piel al sentir su aliento sobre mi pulso.

Su timidez mezclada con curiosidad solo hace que mi mente se nuble aun más. La quiero tanto.

Pero sé que no es el momento, no ahora, no así, no aquí.

Me separo.

"Zea, no ahora".

Me mira confundida.

"Está bien, ¿te veré luego?" Pregunta al verme caminar hacia la puerta.

"Así es"

Así que me da un último beso, y sale por la puerta.

Trato con todad mis fuerzas no seguirla, pero sé que desde ahora,es solo ella la que deberá forjar su futuro, pero más que nada, solo deseo formar parte de su progreso.

Salgo de la habitación con todos los papeles, llegando a la oficina del teniente, donde le muestro los resultados de los exámenes.

Solo 10 son los afortunados elegidos para formar parte del escuadrón especial.

Zea, Arthur, Matthew y otros compañeros que ni de lejos obtuvieron el puntaje mayor que Zea logró.

Estaba tan orgulloso.

Y tan feliz. El teniente me acaba de decir que seria el tutor del escuadrón. Podría ir con ella.

Iría con ella, a donde fuera que iba.

Por que se lo prometí,y nada ni nadie me lo iba a impedir.

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⏰ Última actualización: Aug 21, 2019 ⏰

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