Chapitre 9.

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Era muy temprano por la mañana, Vladimir podía saberlo por la pequeñísima línea de luz que entraba por debajo de la puerta.

Llevaba noches enteras sin dormir, tan preocupado por Gerard, su piel se erizaba de tan sólo pensar en todo lo que podría estar sufriendo su pequeño hermano en ese preciso momento.

Margaret no se levantaba de la cama más que para ir al baño, llevaba varios días sin comer.

Y la casa parecía incluso más marchita y lúgubre sin Gerard haciendo ruido a cada instante.

Vladimir mordía sus labios mientras pasaba con desesperación las manos por su cabello. Veía la puerta, veía las ventanas y se preguntaba quién sería capaz de alejar a Gerard de su familia. A Gerard que no era más que amabilidad e inocencia.

Lágrimas escaparon de sus ojos.

Nunca se había sentido tan solo.

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Frank estaba viendo una película romantica con Gerard en el sofá. Por primera vez Gerard no estaba en el roidisimo colchón que tanto añoraba lavar.

Y la película incluso era buena, como las que Margaret veía. A Gerard le entristecía un poco la cara de fastidio de Frank cada que decían algo particularmente cursi en la película pero al menos no había decidido cambiar de canal.

En medio de la película Frank lo tomó de la mano y Gerard se convirtió en una masa hecha de nervios, sus manos comenzaron a sudar y sintió tanto temor de que Frank lo soltara.

A penas si podía verlo en su vista periférica, pero no parecía importarle lo húmeda que estaba su mano o los ligeros temblores que tenía cada tanto.

Feliz no era palabra suficiente para describir lo que sentía.

De a poco, olvidó lo mucho que soñaba con la libertad y con vergüenza tenía que admitir que más de una vez intentó fingir que su madre y Vladimir no existían.

Que su vida empezaba y terminaba en Frank, en lo amargo de sus palabras y el dulce de sus labios. Que ir afuera sólo acarreaba problemas, que sólo te exponía al peligro y ¿para qué arriesgarse? ¿Para qué intentarlo de nuevo?

Llevó la mano de Frank a su rostro y restregó su mejilla en ella, tan falto de cariño y tan necesitado de atención.

Frank sólo rió y fue por una cerveza a la heladera. Sólo quedaban 3, tendría que ir a robar algunas a la tienda muy pronto y sólo pensar en eso lo fatigaba.

No podía recordar cuándo fue la última vez que bebió agua y no cerveza o ron barato. Esperaba tanto que haber conseguido a un Way de verdad valiera la pena.

El niño era precioso en los ojos de Frank, con sus ojitos verdes y su piel tan suave pero ninguna mirada, ninguna piel podría compararse con pertenecer. No podía evitar sentir un deje de culpa al recordar cómo terminaría Gerard, rogaba que todo valiera la pena.

Y mientras Gerard estaba en sus manos, al menos, podría sacar provecho de la situación. Sería una tristeza no volver a ver sus ojos pero mayor tristeza sería saber que se fue sin ser suyo.

Gerard suspiró con una sonrisa en los labios cuando los protagonista de la película finalmente se casaron. Y recordó que Ryan le dijo que Frank iba a pedirle matrimonio, ¡incluso preguntó si Margaret iría!

Gerard nunca se había sentido tan feliz.
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St. Mort era un pueblo pequeño, todos conocían a todos. Todos sabían el negocio de todos.

St. Mort [frerard, ryden]Where stories live. Discover now