Lo que se siente vivir engañado.

15 1 0
                                    

Dentro de aquel sobre había varios documentos; saqué uno para ver su contenido.
Leí lo que tenía escrito.

-No lo puedo creer...-Dije sorprendida.

El primer documento que leí, era un contrato del gobierno, firmado por mi propio padre.
Realmente había cosas que no sabía de él... Me ocultó muchas cosas. Realmente no sabía cómo sentirme al respecto...
Nunca pensé que mi padre fuese un agente especial del gobierno coreano... ¡Mierda! No sé qué pensar de todo esto.
En el contrato decía que por sus manos iban a pasar documentos confidenciales muy importantes, y que si decía algo al respecto de su trabajo, nunca saldría de prisión.

Leí el siguiente documento aún en shock, eran los papeles del matrimonio de mi padre y esa horrible mujer. No noté nada raro hasta que volteé la hoja. Atrás parecía que alguien hubiese escrito algo, pero con un bolígrafo sin tinta. Se veían algunas partes marcadas en el papel.

—¿Tinta invisible?—Me pregunté en voz alta.

¿Cómo carajos iba a descifrar el mensaje si no tengo las herramientas necesarias?

...En ese momento me sentí realmente estúpida, ¡para eso es el dinero!
Ahora el problema es que no sé donde comprar esas cosas.

Revisé el último documento, al parecer eran horarios, pero ¿de quién? ¿para qué? También venían sus respectivas fechas, unas eran de años en los cuales yo aún no nacía.

—¿Qué podrá significar todo esto?— No podía evitar preguntarme eso en voz alta.

Guardé todos los documentos en el sobre y cuando ya me levantaba de mi asiento noté que alguien me miraba. Era un hombre encapuchado que se sentó en la mesa de enfrente mío.

En ese momento recordé lo que decía aquella nota; mi vida ahora peligraba.
Inmediatamente sentí cómo mi pulso se aceleraba.

Tomé mis cosas y rápidamente me dirigí hacia la salida.

Sentí inmediatamente que aquel hombre comenzaba a seguirme.
Así que, me puse la capucha, me mezclé entre la gente y logré correr hasta mi casa.

Creí haberlo perdido, pero, justamente cuando iba entrando mi casa, escuché el ruido de una cámara fotográfica. Inmediatamente me giré hacia la dirección del sonido y ahí estaba aquel hombre.
Parecía joven, de unos 23 años aproximadamente. Extrañamente se me hacía familiar, no recuerdo en dónde lo había visto...

—Aghh, ahora tendré que mudarme...—Dije en voz alta con frustración.

Guardé el sobre con los documentos donde nadie pudiese encontrarlos.

—Me pregunto a dónde se fue esa maldita bruja...—Dije con cansancio.

Mientras maldecía a esa horrible mujer, alguien tocó el timbre.

-—¿Quién es?—Pregunté con la voz temblorosa.

Al no obtener respuesta y al estar llena de miedo por la nota, tomé un cuchillo de la cocina y me dirigí hacia la puerta.
Al abrirla me di cuenta de que era Tae Min.

—¿Qué haces aquí?—Dije algo aliviada.
—¿Puedo pasar?—Dijo con con la voz temblorosa.

No lo había visto completamente, pero cuando lo escuché hablar, directamente lo miré de pies a cabeza; estaba cubierto de sangre y tenía en su rostro una expresión de terror.

—¡Tae! ¿Qué sucedió?—Dije asustada.
—A-ayúdame por favor —Dijo tartamudeando.
—Tae, ¿qué pasó? Pasa.—Le dije mientras le tomaba del brazo para hacerlo entrar.

—Y-yo... Creo que... Creo que maté a alguien...—Dijo muy asustado.
—¡¿QUÉ?!—Grité.
—¡Maté a mi padre, Victoria! ¡A MI PROPIO PADRE!—Gritaba mientras lloraba.
—¿Qué has hecho? ¿Por qué lo hiciste?—Dije algo enojada.
—¡El hijo de puta nos iba a matar a mi madre y a mi!—Dijo muy furioso.
—¿Qué?—Dije confundida.
—Hay algo que no sabes...—Dijo más calmado.

De repente se hizo un silencio incómodo.

—Yo... Yo tenía una hermana, nunca hablo de ella y tampoco nadie en la escuela sabe de ella porque.... Porque algo sucedió hace muchos años.—Dijo con nostalgia.
—Sí, vengo de familia rica, pero... Hay veces que estamos en bancarrota y mis padres hacen lo posible para salir adelante.
Pero un día no había forma de salir de los problemas... Así que, mi padre recordó que tenía un seguro de vida por mi hermana de demasiado dinero.
¿Sabes cuánto dolió ver a mi pobre hermanita convulsionándose en el piso por haberse envenenado? ¿Sabes qué tan doloroso es para mí saber la verdad 10 años después?
Ese hijo de perra asesinó a mi hermana por unas cuantas monedas. Y ahora, planeaba hacer lo mismo con mi madre....
Hoy vi que intentó cortar los frenos de su auto, pero, me vio he intentó matarme, ¡no tuve otra opción!—Dijo mientras sus ojos se volvían a inundar de lágrimas.
—Le salvaste la vida a tu madre, lo mataste por defensa propia, no es tu culpa.—Le dije para tranquilizarlo.
—Déjame vivir contigo.—Dijo mientras se hincaba.
—¿Qué?—Dije frunciendo el ceño.
—Por favor, no puedo seguir viviendo en ésa casa. Hasta ahora nadie sabe dónde está su cuerpo, y siento que no tengo el derecho de quedarme ahí después de lo que hice... Te lo suplico.—Dijo haciendo una reverencia.
—Y-yo...—Dije indecisa.
—Está bien... Puedes quedarte.—Dije con pena.

No puedo decirle que aquí también está inseguro... ¡Mierda! ¿Por qué me pasa esto a mí?

—Puedes dormir en el sofá.—Le dije mientras le aventaba una manta con una almohada.
—Pero yo quiero dormir contigo, abrazados, como la última vez.—Dijo con una sonrisa picarona.

No sé cómo le hace para bromear en éste tipo de situaciones...
Él ha sufrido mucho, creo que lo he juzgado mal. Rayos, ahora me siento mal por él.
Aunque a decir verdad, su compañía es agradable; todos en la escuela lo conocen como el chico serio de buenas notas, pero ahora que lo he conocido mejor, es como un niño pequeño, es lindo... Me alegra mucho que me tenga tanta confianza como para mostrarme ese lado que nadie conoce de él.

—¿Qué te gustaría cen-...?—Pregunté mientras me interrumpía el sonido de una de las ventana quebrándose por un balazo.

—¿¡Pero qué mier-!?—Dijo Tae sorprendido.

No lo puedo creer, ¡alguien se había metido a la casa con un arma!

—¡Escóndete!—Me susurró Tae mientras se agachaba.
—¡Por aquí, rápido!—Señaló hacia el armario.

Estoy muerta del miedo, estoy sudando y con el corazón a mil por hora.

—Tengo miedo—Le susurré a Tae.

En ese momento escuchamos el sonido de un teléfono y en seguida a alguien respondiendo.

—Sí, señor Han, ya estoy dentro, ¿en dónde debo buscar primero? ¿Seguro? Aghh... Entiendo, hay 500 000 dólares en ese sobre, ¿cierto? Muy bien, hasta luego.—Colgó el teléfono aquel hombre.

¡Mierda! Creo que era el tipo que me seguía cuando salí de la cafetería.

Pero... ¿Señor Han?

—¿Conoces a alguien que se apellido Han?—Susurró Tae confundido.
—... Sí.—Le respondí aún en estado de shock.
—Él es...—Dije pensativa.

My dear princeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora