Como un niño.

29 1 5
                                    

Cuando desperté estaba en la enfermería. Él estaba a mi lado... Parecía muy preocupado.

Cuando vio que desperté se acercó a mi.

—¿Estás bien?— Dijo con preocupación.
—¿Dónde estoy?, ¿Qué pasó?— Pregunté con un nudo en la garganta.
—Tu... ¿Realmente ibas a hacerlo?— Dijo con seriedad.
—Yo... No tengo nada ¿sabes? Mis padres están muertos, no tengo amigos, todas las personas creen que sólo estorbo en un país del cual ni siquiera soy.— Dije con voz baja y lentamente.
—No te preocupes, me tienes a mi.— Dijo sonriendo.
—¿Hablas en serio? Después de haberme tratado como basura, ¿te atreves a decir eso?— Dije molesta.
—Lo siento, en serio, no sabía por lo que estabas pasando.— Dijo arrepentido.
—Da igual, no necesito tu compasión— Dije mientras intentaba pararme.
—No, necesitas descansar, ahora vuelvo.— Dijo con una sonrisa en su rostro.
—Mejor no vuelvas— Dije susurrando.

Pasaron 2 horas y pude irme. Cuando iba saliendo, Ahn me detuvo.

—¿Crees que vas a irte sola?— Dijo con alegría.
—¿Qué? ¿Vas a acompañarme? — Fije con sarcasmo.
—Si, ¿te molesta?— Dijo frunciendo el ceño.
—Pues la verda-...—Me detuve antes de terminar la frase.

Él me salvó de cometer un error... Lo menos que podía hacer era aceptar un poco de su "amabilidad". La verdad, estaba agradecida con él, yo aún no me puedo ir...

—¿La verdad qué?— Dijo confundido.
—Nada, vamos.— Dije tratando de sonreír.

Llegamos a mi casa, y como de costumbre, mi madrastra no estaba. Era mejor así.

—¿Vives sola?— Preguntó
—Eso me gustaría, pero vivo con una mujer la cual no tiene nada que ver conmigo. — Dije enojada.
—Bueno, adiós y gracias. — Dije dejando atrás mi orgullo.
—¿Sabías que es de mala educación no invitar a una persona que te salvó la vida a entrar?— Dijo con una gran sonrisa.
—Hmf... Pasa.— Realmente no pude decirle que no.

Cuando entramos a mi casa lo invité a sentarse en el sofá.

—Quieres... ¿Quieres una taza de té o café?— Le pregunté mientras me dirigía a la cocina.
—No te molestes... Pero, eres muy amable, gracias. — Dijo sonriendo.

Durante todo el día estuvo lloviendo, era un día realmente hermoso.
Seguimos conversando durante un buen rato... No sé si la persona agradable que me estaba mostrando de él era real ó una simple máscara...

Pasaron las horas y la lluvia sólo se intensificó.

—Mmm... Que mal, con esta lluvia no se puede volver a casa— Dijo con inocencia.
—Es verdad, pero así es mejor, espero que no pueda volver esa arpía.— No había captado el mensaje, me ví muy tonta.
—¡Oh! Tienes razón, es mejor.— Dijo con insinuación.
—Si... Oye, espera, ¡¿QUÉ?! No, no vas a quedarte aquí, no quiero dormir sabiendo que estás aquí. —Dije realmente enojada.
—¿Por qué no? ¿Vas a dejar que me vaya con esta tormenta? — Dijo haciendo una cara adorable.

Sinceramente me dio mucha lástima...

—¡Ah! Está bien, pero si haces algo raro te juro que te quedas sin hijos y despertarás en China.— Dije amenazándolo.
—Jajaja... Habría que probar — Dijo con una sonrisa maliciosa.

Pasaron las horas y la lluvia nunca se calmó... En serio esperaba un milagro para que no se quedara.

—Duerme en el piso.— Le dije mientras arrojaba unas mantas al lado de mi cama.
—¿Crees que voy a dormir en el piso? — Dijo ofendido.
—Soy un invitado muy importante, así que, sé cortés y déjame dormir en tu cama.—Dijo sonriendo.
—¿Crees que voy a dormir contigo? ¡Estás loco!— Dije enojada.
—¡Claro que no! Tu dormirás en en el piso.— Dijo con malicia.

Me resigné y lo dejé dormir en mi cama... Maldito loco.

—¡Hey!— Gritó.
—¿Qué quieres? ¡Déjame dormir!— Dije enojada y cansada.
—Necesito dormir con alguien.— Dijo con inocencia.
—Ni lo pienses maldito loco.— Le dije mientras le arrojaba una almohada.

Al parecer la almohada nunca lo golpeó. Pero... Sentí como se paró y me cargó a la fuerza hasta mi cama.

—¡HEY! ¡Suéltame pervertido!— Le grité enojada.

Me puso sobre la cama con delicadeza e inmediatamente me rodeó con sus brazos.
Traté de zafarme de él, pero fue inútil.

—Entre más luches, menos te dejaré ir.— Dijo cerrando los ojos y sonriendo.

No me quedó de otra que dormir con él... Por mi mente sólo rondó un pensamiento... Adiós a llegar virgen a los 20.
Tenía una gran sonrisa en su rostro... Parecía un niño pequeño abrazando a su oso de peluche... Se veía realmente adorable.
Después de mirarlo por algunos minutos, me quedé dormida.

Jamás me imaginé que un chico con apariencia tan fría fuese tan blando...

My dear princeWhere stories live. Discover now