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Erik veía atentamente a Erin mientras esta lavaba los platos del desayuno, el había insistido en ayudarle pero ella se negó. Así que el se limito a mirar cada movimiento, cada gesto, cada manía. Pensaba que tenía un cabello precioso y de un color particularmente extraño: azabache, negro como la noche pero con destellos rojizos ¿tenía eso sentido? Erik sonrió para sus adentros y acomodo la barbilla en sus brazos cruzados sobre la mesa. 

-Todo en ti me parece conocido, ahora que lo pienso bien.

Erin tan sólo negó con la cabeza mientras se secaba las manos con una toalla de cocina.

-¿Me acompañarás por mi esmoquin?

-Si quieres -la chica se encogió de hombros.

-Bien, pues vamos.

Salieron juntos por la puerta trasera y así mismo cruzaron el jardín. El cielo que había permanecido resplandeciente por mucho tiempo comenzaba a nublarse. Erin lo observó atentamente y lanzó un suspiro al cielo.

-Parece que el invierno esta cerca -comentó Erik viendo al cielo también.

-Apenas es octubre -Erin lanzó una risita.

-Bueno en tres días más es noviembre -alegó el chico.

-Cierto, ha pasado ya mucho tiempo -Erin suspiró.

Erik notó un matiz de tristeza en su voz.

-Espero la primera nevada con ansias -confesó Erik.

-Tal vez este año no haya tal cosa, lo vi en las noticias -comentó Erin.

-Lo se -Erik asintió-. Pero la espero, espero la nevada y la espero a ella.

Erin tragó saliva con fuerza.

-¿A quién? ¿A la chica que no puedes recordar?

Erik solo asintió lentamente y después se aclaró la garganta.

-Se que ese día la recordaré, que lo recordaré todo. Y estará bien.

-¿Cómo lo sabes?

-Ella me lo prometió. 

-¿Crees en su palabra?

-Ciegamente.

Erin se metió las manos a los bolsos del suéter para que el no notara que estaban temblando con fuerza. ¿Qué pasaría si la evada llegaba antes de su partida?

Yo ya no pertenezco a su mundo, pensó, yo no soy más la reina de ojos azules. Si me mantengo cerca sólo empeoraré las cosas. Ahora mismo parece que están bien.

Miraba atentamente a Erik mientras se sumergía en sus pensamientos, de pronto Erik se giró a ella.

-¿Has dicho algo?

Erin negó confundida.

Decidió cambiar de tema.

-¿Por qué este año han demorado más en hacer el baile de bienvenida? -le preguntó Erin aventando una piedrecilla que se cruzaba en su camino.

-Elizabeth y Estefa insistieron en juntarlo con el de Halloween.

-¿Eso quiere decir..?

-Eso quiere decir -respondió Erik-, que además del antifaz deberás ir disfrazado.

-Lena no me explicó la temática -se quejó Erin.

-¿Te habrías negado? -el chico enarcó una ceja.

-Probablemente -Erin se rió.

-Ve por lo básico -sugirió Erik.

-¿Princesas?

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