Inframundos

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«Vamos Phoe, tú puedes»

Nicolás.

«Está muy inquieta»

Esa es la voz de Casandra.

«Ella puede salir, seque puede»

Siento una presión en mi mano y sé que es él, porque lo siento en mí corazón.

«La barrera es muy fuerte, me sorprende que la esté cruzando»

La voz de Casandra se nota más cerca.

Y abro los ojos de en par en par, todo está un poco borroso.

—Volvió. —dice Casandra claramente aliviada.

Mi visión se aclara y junto a mi están Nicolás y Casandra, estoy acostada en el césped de un área de picnic del parque.

Miro mi mano enlazada con la de Nicolás e inconscientemente sonrió, el me hala hacia adelante y me impulso sentándome  en el mismo lugar. Mi cabeza me da vueltas...

¿Qué pasó? Lo miro y se ve angustiado. ¿Me desmaye?

— ¿Que me sucedió?—le pregunto a ambos.

—Caíste en un sueño y los lazos comenzaron a brillar al igual que tu tobillo y el llamado. Eso solo pasa cuando pasas alguna barrera en la mente de alguien. —me explica Nicolás.

— ¿Paso la barrera en la mente de alguien?

Estoy totalmente confundida.

—Sí, veraz... —empieza Casandra. —la transcendencia te da una habilidad muy útil, que es pasar la barrera en la mente de los demás, ya sea por medio de sueños o de recuerdos.

 Pase una barrera una vez, cuando era niña. Así era como observaba a Azael, pero... he vuelto a pasar otra, la de Megan.

Bien, primero de mi mano salía una luz, luego mi visión cambio junto a esta pude detener los objetos en movimientos y cambiar de paisaje por medio del violín.

 Yo no tengo límites, ella está en su propio inframundo. La tengo que sacar.

 Una sonrisa se implanta en mi cara.

— ¿Te sientes bien?—me pregunta Nicolás y asiento. El me da su mano y me ayuda a ponerme de pie.

— ¿Donde esta Anthea?—miro hacia todos lados pero no la encuentro.

—Esta con Vincent y Karen en el auto. José, Valent, Bastian y Jeremmy están cerca de las ruinas del olimpo.

— ¿Porque sonríes?—me pregunta Casandra.

— ¿Saben de alguien que tenga pergaminos o algo por el estilo?—les preguntas a ambos, los dos se miran y fruncen el ceño. Nicolás me comienza tocar la frente.

— ¿Te sientes bien?

—Sí, ahora contesten mi pregunta.

—Si. —dicen los dos al mismo tiempo.

—Tengo que ir con esa persona, ahora. —comienzo a seguir las señales de salida.

Los dos comienzan a seguirme.

— ¿Se puede saber para qué?—dice Casandra. La volteo a ver.

—Tengo que hacerle una pregunta, será mejor que tú vayas con Vincent y Anthea a las ruinas, yo iré con Nicolás. Así ganaremos tiempo.

—Phoe yo no puedo despejar sus mentes, eso solo puedes hacerlo tú. —dice ella, me muerdo el labio y miro el cielo azul con nubes gris.

 Ella tiene razón, para tratar de convencer a los demás vigilantes debo de despejar sus mentes.

Transcendence la Profecía(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora