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Observabas a Hae Soo inclinada sobre el váter, en un cúmulo de arcadas y lágrimas al final de la noche. Tu mejor amiga de la infancia se había convertido en una mujer fuerte, inteligente y letalmente atractiva. Un auténtico diez en todos los aspectos, cuando tú eras un tres y medio. Pero no te importaba.

Todo en lo que podías pensar en ese momento era en cuánto deseabas asesinar al motivo de sus lágrimas, un desgraciado que se hacía llamar Park Jimin.





Hae Soo había estado enamorada de Jimin desde la secundaria, el mismo tiempo en el que tú te diste cuenta de que estabas enamorada de tu mejor amiga Hae Soo.

Fue una etapa oscura y confusa y sentiste mucho miedo y vergüenza de ti misma. Pero eventualmente, comenzaste a aceptar tu papel en la historia: ser la amiga platónicamente enamorada.

Nunca olvidarías el día en el que esa verdad te atravesó como una flecha envenenada. Era 14 de Febrero de 2013 y tu rostro era un cuadro al darte cuenta de que, por primera vez, había algo para ti en tu taquilla. Pensaste que se trataría de un error. Alguien se había tomado la molestia de forzar la cerradura equivocada.

Sin embargo, los regalos eran demasiado precisos. Sólo había alguien que te conocía tanto. Sólo había alguien capaz de saber cuánto amabas a Frank Sinatra y que tu película favorita era Casablanca. Alguien que supiese que odiabas los perfumes pero te gustaba la esencia de vainilla y que el único dulce que te agradaba era el Bounty de coco.

Aquel día tu corazón latía tan rápido que iba a salirse de tu pecho. Pero Hae Soo sólo tenía una expresión confusa para ti.

—Lo...lo siento—Había dicho, bajando la cabeza con pena —No fui yo quien te compró esas cosas. Siento que te hayas confundido...

No recordabas haberte sentido con tantas ganas de desaparecer de la faz de la Tierra como en aquel momento.

Con los años, te resignaste a pensar que sólo fue una broma de mal gusto de tu amiga.

Quizá ella sólo pretendía hacerte sentir mejor, consolarte por no recibir nunca nada en San Valentín, pero se había sentido acorralada ante tu efusiva reacción.

Sea como sea, te hiciste la promesa de no volver a molestar a Hae con tus sentimientos. Si querías conservar a tu mejor amiga, debías enterrar tu amor.

Y eso hiciste, hasta el verano de 2014.

Era una noche larga, en la que celebrabais haber terminado finalmente el curso. El lugar era barato y odiabas la música y a la mayoría de tus compañeros, pero Hae se veía tan feliz y adorablemente borracha que no podías irte a casa hasta no acompañarla primero.

—Hae deberiamos irn...!

—¿Anne?

—¿Sí?

—Estaba celosa.

Parpadeaste sin entender de qué hablaba.

—¿Qué...?

—El año pasado, en San Valentín. Te evité las dos semanas siguientes porque estaba celosa de que alguien te hubiese regalado algo tan perfecto para ti. De que alguien te conociera más que yo.

Aquello rompía tus esquemas. No sólo porque tú pensabas que había sido Hae la del regalo, sino por la confesión implícita que aquello conllevaba.

—Estaba celosa y enfadada contigo por no contarme quién fue. Lo siento.

—Es...está bien.— Tu corazón se iba a salir de tu pecho cualquier momento.

love & karma ;; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora