Capítulo 10. ♡

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—¡No lo puedo creer!—gritó, dejando a todos en el cuarto desconcertados.—He vuelto a ganar.

Adrián se había vuelto un obsesionado con el poker en línea y últimamente le estaba yendo muy bien en las partidas, dinero rápido.

—He encontrado algo—habló Ricky en una esquina del cuarto.

Fawad dejó el vaso que sostenía encima del escritorio y se acercó. Se había pasado los últimos días buscando pistas sobre los últimos encuentros.

—Pude rastrear el vehículo de aquella vez y resulta que el dueño es nada más y nada menos que Marcus D' Cruz.

Los D' Cruz habían viajado a Turquía con el fin de expandir su mercado, misión que se le ha estado resultando difícil ya que el territorio esta siendo ocupado por Fawad. Y él no lo perdería.

—Pensé que se habían rendido—murmuró el mayor de los Khan.

—Al parecer no, y ya han interrumpido varias entregas, no sólo a nosotros, también a algunos mercados menores.

—Creo que deberíamos enseñarles las reglas, al parecer ya las olvidaron.—Fawad caminó hasta el escritorio y se bebió todo el contenido del vaso que había dejado minutos atrás, de un trago.—Andando.

—Extrañaba esto.—Adrián sonrió mientras salía junto a Fawad.

Bajaron las escaleras y salieron por la puerta de atrás, a lo lejos vio a Sonam pero ni se inmutó, siguió su camino hasta el carro de Ricky.

La adrenalina corría por sus venas cómo si fuera su agua de vida. Había pasado mucho tiempo desde que no se sentía así, esta noche estaba dispuesto a lo que sea. Ellos se habían metido en su territorio a pesar de todas las advertencias.

Condujo hasta la residencia de Marcus lo más rápido que pudo. No sabía si estuviera allí, pero era la opción más probable. Al llegar, estacionó el auto una casa antes de la de los D' Cruz y caminó hasta enfrente, era extraño que no tuvieran hombre cuidando la residencia, o que no tuvieran puertas cuidando la entrada al jardín.

Era una casa, igual que las demás. Tal vez querían brindar esa imagen cálida y simpática, cuando la verdad era otra. A Fawad no le importó, en cambio, se le hizo muchísimo mas fácil.

Tomó su pistola y caminó hacía la puerta de entrada. Tocó varias veces. Nada. Siguió tocando, cada vez más fuerte, mientras Adrián caminaba hacia la puerta trasera.

Escuchó el ladrido de un perro, Fawad continuó tocando, provocando al perro, pero algo lo calló de pronto. Una luz, en lo que parecía ser la cocina, se encendió.

Bingo.

—¡Marcus, es mejor que salgas ya, sólo quiero hablar contigo!—Fawad gritó mientras cargaba su pistola. No pensaba disparar, no ahora.

Luego de unos minutos sin respuestas, Adrián entró por la puerta trasera. Rastreó la cocina pero no lo encontró. Disparó hacia la mesa y escuchó un pequeño grito, un grito de mujer.

—Fawad, tenemos compañía femenina...

—No dispares—murmuró Fawad.

Adrián empezó a caminar hacia la pequeña sala. Tenía su arma cargada y lista, si era necesario, desobedeceria a Fawad. No lo dejaria morir así por así.

—¡Por aquí!

Ambos se miraron.

—¿Escuchaste eso?

—Claro que lo escuché, tu subes las escaleras yo te cubro.

Fawad corrió por el pasillo hasta llegar a las escaleras principales. Esto debe ser una broma. ¿Marcus dejó a una mujer a su cargo? Que astuto de su parte.

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