Capítulo 5: La pregunta

8 0 0
                                    

Tenía muchísima prisa.

Si no llegaba pronto a casa, mamá me castigaría sin salir durante todo el fin de semana.

Andaba lo más rápido posible.

Alguien me tocó por detrás. Me giré.

Mario.

- ¡Ei! Me has caído simpática cuando te has presentado, ¿donde vas tan deprisa?

No sabía que hacer ni que decir.

Debía hablarle, no quería que pensara que soy una maleducada.

- Voy a casa. -dije muy seriamente

-Te acompaño.

- No hace falta, de verdad vivo a unas pocas manzanas de aquí.

- Pues ya somos dos.

No tuve más remedio que callar y seguir andando.

- ¿Puedo hacerte una pregunta?

- Supongo. -dije con la cabeza baja e intrigada por la pregunta que me iba a formular.

- ¿Tienes novio?

Me quedé en shock.

- ¿Y eso a que viene?

- Curiosidad, nada más.

- No me conoces, no te importa.

Sonrió, callo y siguió andando sin pronunciar ni una sola palabra en todo el camino.

Por fin llegamos a mi portal, se me estaba haciendo eterna la vuelta a casa.

Saqué las llaves de la mochila y abrí la puerta.

No me despedí de Mario, no después de que me preguntara lo que me había preguntado hacía unos minutos.

- ¿Ni siquiera un adiós?

- Adiós.

Empujé la puerta y entré al portal.

-Miranda, antes de que te vayas. ¿Quieres quedar a dar una vuelta conmigo esta tarde?

- No tengo ganas ni tengo tu móvil.

Sacó un bolígrafo y lo apuntó.

-Ten aquí tienes.

Cogí el papel y le cerré la puerta en las narices.

Lo verdadero siempre perduraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora