Cuando lo sabes...

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Owen

Dejo el coche en el aparcamiento, la cojo en brazos y nada más entrar en casa la llevo hasta la cama.
Tenía que quitarle la ropa enseguida y taparla.
Estaba nervioso. Mis manos temblaban.
Ya la había visto desnuda antes de modo que no entendía porque me hallaba en este estado.
Le desnudo deprisa y aun así tomándome mi tiempo.
¿Como podía disfrutar en un momento como ese?

Cuando la tuve completamente desnuda, la tapé con la sábana y un par de mantas y fui a cambiarme de ropa.
Me aseguraría de prepararle algo caliente para que comiese y pudiese tomar la medicina.
Lo primero, sin embargo era que le bajase la fiebre.

Cuando regresé a la habitación tras una breve ducha, ella seguía profundamente dormida.
Acerqué la mano hasta su frente. La fiebre parecía haber bajado, de todos modos me metí bajo las sábanas y la abracé contra mi. Así me aseguraría.
Sentía el cuerpo caliente de ella contra el mío y a pesar de intentar con todas mis fuerzas no pensar en ello, mi miembro me llevó toda la contraria.
Mis manos ardían de deseos de tocarla. Se me estaba haciendo la boca agua.
La giré despacio pero no fue mucho mejor. Ahora sentía sus pechos.
La puse boca arriba y a mi sobre ella.
Empecé besándola en la comisura de los labios, y mis manos se volvieron de goma. Tenía que tocarla antes de volverme loco.
La acaricié hasta que ella empezó a removerse bajo mi cuerpo, lo cual no hizo más que torturarme.
Detuve mis manos y me animé a  acariciarla con los labios y un poco de lengua.
Bajo lentamente entreteniéndome en sus pechos mientras ella seguía revolviéndose bajo mi cuerpo.
Estaba ardiendo. Aparto las mantas y la sábana de golpe. La mantendría caliente con mi cuerpo.
Me coloco entre sus piernas. Quería tenerla en mi boca.
Deslizo la lengua arriba y abajo y me estremecí al saborearla. Había echado tanto de menos su cuerpo, tenerla así, solo para mi disfrute.
Meto la lengua tomándome mi tiempo para saborearla.
Me dejo llevar dándole placer hasta que la escucho gritar.
Cuando ella se calmó,me incorporo y coloco mi miembro en la entrada de su cuerpo.
Ella abrió los ojos y me miró.
Por Dios, que hermosa es...
-Owen...
-Aguanta un poco más cariño.
Una vez en su interior estallé poco después.
 

No podía apartar los ojos de ella. Estaba atrapado.
La beso una y otra vez hasta que ella me pidió que me apartase.
-¿Te he echo daño?
-No- sentía su voz atragantada y las lágrimas se escondían tras los ojos.
-Dime que te pasa.
-Sigo enfadada contigo. ¿Por que actuaste así?
-Deberías descansar. Estaba preocupado. Te subió la fiebre muy deprisa. Te desmayaste en el coche.
-¿Y no se te ocurrió llevarme a un hospital?
Todavía seguía dentro de ella y me sentiría mejor si dejase de moverse.
-No lo pensé. Solo pensaba en bajarte la fiebre.
-¿Y no se te ocurrió un modo mejor?
-Es culpa tuya. ¡Maldita sea Thea! Me vuelves completamente loco, ¿no te das cuenta?
-Definitivamente estas loco.
-Por ti. Tú me vuelves loco.
-¿Por que insistes entonces en tenerme?
-No te has negado precisamente.
-Solo quiero descansar.
-Muy bien. ¿Has traído tu teléfono?
-Si.
-Deberías llamar a las chicas para que no se preocupen. Esta noche te quedarás aquí.
Al ver que ella me miraba indecisa, prosiguí.
-No te atacaré más cielo. Déjame cuidarte.
-No hace falta. Puedo cuidarme sola perfectamente.
-Lo sé, pero te quedarás aquí, conmigo y voy a cuidarte toda la maldita noche si hace falta.
-¿Por que?
-Estás en mi casa, en mi cama y estás enferma. Te quedarás y no hay más que hablar. Traeré tus cosas para que puedas llamar.

Salí lentamente de ella, observando como ella no apartaba la mirada, como me observaba con esos ojos hermosos que amenazaban con hundirme aun más y como expresaban algo que prefería no analizar.
Volví a taparla y salí de la habitación.

*****

Thea

-Quiero que nos llames si la cosa empeora.
-Lo haré.- aseguré a Lex.
-De acuerdo. Eva y yo vendremos a verte mañana. Ponte buena.
-Gracias. Seguro que mañana ya estaré mejor.
-Eso espero.

Owen esperó a que colgase para regresar a la habitación. Había preferido dejarme sola para preparar algo caliente para que no volviese a subirme la fiebre.
-Gracias.- me incorporé para coger el tazón y se me bajó la sábana dejando al descubierto mis pechos.

Escucho maldecir a Owen pero cuando le miro él parece estar pendiente de otra cosa.
A pesar de que se había puesto un pantalón de deporte para cubrirse, la evidencia estaba allí. Estaba excitado. Tanto como yo.
Cuando vi que él quería dejarme sola de nuevo, le detuve.
-Quedate conmigo. No me dejes sola.
-Tengo que calmarme. No puedo quedarme en la habitación y cumplir lo que te dije. No sería capaz de quedarme a un lado.
-Quedate. Estoy bien. Solo necesito comer un poco.
-Te prepararé un baño.
Asentí y me dispuse a comer. Me quemé nada más acercarme la cuchara a la boca.
Él se apresuró a ponerse a mi lado. Me quitó el tazón de las manos para dejarlo sobre la mesita y acarició mis labios con la punta de los dedos. Al ver que eso dolía, acercó sus labios y calmó un poco el dolor con la lengua.
-Lo siento. Lo siento.- repetía sin cesar.
-Ha sido culpa mía.
-Lo siento por no poder controlarme.
-No pasa nada.
-Soy una basura.
-No es cierto. Te has equivocado pero no me gustas menos por eso. La gente comete errores.
-Acabate la sopa. Voy a preparar el baño.

*****

Owen

Mientras la bañera se llenaba, me senté en el borde para comprobar que el agua tuviese la temperatura idónea.
Tuve tiempo suficiente para pensar que realmente me estaba volviendo loco.
Era inútil admitir que no sentía más que deseo por ella. Iba más allá.
Sobretodo teniendo en cuenta cuales eran mis planes.
Ella me conmovía como nada más podía hacerlo.
-¿Owen?
Thea estaba apoyada en el marco de la puerta, envuelta con la sábana y su pelo caía alborotado sobre sus hombros.
Tragué saliva al mirarla.
Me levanto despacio para acercarme a ella.
Cogí la sábana de un lado y la dejo caer.
-Eres lo más hermoso que vi en mi vida.
-Tú también- acercó sus manos a mi cara para acariciármela. Me dejaba sin aire.
-Soy un hombre Thea. Los hombres no son hermosos.
-Para mí lo eres. Bésame.
No esperé a que volviese a pedírmelo. Lo estaba deseando.
-Owen... el agua.
A regañadientes me separo para cerrar el agua y regreso a su lado en dos pasos. La levanto en brazos y la llevo a la cama una vez más.
-Dime que pare si no quieres esto.
No lo digas.
-Hazme entrar en calor.
-¿Estas segura?
-Lo estoy.
-Entonces date la vuelta.

La ayudo a ponerse boca abajo. Quería acariciar cada parte de ella. Empezando por el cuello, bajando por los hombros, la espalda, y cuando llego a la cintura la puse de rodillas y entré en ella desde atrás.
-Eres tan condenadamente estrecha desde atrás que no creo que pueda soportarlo por mucho tiempo.
La penetro con fuerza y seguido cuando sentí que ella se estremecía al sentir la llegada del clímax.
-Voy a estallar si sigues exprimiéndome así.
-No pares ahora.  Jamás te perdonaré si te detienes.
Lanzo un grito cuando me corrí y dejo caer mi cuerpo sobre el de ella para acomodarla entre mis brazos.
No me dejes nunca.

Un recuerdo para ti (Serie Love 15) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora