Compañeros de piso

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Thea

No entiendo como permití que esto ocurriese.
Si, lo sé, fue culpa de esas dos manipuladoras que tengo por amigas.
Dios...  No hay modo alguno de que esto salga bien.
No puedo vivir con Owen.
No quiero un hombre cerca.
Ya he pasado por esto y me niego a hacerlo de nuevo.
Me basta y me sobra con que me dañen una sola vez.
Aprendí la lección.
El amor no es para mi.
Pero Owen...

Si solo pudiera mirarle sin imaginar como estaría desnudo sería más sencillo, pero llevo una semana en su casa y la tentación es fuerte.

Si mi mente no me jugase malas pasadas, podría recomponerme, pero no es solo eso, claro que no, sino que además, mi compañero de piso está siendo jodidamente implacable.

Nunca ha negado que sintiese atracción por mi.
Por Dios, si en la boda de Alexa y Garreth solo le faltó marcarme con su olor.
Fue directo y arrollador.
-Quiero llevarte fuera de aquí y joderte hasta que no puedas moverte.
Sus palabras, justo después de presentarse.
Podría haberle dado una bofetada y largarme, pero uno, yo estaba trabajando, y dos, era el mejor amigo de la novia.
Así que me tragué lo que realmente quería decirle y en su lugar, me excusé diciendo que tenía novio. Tampoco mentí.

Y entonces se disculpó, y fue un perfecto caballero.
Y yo no pude sacarlo de mi cabeza.

Le vi algunas veces, dado que surgió una bonita amistad entre Alexa y yo, pero no charlamos mucho en esas ocasiones.
Hasta la boda de Eva y Malcom.

Y ahora, una semana después de salir del hospital, estoy rezando para no sucumbir.

Al día siguiente de instalarme aquí, después de que me acompañase a por todas mis cosas a casa de Adam, quien por suerte no estaba, empezó a dejar clara su intención.
Lo hizo en el hospital, claro, pero estos siete días los ha pasado rozándome, dándome pequeñas caricias, palabras hermosas, susurros llenos de promesas, besos en la comisura de los labios...
Así no hay quien pueda...
Tengo que encontrar otro sitio para vivir.

Podría hablar con Eva a ver si me alquila su casita, en la que vivía antes de casarse.
O quizá bastaría con un pequeño apartamento. No necesito mucho.

Tomada esa decisión, cojo mi portátil y sentada en la barra de la cocina mientras mordisqueo mi desayuno, inicio la búsqueda de mi nuevo hogar.

Tengo aun unos días por delante antes de reunirme con mi próximo cliente, así que es el mejor momento para dedicarme a mi misma.

Estoy tan concentrada descartando lugares que cuando Owen entra en la cocina ni siquiera le miro.
Me habla, le respondo, pero sigo centrada.

-¿Que cojones, Thea? ¿Por que mierda estás mirando apartamentos?
Levanto la mirada para responderle pero las palabras se quedan atascadas en mi garganta.

Mis ojos van por si solos recorriendo su torso, desnudo y marcado por la tinta

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Mis ojos van por si solos recorriendo su torso, desnudo y marcado por la tinta.
Lo mismo con el brazo derecho.
Y a pesar de que mi mente dice que me detenga, todo lo que mi cuerpo me pide es que recorra mis dedos sobre cada tatuaje.
Que mis labios prueben su piel.
Y que mi lengua trace cada linea de ella.

Estoy en serios problemas, porque al subir mi mirada y enfocarla en sus ojos, todo lo que veo es que me reta a que haga todo lo que estoy pensando.

Bajo de la silla y doy un paso más cerca de él, quien se mantiene en su lugar, dándome la libertad de decidir que hacer.
Pero el daño de la traición de Adam sigue ahí, y no quiero arriesgar un corazón, el mío, cuando es tan fácil que termine de romperse.
La grieta está ahí, esperando el próximo golpe.
-No puedo vivir contigo. Te agradezco que me acogieras, pero...
-Mejor será que no termines esa frase.
¿Que te acogiera? No eres un animal abandonado. Eres todo en lo que puedo pensar. Eres todo lo que quiero ver al despertar. He tratado de ser paciente, pero estoy harto de verte encogerte cuando me acerco. ¿Que tengo que hacer para demostrarte que no soy como él?  No voy a engañarte. No hay ni habrá otra para mi. ¿Quieres una promesa? Bien. Demostraré que no miento, pero te quedarás aquí.
>>No te tocaré. No te besaré. Pero dormirás conmigo. Cada noche. Serás lo último que vea antes de cerrar los ojos y lo primero al abrirlos.
-No puedes obligarme...
-Nunca lo haría, pero creo que sabes que soy un hombre firme y te habrás dado cuenta de que no tengo necesidad de mentir. A ti menos que a nadie. A partir de esta noche te quiero en mi cama. Llevaré tus cosas a mi habitación.

Sale de la cocina apresurado y enfadado.
Y quizá yo debería estarlo también, pero muy en el fondo, deseo que cumpla esa promesa.

Un recuerdo para ti (Serie Love 15) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora