parte 5

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Parte 5

Cuando el cuervo vio al enfermo, le contó lo ocurrido para consolarle. Olintheo se rió a carcajadas.

-Me rio, porque ni los mismos dioses, pueden evitar ser víctimas de las injusticias. Ahora, infórmame ¿Qué ha de pasar cuando yo fallezca?

-He oído que ésta isla pasará a ser habitada por unos seres monstruosos, entre los cuales se haya, Polifemo, el cíclope ciego. A su padre Poseidón, le gustaría tenerlo aquí.

Olintheo volvió a reírse, pero ésta vez como un loco. Ya se imaginaba lo que iba a ocurrir.

-Bien. Espero que mañana vengan mi amigo, el digno Alcíbidas, y su sobrino el poeta. Llegarán a tiempo para mi entierro, y con un poco de suerte, igual me dedica una poesía.

Entonces, se durmió. El cuervo no se movió apenas de la habitación. Al poco de amanecer, tal como dijera Olintheo, llegaron Alcíbidas y Filemio.

-Su vida va a acabar pronto. Dijo Lemúnaco.

Al oírlo, se volvieron asombrados. El cuervo les dijo quién era, y su misión.

Olintheo, exclamó:

-Sacadme fuera. Quiero ver el mar, antes de morir.

Una vez en el exterior, lo volvieron a tumbar. Alcíbidas no pudo contener unas lágrimas. Filemio, en un trozo de tabla, y con la savia de una hoja verde como tinta, escribió una dedicatoria. Cuando la terminó, preguntó si podía leerla. El agonizante pastor, exclamó que así lo hiciera.

-En ésta isla tan fértil, vivió durante toda su vida, Olintheo; orgullo de hombres y de pastores. Con gran paciencia y dedicación, hizo de su vida el trabajo continuo. La monotonía no lo arredró. Las dificultades no lo cambiaron. El siempre fue un amigo con todos los que a su isla llegaron, más no todos lo tenían por amigo a él, que la envidia es el peor enemigo del hombre y de los déspotas. Como un buen hombre vivió, y como tal será recordado. Los pescadores de ésta región, han perdido un amigo, y el firmamento ha ganado una nueva estrella.

Olintheo se emocionó.

-Muy bonito, pero hay un pequeño error. Yo estoy en la isla desde los cinco años, pero...No. No lo cambies, déjalo como está. Me gusta así.

Esas fueron las últimas palabras del viejo pastor. Lemúnaco, le habló a Alcíbidas.

-En ésta isla, pronto habitarán cíclopes y gigantes de cinco metros. A pesar de eso, Olintheo hizo un trato con Hades; permitirá a esos seres, vivir aquí, pero con la condición de que los pescadores podáis venir a coger agua y reparar los daños. Hades, accedió, y os permite usar la parte sur, siempre y cuando no subáis por la colina. Hacerlo, puede significar una desgracia terribe. Si necesitáis ayuda urgente, habréis de gritar para que los gigantes os auxilien. No se os ocurra subir a escondidas, y sin pedirles permiso.

Alcíbidas, exclamó, emocionado:

-Veo que el amigo que fue Olintheo, pensó en todo, pero ¿Quién va a venir a una isla de gigantes a repostar?

Tras pasar varias horas en la isla, Alcíbidas, y su sobrino, decidieron irse. No podían seguir velando el cuerpo de Olintheo por más tiempo.

-Id, yo me quedo. Exclamó el cuervo. Pronto vendrán los gigantes, y enterrarán su cuerpo.

Al poco de irse, se vio a varias moles salir del interior de la tierra. Eran siete cíclopes. Uno de ellos era Polifemo. Habían recibido autorización de Hades para coger por el subterráneo infierno para llegar a la isla. Uno de ellos guiaba al viejo Polifemo, con pelo canoso, y barba blanca.

La isla de los falsos poetas (la olinthiada)Where stories live. Discover now