Capítulo 3: Las condiciones...

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POV CHRISTIAN



6:53 de la mañana y ya no puedo más de los nervios. Casi no he dormido en toda la noche pensando en cómo abordar a la chica. Bebo mi café mientras reviso el correo electrónico buscando con que distraerme. La oficina está en silencio ya que aún no es tiempo de que lleguen los empleados, solo estamos Taylor que espera afuera de mi oficina a que ella llegue, y yo.
El ruido de unos tacones que resuenan en el silencio me ponen en alerta. Ya llegó, ya está aquí. Tranquilo Grey, es un negocio más, sólo ve esto como un negocio más.
La puerta se abre y veo a Taylor hacerse a un lado para que ella pase, y allí está, hermosa tal y como la recuerdo la mujer que me salvará... o me condenará. Maldigo a Elliot por millonésima vez por ponerme en manos de una desconocida. Esa fue tu idea Grey, me recuerda mi subconsciente. Lo silencio de un manotazo en mi mente y me concentro en la belleza frente a mi.

-Buenos días señora Steele, gracias por venir tan temprano.-

-Buenos días señor, es lo que me pidió y debo acatar sus ordenes.-

Su postura es profesional, pero el leve encogimiento de hombros que logro captar me dice que ella también es despreocupada e impulsiva.

-Tome asiento.-

Lo hace sin vacilar cruzando una pierna sobre la otra haciendo que su falda suba junto con mi lívido. Me obligo a despegar la vista de sus piernas blancas y perfectas y me centro en sus ojos.

-El empleo es suyo como bien le dije anoche, su capacidad es indiscutible y siempre me rodeo de personas capaces para cada puesto. Espero que esté conforme con la paga y pueda empezar de inmediato.-

Le entrego el informe dónde se estipula cada punto que ella debe cumplir y el sueldo, al cual le agregué dos ceros por lo que estoy a punto de hacer. Sus ojos se abren de golpe seguro al ver el dinero que ganará.

-Es lo que cobraba el jefe anterior que no hacía bien su trabajo. Si usted logra amoldarse a las normas de la empresa, su sueldo crecerá.-

-Ok.-

Contesta simplemente firmando con su pluma roja, que sacó de su pequeño bolso, al final de la hoja y luego me la entrega por encima del escritorio.

-Hay algo más que quisiera hablar con usted. Por eso la hice venir antes, para que nadie pudiera interrumpirnos.-

-Usted dirá para que soy buena señor.-

Vamos Christian, tu puedes. Solo dilo de una vez y que sea lo que Dios quiera, más bien lo que ella quiera... respiro profundo y empiezo.

-Lo que le pediré es estrictamente personal y le suplico que quede entre nosotros... Necesito que se haga pasar por mi novia por un tiempo.-

Le suelto antes de arrepentirme y ella se ríe, enserio se ríe a carcajadas en mi cara. ¿Tan malo es fingir ser mi novia?. Hasta donde sabía, ayer había una fila de dos cuadras con cientos de mujeres que matarían por ser ella ahora mismo, entonces... ¿Por qué se ríe?.

-Lo siento señor, no me esperaba que me dijera eso. Por cierto, fue una buena broma.-

Dice cuando su risa se calma y se enjuaga una lagrima imaginaria. Inevitablemente mi ceño se frunce.

-No fue una broma. Necesito que sea haga pasar por mi novia frente a mi madre, que no tardará en llegar.-

La sola mención de ella me pone a temblar, tengo que arreglar esto lo antes posible.

-Le daré lo que me pida, solo tiene que simular que lo es. Algunas cenas, algunos abrazos... eso es todo. ¿Qué me dice?.-

-¿No es otra de sus bromas, cierto?.-

La Locura De Mi Vida  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora