Epilogo

54 1 0
                                    


Cinco años después...

Empecé mi vida de nuevo en Arizona, este año me había graduado en la carrera de Administración de empresas, salía de una entrevista de una de las tantas empresas a las que había presentado mi currículo. Era un buen día, soleado así que decidí caminar un rato. La ciudad estaba un poco movida. Sin darme cuenta estaba frente al parque de mi departamento.

Choqué contra a una pequeña persona.

-Oh, lo siento, pequeña- una niñita de unos cuatro o cinco años tropezó conmigo. Se había caído de nalgas. La levanté y sacudí preocupada- ¿Cómo te llamas? ¿Dónde están tus padres?- la mire a sus ojos verdes esmeralda, me recordó a alguien.

Estuvo a punto de responderme cuando la llamaron.

-¡Natalia!- un hombre de traje se acercó corriendo hacia nosotras- ¡Maldita sea, casi me das un paro cardíaco! ¿No te he dicho que no alejes de mí en esta ciudad?- parecía el padre, su voz era preocupada, ojos verdes como los de su hija al igual que su cabello, tez bronceada, alto y sobre todo era...Tristan.


-Papi, recuerda que es malo decir palabrotas- regañó la pequeña a su padre. Este solo resopló.

-Bueno debemos irnos y gracias señorita- suspiré aliviada mentalmente al ver que no me había reconocido- ¿Kylie? ¿Eres tú?

Gruñí y me aclare la garganta.

-Eh, si ¿Quién eres?- me hice la desentendida.

-Yo... bueno soy Tristan- respondió nervioso.

-Oh- fue lo único que articulé.

-Y... ¿Qué haces aquí?- preguntó.

-Bueno me mude aquí hace cinco años y acabo de terminar mi carrera. Vengo de una entrevista de trabajo- respondí- ¿Y tú? ¿Cómo estás? No sé nada de ti desde que me mudé aquí.

-Es un poco complicado explicar- se rascó la nuca- Ahora estoy buscando trabajo y como no conozco a nadie en Arizona no tengo con quien dejar a Natalia.

-Entonces... ¿Ella es tu hija?- pregunte mirando a la pequeña sentada en el piso mirándome fijamente.

Asintió.

-Papi ¿Ella es mi mami?- preguntó Natalia de repente causándome que me sonrojara y él tragara saliva por el susto.

-No, amor, ella es... una amiga desde hace mucho- respondió.

Mi subconsciente reía a carcajadas y lloraba de la risa repitiendo <<Ahora se les dicen a los ex, amigos desde hace mucho>>

-Bueno ella me gusta- dijo Natalia abrazándome las piernas.

-Oh, gracias, pequeña- bajé hasta su altura, la abracé y alcé en brazos- ¿Sabes Tristan?- llamé su atención ya que nos miraba embobado- Puedo ayudarte, mientras tu buscas trabajo estable, yo puedo cuidar a tu hija...


-¿Qué? No, no, Kylie, es mejor la controle y no puedo pagarte...

-Dije ayudarte y la ayuda no se paga- lo interrumpí. Mi subconsciente se golpeó la frente y susurró <<Idiota>> <<Masoquista>>-; sin embargo, yo ni me inmutaba. Necesitan ayuda y estoy dispuesta a dársela- Además sé que tú y yo nos llevaremos muy bien- toqué la pequeña nariz de Natalia y esta soltó una risita.

-Papiii- rogó la niña a su padre.

-Yo...

-Aquí está mi número y dirección- le entregué a Tristan mi tarjeta- aunque creo que no se pueden perder solo vivo a unas calles de este parque- bajé a la niña- Lo siento debo irme- miré el reloj de mi muñeca- Mañana te espero a las dos, Natalia- me despedí de ella- Adiós, Tristan- es solo asintió con las manos en los bolsillos.

A pesar de los años Tristan seguía siendo el mismo, solo que más maduro, quizá la llegada de su hija lo obligo a ser más responsable. Lo único que podía deducir de su situación es que después de mi mudanza a Arizona siguió siendo mujeriego y a consecuencia de sus actos tuvo una bebé.


Preferí subir por el ascensor; ya que, caminé desde el centro de Arizona hasta mi departamento y debe superar las ochenta-o más- calles. Al llegar a mi piso saqué las llaves de mi bolso y abrí la puerta.

-Hey, amor- lo saludé.

-¿Cómo te fue?- bajo el volumen de la televisión para escucharme y se volvió hacia mí. Me acerqué hasta mi novio, tomé sus mejillas y lo besé como saludo.

-Creo que bastante bien- me separe de sus labios, mirándolo a los ojos y él me rodeó la cintura.

-¿Crees?- pregunto.

-Esta vez no me comieron los nervios, debe ser una buena señal y pidieron más que un currículo, me separaron otra cita- sonreí.

-Sabía que lo lograrías- me dio un casto beso- Las entrevistas falsas no fueron en vano- me solté de él y reí a carcajadas. Mi considerado novio se le ocurrió la brillante de idea de hacer entrevistas falsas después de mi primera presentación en una empresa que salió horrible. Se disfrazó de un gerente general; en otras palabras con traje y todo, convirtió la habitación de huéspedes en su "oficina" y el colmo fue que compró un bigote falso para rascárselo o enrollárselo fingiendo pensar.

-Oh, ahora que lo recuerdo, tengo una noticia bien... ¡Caliente! Que contarte- dije sentándome en el sofá.

-¡¿Te compraste ropa interior nueva?!- preguntó asombrado.

-¡¿Qué?! ¡No!


-¿Entonces que caliente tiene la noticia?- preguntó y yo rodé los ojos.

-A lo que quiero llegar es que me encontré a Tristán- solté.

-¿Tu ex novio?

Asentí.

-¿El que te rompió el corazón y en venganza bailaste como stripper en la fiesta que nos conocimos?

-No hacía falta recordar todo eso- me crucé de brazos.

-¿Y que pasó cuando se encontraron?- se recostó en la pared al frente mío.

-Nada, solo hablamos; pero, hay algo más...

-Lo sabía- se cruzó de brazos y bajo la mirada a sus pies. Debía admitir que esa pose era... sexi. Sin embargo no era momento para eso. Me olía a celos.

-No debes estar celoso- me levante y fui hacia el- Lo he superado y han pasado cinco años. Solo cuidaré de su hija mientras él busca un empleo- dije y subió su mirada hacia mí.

-¿Tiene una hija?- preguntó y asentí.

-Es encantadora y un poco traviesa. Se escapa de su padre. Él no puede buscar trabajo y cuidar de su hija a la vez- lo abracé por la cintura y Cameron desvió su mirada hacia un mueble, pensando.

-Creo que tengo que agradecerle- suspiró y yo lo miré confundida- Si no te hubiera roto el corazón, nunca hubieses ido a esa fiesta y no nos hubiésemos conocido.

-¡Que gracioso!- dije sarcástica.

-Debo admitir que soy afortunado de tener una estrella bajada del cielo, solo que me incomoda que yo no fui quien la ayudo a bajar y tengo miedo que vuela a subir allí para siempre- me abrazó.

-Debo admitir que amo cuando te pones así de poeta romántico- tomé en mis manos su rostro y nos miramos directo a los ojos- Solo que te aclararé que nadie me subirá al cielo- unimos nuestros labios.

-¿Te quedaras a iluminarme mi camino por siempre, bella dama?- preguntó al separarnos.

-Solo si tú prometes no apagarme.

-Ni aunque me pagaran- sonreímos y volvimos a besarnos.

  Fin

++++++++++++++++++++++++++++

Hola!!!

Llegamos al final de esta historia. Sè que hay preguntas sin responder por eso habrán algunos extras. 

Aclararè que no habra tercera parte.

Shawn Mendes como Cameron.

Gracias :) 

Crying In The ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora