Capitulo 1

75 3 0
                                    

Una semana. Había pasado una semana. Una semana deshidratándome a causa de las lágrimas, encerrada, sin querer comer pero lo que más me molestaba eran las putas preguntas que no querían dejar de torturar mi mente.

Alice prácticamente se había mudado a mi casa. Venía a verme, conversarme e intentar consolarme.

Algo que nadie podría.

Durante unos tres días, después de nuestra ruptura, no había mencionado palabra alguna. Literalmente. Era como un mimo; pero, uno triste sin sonrisa en la cara. Preocupe a mis padres ¿Y qué padre no se preocuparía viendo a su hija peor que fantasma? Alice los tranquilizo que solo eran los exámenes de la universidad de Arizona. Aun no me había graduado, tampoco me había ido a la ciudad de Arizona ni comprado un departamento nuevo.

Ya nada me importaba. Desde la ruptura me he apagado. Me he vuelto tan negativa. Quizá él tenía razón. Cada vez me ahogaba más hasta matarme. Como lo estoy ahora.

-¡Llego tu perra favorita!- el grito de Alice que ya se me hacía costumbre, y eso que había pasado una semana.

Le mostré una sonrisa torcida y seguí mirando a la pared. Algo que también se me ha hecho costumbre.

-¡Agg! Kylie- se sentó al lado mío de mi cama y me abrazo por los hombros- ya estoy harta de verte así ¿Sabes que en un mes entraras a la universidad de Arizona? Nos iremos de este lugar. Escaparemos de este lugar. Dejaremos nuestros problemas ¡Iniciaremos una nueva vida!

Asentí.

-A lo que quiero llegar- me hace mirarla a sus verdes ojos- es que hoy hay una gran fiesta a las afueras de la ciudad e iremos las dos- la fulmino con la mirada- No pienso aceptar un no por respuesta. Tus padres se fueron a visitar una tía tuya. Aunque no te diste cuenta yo sí y podemos venir a la hora que queramos sin problemas, también se los he dicho solo que con un poco de mentirillas- me guiña un ojo.

¡No! Me negaba rotundamente.

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

-¿Estas lista?- entra en mi habitación.

Asentí.

No estaba mal ¿cierto? Llevaba puesto un vestido de seda suelto, que más parecía para dormir, de color azul marino. Mi cabello negro suelto y calzaba unos tacones oscuros de pequeña plataforma.

Parecía una chica suicida o la mujer del inframundo vestida así.

-Hey, estas guapísima- me toma de los hombros intentando convencerme de algo que no era cierto.

Si fuera guapa él no me hubiera dejado. Si fuera guapa él hubiera jugado más tiempo conmigo. Jugaría y me destruiría estando ciega; pero, lo disfrutaría.

Volví a asentir por tercera vez en este día. Bajamos donde un auto de los amigos de Alice nos esperaban. Un Dodge ¿Coincidencia? Era el mismo Dodge negro en el que estuve por última vez con él. Creyéndome amada por el o que por lo menos me tenía el mínimo afecto ¿Qué paso después? Ya sabemos la historia.

+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

Salimos de aquella bestia sobre ruedas, que me traía los peores recuerdos, llamada auto y nos dirigimos a un edificio. Tenía aproximadamente cinco pisos, la fachada un tanto descuidada pero no se notaba tanto a causa de la oscuridad y las luces neón. La música era demasiado fuerte aunque claro lo podían hacer ya que estaba a las afueras de Kingman. Los típicos vasos rojos regados por doquier en el descuidado césped y las típicas parejas-o no- comiéndose en público. No olvidemos a los drogados y borrachos.

Creo que apenas eran las diez.

Entramos donde pudimos ver una gran sala infestada de adolescentes bailando al son de la música. Alice me guio a una mesa con variedad de bebidas alcohólicas. Los que habíamos venido en el auto estábamos reunidos en esa mesa.

¿Y yo?

Si alguien se me acerara a preguntar ¡Hey! ¿Quieres bailar? O ¡Hey! ¿Cómo te sientes? Juro que los mandaría directo a la mierda. La maldita sombra de Tristan me persigue y por alguna extraña razón siento que voy llorar en cualquier momento estando en este lugar. Donde se supone que debería estar divirtiéndome y embriagándome hasta olvidar mi apellido o por lo menos a él. Por una noche. Solo una.

Alice me tendió un vaso rojo con lo que sea que contenga dentro y sin dudarlo tome. Preguntó que si podía quedarme sola un momento que iba a bailar un chico lindo. Solo me limite a asentir y decirle que estaba bien. Me divertiría. Sola.

Pasaron cinco minutos y ya me aburría. Veía como todos la pasaban bien, menos yo. Aburrida me recosté contra la pared. De repente sentí como si alguien me mirara. Me gire y poco viendo una pequeña inscripción en la pared. No la podía ver bien. Así que la curiosidad me mató haciéndome que me acercara más. Cosa que me termino de romper.

No, esto no podía estar pasando.

Crying In The ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora