TREINTA Y SEIS: Efectos colaterales

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- Víctor - lo nombró por cuadragésima vez la morocha. - Mi papá se llamaba Víctor. 

- Es increíble. Una historia de locos. - comentaba Luz, su amiga.

Dalila había quedado en shock y repleta de información que le contó Micaela. Pidió el resto del día libre y fue a lo de su amiga para contarle y poder descargarse.

Tenía millones de preguntas en su mente, quería buscar a la rubia y que le contará todo de nuevo, pero por lo que conocía  Micaela, presionarla no iba a dar frutos. 

- Él murió Luz. Nunca voy a conocerlo, ¿sabes lo que es eso? - sollozo Dali. - Durante toda mi vida me lo imagine... y ahora, ahora sé que nunca voy a llegar a verlo siquiera una vez.

- Amiga, lo siento tanto. Es devastador por lo que estas pasando, yo voy a estar a tu lado y ayudarte en lo que necesites. - La consoló su amiga.

- Necesito respuestas. Necesito conocerlo. Necesito saber de él. Necesito que no hubiera muerto. - gritó enfurecida y entre llantos Dalila.

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Bianca y Lucas habían compartido todo el día juntos. Yendo al cine, a comer, recorriendo el shopping viendo tiendas de bebés, y más. 

Ella sentía que lo perdía, no era tonta, desde que habían vuelto él estaba distante y desconfiado, incluso parecía como si hubiera perdido todo el interés que antes tenía en la morocha. Pero Bianca era persistente, no iba a dejarse vencer fácilmente. Iba a recuperar al Lucas atento y amoroso que estaba acostumbrada a tener. 

Volvieron bastante cansados por el paseo, habían cenado en el restaurante en el que se conocieron, según Bianca, su lugar. Él esta agotado y solo quería bañarse e ir a dormir, pero eso no entraba en los planes de su novia que estaba dispuesta a todo para reconquistarlo. Así que ni bien él entro a ducharse, ella se quito la ropa y lo siguió. 

- Bian, ¿qué haces? - preguntó sorprendido Lucas viendo como su novia se metía bajo el agua con él.

- Te hago feliz - contestó ella besándolo. 

Entre besos y caricias, Bianca sentía que él volvía a ella. - Te amo Paio - dijo ella sumergida en el momento y no reconociendo como lo había llamado. Para su drama, Lucas sí había oído bien.

Dueña de mi silencio, esclava de mis palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora