CHOQUE DE EMOCIONES

4.7K 238 106
                                    


Se sentía fuera de lugar, desconcertada y agobiada ya habían pasado prácticamente una semana que no había visto a Clarke. El lunes cuando se presentó en la empresa con una de sus mejores vestimentas, los nervios a flor de piel y un tanto avergonzada pero no arrepentida de sus actos, le fue imposible seguir dentro de su despacho sin poder ver a la rubia, por lo que se dirigió a la cafetería debido a su intranquilidad y pidió un café, estaba dudando si hacerlo o no, pues llevaba como unos tres minutos delante de la puerta de la ojiazul sin tomar la iniciativa de llamar a su puerta y si tardaba un poco más el café que llevaba, posiblemente se enfriaría.

-Oh vamos solo es Clarke...solo Clarke.-Suspiró nerviosa.-A la de tres...una, dos, tres.-Levantó su puño para llamar y la bajó de inmediato.-Joder.-Dijo frustrada.-A la mierda.-Abrió la puerta sin llamar y se vió confusa al ver el despacho vacío.

Debe de estar en una reunión.-Pensó.

-Buenos días Alycia.-La voz de Spencer llamó su atención.

-¿Cómo estas Spencer?-Le sonrió.

-Bien, gracias ¿Y tú?

-Bien, estaba buscando a Clarke...-Lo dejó caer con la intención de sacar información a la secretaria.

-No se encuentra y dudo mucho que aparezca en unos cuantos días.

-Mmmm ¿Se puede saber el motivo?-Preguntó dudosa.

-Llamó hace una hora para informar su ausencia, no se encuentra bien, avisó por adelantado los posibles días de ausencia.-Informó amable.-Bueno me despido, el trabajo me llama.

-Si, si claro, que pases una buena mañana.-Se despidió y se adentró en su despacho pensativa con miles de preguntas sin respuestas decisivas.

Daba vueltas en su despacho, suspiraba, tarareaba canciones aleatorias y volvía a suspirar. Decidió que después de media mañana sin hacer nada, empezar ha hacer la maqueta no le vendría nada mal y así pasó los días siguientes, medio centrada en su trabajo y  pensando en Clarke, en porqué no ha aparecido estando segura de que un resfriado no era una excusa convincente como para faltar cinco días.

 En el despacho de su casa daba pequeños golpes con su cabeza contra su escritorio, frustrada sin poder concentrarse. Se había tomado al principio tres días para despejarse y centrarse en lo que realmente tenía que importarle, su pareja y su hija pero eso,estaba pareciendo una tarea bastante difícil por el simple hecho que sacarse a Alycia de su cabeza parecía algo imposible. Decir que sus ganas de ir a su trabajo, entrar en el despacho de la ojiverde y pedirle que la abrace como si su vida dependiera de ello no era lo más importante, pues comenzó a ver imperfecciones en Richard que antes le encantaba; como la barba del chico, ahora le incomodaba cuando la besaba, su perfume ahora; era demasiado fuerte, sus abrazos eran confortables, pero no cálidos y era algo realmente agobiante porque aunque fuera pequeños detalles, se sentía mal por pensar de esa manera y luchaba con todas sus fuerzas para no comparar al chico que le sonreía todas las mañanas después de despertarla con el desayuno en la cama con la que le rompió el corazón y volvió para ponerle la vida patas arriba. Se levantó de su silla decidida a coger un libro y perderse en su lectura para intentar de ese modo olvidarse del mundo, pero no, no fue un libro lo que cogió entre sus manos, lo dudo, pero acabó abriendo la libreta encontrándose con una fotografía que marcaba un momento feliz de su adolescencia junto a la persona que un día amó con todo su ser y ahora, ahora esa persona solo le causaba un efecto mariposa en su día a día. Suspiró sintiendo ese conocido cosquilleo en su corazón y observó con paciencia los dibujos que con desespero realizó para recordar a Lexa los primeros días al salir del coma, acarició su pintura en los ojos y sus carnosos labios, sonrió débil sin saber porqué, hacía muchos años que no volvió a abrir su cuaderno de dibujo.

QUÉDATE CONMIGO 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora