DESEO SEXUAL

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Se sentía enfadada, avergonzada, arrepentida, frustrada, irritada, confusa y puede que bipolar con sus sentimientos. No durmió anoche con Richard, pues se sentía aturdida y arrepentida por el pequeño desliz que tuvo en el baño de su hija y dormir al lado del chico que la amaba después de complacer a su cuerpo pensando en el tacto de otra persona no sería lo correcto, por lo que se fue a la habitación de su hija y durmió junto a la pequeña con el pensamiento de que el día de mañana, olvidaría todo lo ocurrido.

Se equivocaba.

Se levantó bastante mojada y todo por culpa del sueño erótico que tuvo con la ojiverde, dejó a su hija durmiendo y se bajó a la planta de abajo, aún era temprano y como de costumbre, sabía que Richard los domingos no se levantaba a las ocho de la mañana, por lo que se tumbó en el sofá y decidió ver un poco la tv con la intención de calmar su gran deseo sexual, su centro palpitaba con intensidad y sus pechos se notaban más sensibles de lo normal. Cerró sus ojos respirando de manera profunda, hacía mucho tiempo que no se sentía tan cachonda, tan caliente; pero los abrió de golpe al sentir el placer que desprendía en su cuerpo los labios de Alycia en su cuello, su respiración contra su piel, sus manos tocándola con anhelo.

-Oh joder, maldita sea.-Susurró frustrada cuando deslizó una de sus manos a su intimidad, palpó la gran humedad entre sus pliegues, la sensación de lujuria la envolvía y la cegaba, se estaba tocando otra vez con algo que la atormentaba pero que no podía evitar, porque por mucho que su mente quería deshacerse de de los besos de Alycia, su cuerpo pedía más de ella. Su respiración ya se encontraba agitada y una fina capa de sudor cubría su cuerpo, su centro palpitaba con más fuerza por cada caricia circular que realizaba sobre él, estaba cerca del orgasmo, por lo que se introdujo con facilidad uno de sus dedos en su interior sintiendo su cuerpo temblar ante el erotismo que estaba creando, jadeó al recordar su húmedo sueño donde tocaba, besaba, saboreaba el cuerpo de la morena, sabía que lo que hacía en ese momento estaba mal pero ¿Cómo evitar a lucifer cuando te encontrabas en el infierno? Volvió con sus movimientos circulares y repetitivos sobre su centro, no aguantaba más y dejó que el clímax se hiciera con su cuerpo. Mordió su labio en medio del orgasmo por no gemir el nombre de la culpable de su excitación, se quedó unos minutos en la misma posición, solo que enfadada por no poder tomar el control de la situación y decidió que una ducha, le vendría bien.

Tras quince minutos bajo el agua dedujo que ya era momento de salir, en el momento que uno de sus pies pisaron la fría baldosa del baño de su hija percibió el temblor en su cuerpo.

-¿Pero qué cojones te pasa?-Dijo mirando su intimidad, pues la excitación aún seguía presente y se empezaba a desesperar, se sentía como un gato en celo pero sin poder mantener relaciones sexuales y ahora entendía el desespero en su gato años atrás y castrarlo fue la única opción. Posó sus manos en el lavabo y respiró de manera profunda, las corrientes eléctricas que recorría su cuerpo terminaba directamente en su centro y eso no la ayudaba, se miró al espejo y vio el deseo sexual en sus ojos, no lo pensó más y salió desnuda del baño de su hija hacía su cuarto, necesitaba terminar con la tontería de su cuerpo. Abrió la puerta con sigilo y sonrió al ver a Richard de pie con una toalla rodeando su cintura y pequeñas gotas de agua resbalando por su torso bien definido.

-Buenos días.-Su voz sonó más ronca de lo normal.

-Buenos días cariño ¿Por qué no dormiste conmigo?-Preguntó el chico mirándola de arriba abajo.

-Fui a ver a Lexa y se despertó, me quedé un rato con ella y acabé durmiendo.-Dijo acercándose hacia él, rodeó su cuello y pegó su cuerpo al suyo, el bulto que sintió cerca de su intimidad la excitó más, le encantaba tener ese efecto en Richard. Fue entonces cuando besó sin previo aviso los labios del chico quien la recibió con ganas, erotismo era la palabra perfecta para describir dicho beso, los labios de su novio hizo el recorrido de su boca hacía su cuello, mentiría si dijera que no comparó los besos de Richard con los de Alycia, que le gustaba más lo que le hacía él y no la ojiverde, que su tacto era más placentero y excitante, pero debía de ser honesta, el chico la tocaba con amor y de manera placentera sí, pero Alycia simplemente alteraba todo su ser y negarlo sería inútil. Acabó por descender sus manos al borde de la toalla que rodeaba su cintura y retirarla dejando a la vista la gran erección de su novio, la miró y mordió su labio pensando que lo único que quería en ese momento era su pene en su interior, por lo que se separó de él y cogió su mano guiándolo hasta el lecho. Se tumbó boca arriba con el peso de su chico sobre el suyo quien la besaba, acariciaba y la hacía temblar; sentía como su cuerpo ardía de la excitación y su deseo de llegar al orgasmo era tan alto, que incitó a su novio que le hiciera sexo oral empujándolo suavemente hacia abajo. La agitada respiración de Richard chocaba contra su intimidad a medida que él besaba su ingle con paciencia y eso solo la desesperaba más y por si su chico no había notado su desespero, cogió su cabeza entre sus manos y la guió donde realmente necesitaba sus besos, pues prestar atención a sus preliminares era algo que no precisaba; estaba lo suficientemente lubricada como para pasar al acto sexual. Gimió con ganas aferrándose contra las sabanas al sentir la cálida lengua del chico palpando su vagina, introduciendola en su interior, succionando con delicadeza su clítoris, no aguantaba más, estaba en una especie de tortura que la llevaba al máximo.-Richard, ven.-Lo llamó entre jadeos.

QUÉDATE CONMIGO 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora