Parte 3

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Narra ___

Lo miré a los ojos, sentí lo que nunca sentí. Un escalofrío bajando por mi espina, una sacudida, las manos sudorosas y un nudo en la garganta acompañado por las mejillas bañadas en lágrimas. Me miró cuidadosamente y aquella cosa extraña en sus ojos se fue, dejando a mi Jeffrey de siempre. 

- ___... yo... no sé que sucedió... solo quise... pensé que...- comenzó y me tomó la mano para levantarme del piso, pero lo aparté de un manotazo y me puse de pie de golpe. 

- No me toques- le espeté, quitándole mi mano de su alcance. 

- ____! Qué te sucede?!- preguntó, espantado. Las lágrimas bajaron por mis mejillas de nuevo. Es que no se acordaba?!

- Me gritaste, Jeffrey! Eres un imbécil- le grité y me di la vuelta para volverme a casa. 

Obviamente, él me siguió y yo, aunque corrí, me alcanzó en el pórtico de mi casa. No quería verlo, seguía llorando. No podía creer que él había reaccionado de tal manera, jamás lo había visto así de enojado. Qué le había pasado? No parecía él mismo... sino otra persona... como... casi... poseído era la palabra? En la puerta me detuve y giré. 

- ___, vas a escucharme o qué?- preguntó Jeff, con los ojos llorosos. Los míos estaban rojos, me ardían y de mis pestañas colgaban lágrimas que no podía contener. 

- No quiero escucharte, Jeffrey. Si piensas que te miento, pues piénsalo. Jamás pensé que desconfiarías de mí. Me gritaste y, por el amor de Dios, me tiraste al piso! Es que estas demente? Qué te sucede?- le grité y él me miró fijamente. Sus ojos reflejaban dolor. No quería sentirme mal, pero no podía dejar de sentir ese dolor en el pecho provocado por la culpa de gritarle. 

- Nada- dijo, aunque le pasaba algo muy grave, lo sabía. Desde ayer estaba así. 

- Adiós, Jeffrey- dije y abrí la puerta. Él me tomó del brazo. 

- Te llamaré más tarde. Si pudieras atenderme...- dijo pero lo corté. 

- No, Jeff... este adiós es para siempre- dije y entré a mi casa, dejando detrás de mí un Jeffrey Woods que jamás había visto. Desconcertado, dolido, roto por dentro y fuera, abatido y confundido. Una vez que sentí que sus pisadas lo alejaban de mi casa corrí a mi cuarto, cerré la puerta y en la oscuridad del crepúsculo que alumbraba la penumbra de mi habitación me deslicé hasta caer al suelo sentada, oculté mi rostro en mis manos y dejé que mis lágrimas corrieran, desahogándome. 

Y fue así como, en un solo día que parecía que iba a ser el mejor, Jeffrey Woods comenzó a desaparecer por completo de mi vida. 

Forever and Always (Jeff The Killer)Where stories live. Discover now