Parte 2

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Diez de la mañana. Sería muy temprano? Tal vez… pero podía intentarlo. Tomé el teléfono y sin hacer ruido, salí afuera. Marqué el número de su casa y esperé. Me atendió su madre.

-          Hola?- preguntó, con voz adormilada.

-          Hola, Marian. Soy ___, te he despertado? Oh, lo lamento tanto!- dije, mostrando mi horror, era demasiado temprano.

-          No te preocupes querida, Jeffrey ya me había levantado desde antes- dijo y rió. Escuché a Jeff y a Liu peleando atrás.

-          Estará el por ahí?- pregunté, con un tono nervioso. Ella hizo un débil ruidito.

-          Claro, andan por aquí. Aguárdame un segundo querida- dijo y aparté un tanto el teléfono de mi oído.

-          Gracias- susurré, siendo consciente de que no me escuchaba. A lo lejos escuché.

-          Jeff! Jeff! JEFFREY!- gritoneó ella.

-          Qué, mamá?- contestó Jeff del otro lado.

-          Es ___ al teléfono- dijo y escuché como Liu se mofaba.

-          Cállate torpe- gritó Jeff y tomó el teléfono.

-          Hola?- pregunté y escuché una risa.

-          Basta Liu! Hola, ___- dijo Jeff, bajando su tono de voz.

-          Cómo estás?- pregunté, era típico de nosotros iniciar una conversación aburrida y en el medio desatar los más raros temas.

-          Pues muy bien, y tú?- preguntó. Escuché que se cerraba una puerta y adiviné que se había encerrado en su cuarto para evitar a su hermano.

-          Bien, un tanto aburrida. Salimos a caminar hoy?- pregunté. Él rió un poco.

-          Claro que sí… bien, si tú quieres- su voz se hizo todavía más baja. Imaginé que se estaba sonrojando y sonreí.

-          Sí quiero- dije, levantándome de mi cama y corriendo hacia mi armario.

-          Okay, entonces… en media hora estará bien?- preguntó con seriedad. Sonreí. Jeffrey y su casualidad natural.

-          En media hora nos vemos- dije, la timidez y el nerviosismo comenzaban a abordarme.

-          Nos vemos- dijo y colgó. No me podía haber dejado en peor estado. Nerviosa, pálida pero con mejillas coloradas, tensionada y tímida a tal punto que me sorprendía por completo con la guardia baja.

-          Dios, Jeffrey!- grité y comencé a rebuscar en mi armario.

Elegí un pequeño short de jean ya que estaba bastante cálido el tiempo, una blusa floreada y mis sandalias favoritas. La media hora se me pasó volando y escuché del timbre proveniente del recibidor principal; me miré al espejo y bajé corriendo.

-          Hola- dijo él, cuando abrí la puerta. Era increíble que con tan solo ocho años fuese tan guapo… cómo era que las otras niñas no lo veían así? Sus ojos azules me miraron con esa chispa que tenían siempre que sonreía.

-          Ho-hola- respondí. Arqueó una ceja por mi reciente tartamudeo y me aclaré la garganta.

-          Vamos?- preguntó y yo asentí.

-          Vamos- dije, tomándolo del brazo.

Caminamos un rato largo hasta que nos cansamos. Llegamos al parque más cercano y nos sentamos en el pasto a charlar. Todo con Jeff era más divertido; desde caminar hasta las horas de matemáticas en el colegio… él siempre hallaba un modo de hacer todo más fácil. Me concentré en mirarlo fijamente. Había cambiado mucho en este tiempo, y para bien. Sus ojos azules estaban brillantes y radiantes, su piel estaba un tanto más quemada producto de haber estado tanto tiempo caminando al rayo del sol conmigo. Esa pequeña pequita en su mejilla derecha al costado de sus labios siempre me había obsesionado. Teníamos aquella misma marca minúscula en el mismo lugar. Marcas de nacimiento idénticas…

-          ___?- preguntó él, chasqueando los dedos enfrente de mí

-          Ah?- pregunté confusa. Él me miró y comenzó a reírse.

-          Debías haber visto tu rostro- dijo entre risas. Comencé a pensar que tal vez mi rostro no había sido lo más serio en aquel momento. De todos modos, me molestó que él se riera de mí.

-          Qué tiene eso de gracioso?- pregunté, molesta. Él pareció enterarse de que eso me enojaba y me miró con seriedad.

-          Nada, lo lamento- dijo y se apartó, mirando al costado.

 - Oh... perdón, Jeff, es que... no sé que me sucede, estoy muy distraída- dije y él me miró, con los labios firmemente apretados en una línea recta. 

- ___ te esta sucediendo algo que no me hayas contado?- preguntó, muy serio. 

- No, sabes que siempre te cuento todo!- le dije, casi escandalizada de que él dudase de mi confianza con él. 

- Bueno, es que simplemente estas muy rara y muy callada estos días. Ayer quise preguntártelo pero como no me dejaron quedarme, simplemente me tuve que guardar la pregunta- me explicó y vi en sus ojos que me decía la verdad. 

- No sucede nada, Jeffrey- dije, un tanto enojada. Qué creía que escondía?

- Pues no te enojes conmigo, ___, solo fue un comentario. Lo lamento- dijo Jeff y se volteó, dándome la espalda. 

- Y porqué piensas que estoy rara?- pregunté, ofendida. Jeff no se dio vuelta. 

- Nada- dijo y en ese instante me enojé de verdad. 

- Jeffrey eres un torpe. Estoy rara porque siempre fui así, ahora no sé que te sucede, pero no pasa nada conmigo. Tal vez el que está mal eres tú- dije y él se dio vuelta, parándose cuando me vio a los ojos. Me paré como él. 

- Tal vez esté mal yo, tienes razón!- gritó Jeff, por sobre su voz normal de tono medio. Retrocedí, aterrada por su voz alta. Él no era así. 

- Jeffrey- dije, tratando de calmarlo. 

- No! Estás mal tú! Yo estoy bien! Además, sé que solo eres mi amiga por mi hermano. Yo no te importo, nunca te importé. Solamente querías mi amistad para acercarte a Liu, y yo como el torpe que soy lo he dado vuelta todo para que pareciese que querías ser mi amiga!- gritó y me asusté de veras. Él no era así. 

- Para nada, Jeff, yo...- comencé, pero me empujó hasta que trastabillé y caí al suelo. 

- CÁLLATE! YA CÁLLATE!- me gritó y lo miré fijamente, aterrorizada y con lágrimas en los ojos. Algo en su ser cambio, un rotundo cambio que me hizo sacudirme en mi interior... Por primera vez en mi vida, y con llegada inesperada... le temí a Jeffrey Woods

Forever and Always (Jeff The Killer)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant