Leo trabaja en la cafetería de sus padres y viaja constantemente en busca de nuevos sabores. Un alfa que detesta su naturaleza y pretende ser un beta conoce a un pequeño omega con problemas económicos que le hace dudar si en realidad quiere seguir v...
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Al cabo de tres días dejó de viajar por todas partes al ya haber recorrido la mayor parte del país, dejando sólo pueblos pequeños a las orillas. Pasaba el tiempo en la cafetería hasta que llegaban personas nuevas y tenía que irse a la habitación. Guang trabajaba duro y se cuidó hasta que el celo pasó, al menos no lloró después de aquel día.
Ambos pasaban mucho tiempo juntos después de la salida de Guang y se quedaban hablando horas y horas hasta que uno de los dos terminaba dormido. Pasó una semana y Pichit seguía sin creer que Leo aún no se hubiera ido, estaba emocionadísimo cuando conoció a Guang diciendo que le recordaba a sus hámsters. Seguía sin contarle a su madre que tenía una pareja, o algo así, por lo que parecía Guang no sabía nada del beso robado.
Pero cuando el omega se quedaba trabajando en la cafetería él tenía tiempo de hablar con Mei Ling, quién después de un rato lo llevó a hablar con la abuela. Cuando habló con ella resultó ser todo lo contrario a lo que pensaba, no hablaba japonés o inglés por lo que Mei Ling traducía todo para ambos, la abuela de Guang se llamaba Xian Yun y lo aceptó casi de inmediato diciéndole que era extraño la manera en que su nieto se expresaba de él y estaba agradecida de todo lo que había hecho por ese pequeño lugar.
Leo no tenía más que decir hasta que por medio de una videollamada conoció al abuelo de Guang, sus ojos brillaban al igual que los de su nieto y le tuvo que rogar a su esposa para que los dejara hablar solos. Le pidió que ayudara a su "tesoro" a cumplir su sueño y que no le importara que dijera la bruja de su esposa, después lo interrogó de una manera interminable hasta que Mei Ling le dijo que parara.
Durante una cena fue invitado a comer con todos y así conoció a Mao Ming, el hijo de Mei. Tenía cuatro años y amaba a su tío por lo que aquel día ambos lo cuidaron mientras su hermana iba a una "fiesta" que en realidad era una entrevista de trabajo.
Leo sintió lo que era tener una familia y se dijo a si mismo que no debía tardar en hacer una. Ese día su estatus subió y tanto Guang como él lo sintieron.
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Le había pedido a la abuela permiso para salir con su nieto durante todo el día, y ella aceptó más que alegre.
—No pensé que nos fuera a dejar —dijo Guang después de subir al tren—, ¿a dónde iremos?
