-Eres un idiota- -Pero un idiota al que amas-

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Un hermoso y caluroso día el reino azul estaba seguro que hoy seria un día calmado, pero la paz no duro tanto tiempo por que se empezaron escuchar gritos,insultos y golpes todo el mundo sabia quien era el responsable; Perseus Jackson el príncipe de aquel reino, cada día era lo mismo con el siempre incitando a los pleitos, robando a las mujeres de otros es que con su gran atractivo ¿Quien no quería estar con el?
Pero había una persona que no quería estar con el, una campesina con ojos color gris como tormenta una tormenta que claramente atacaría en la vida de aquel príncipe.
Ese día la joven campesina esta de compras en el pueblo con un vestido blanco floreado haciendo que varios hombres den suspiros de pasión y amor. Y el príncipe no estaba inmune a sus encantos, se acerco a ella y le hablo.
—Hola bella dama— Annabeth al escucharlo tan cerca de el dio un salto por el susto pero al recomponerse solo lo veía con cara de mala leche
—Hola y Adios—  dijo ella sin una pizca de amabilidad

Supe que eras especial 
desde aquella ves en que te vi llegar 
usabas blanco, y no puedo olvidar 
que esa misma noche me hiciste soñar... 

El príncipe estaba asombrados pues nadie lo rechazaba, y nunca antes nadie le hablaba así de cortante.

Cada día, siempre a la misma hora el príncipe intentaba entablar una conversación con ella, pero ella siempre lo rechazaba.

—Annabeth, ¿Algún día hablarás conmigo?  — le susurro el muchacho
—Una vez más, no estoy interesada en hablar con usted, su majestad.— Annabeth se dio la media vuelta y se fue.

Cada día era lo mismo, el intentando hablarla y ella no haciéndole caso. Tan frecuente era aquello que a los habitantes del pueblo ya no se les hacia  raro esa escena.

—Annabeth, por favor. Solo un café —
—Esta bien. Un café y ya, luego me deja de molestar—
—Te lo prometo—    el muchacho le dio una sonrisa hermosa y genuina que ella no puedo evitar corresponder.

Y así pasó, un café luego dos, después vino el tercero y después se convirtió en un almuerzo, en un paseo, en un deseo.

y así mi amor te conocí 
y poco a poco comencé a sentir 
que tu mirada comenzó a cambiar 
dos corazones listos para comenzar amar... 

y abriste tus puertas... 
dejandome entrar 
tu mundo me curo tristezas 
tu risa me trajo de vuelta el alma 

Ya era común ver al príncipe con ella, Annabeth ya no lo rechazaba en cambio ahora aprovechada cada tiempo que pasaba con el.

El ya no tenia ojos para nadie más,
Ella empezó a posar miradas sobre el,
El ya la amaba con locura,
Ella aún dudaba.

y amar es poco decir a lo que siento 
cuando yo estoy junto a ti 
ahora puedo despertarme... 
y dejar que el sol me diga que soy libre... 

—Cariño lo siento tanto..— la reina le hablaba dulcemente
—Madre... No me puedo casar con ella, yo no la amo. Ni siquiera la conozco—
—Es por el bien del reino, sabes que no...—
—Madre por favor.— el azabache le hablaba lentamente con voz baja, tratando de aguantar las lágrimas
—Hablare con tu padre, pero no estará de acuerdo de aceptar a la otra muchacha — La reina Sally solo deseaba la felicidad de su hijo, pero desgraciadamente tenia que cumplir con sus responsabilidades como el heredero ala corona.

gracias a ti... 
yo puedo decir que e vuelto a nacer 
gracias a ti... 
en el destino e vuelto a creer 

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