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Capítulo 7

Mis sentidos se ponen en alerta y atino a hacer lo primero que se me cruza en la mente, me pongo en pie y rápidamente me escondo detrás de la cortina de la ducha, que por suerte no es transparente. Escucho a Frederick fingir aparentemente una especie de tos y detrás de la puerta la voz de mi padre, preguntando si se encontraba bien.

—Bien, es solo que.... Sentí ganas de vomitar... —Oigo que abre la puerta— No estoy acostumbrado a beber y creo que esos tragos, me hicieron algo mal. Bueno, en fin, creo que es mejor que me vaya...

—¿Tan rápido? Espera, espera, no te vayas a caer. ¿Cómo vas a conducir así? Llamaré a un taxi...

—No, no voy a dejar mi automóvil aquí... —Comienza a toser y hacer ruidos extraños como si estuviese a punto de vomitar

—Mira como estas... Y eso que no has bebido demasiado ehh —Ríe— Quedate a dormir, mañana conversaremos sobre el caso...

—Gracias Alfred, pero no es neces...

—Insisto, tengo un sofá que se hace cama, ahora vamos afuera a tomar un poco de aire...

No oigo más sus voces así que supongo que ya se fueron. Aguardo unos segundos y cuando estoy a punto de correr la cortina para salir, un hombre ingresa al baño. Me quedo estática en mi lugar y creo que ni siquiera respiro, escucho orinar al hombre y tengo ganas de salir corriendo. Jala la cadena y finalmente se va, salgo rápidamente y suspiro aliviada mientras ruego que Frederick no se quede. Cuando llego a mi cuarto Maxwell se encuentra dormido, me recuesto y de repente escucho su voz algo lenta y ronca.

—¿Dónde estabas Beryl? ¿Por qué tardaste tanto?

—Papá rompió una botella y yo lo ayudé a limpiar, buenas noches Max...

Me responde algo que no logro entender y sigue durmiendo, mientras yo lo que menos podré hacer esta noche será dormir.

...

Escucho mi móvil sonar debajo de mi almohada y respondo no aún despierta del todo

—Beryl... ¿Cómo esta todo?

—Mmhhh ¿Hola? ¿Quién es?

—Ugh, te oyes terrible... Soy Gail

—Gail, recién me despierto ¿Qué hora es? —Me giro en la cama y abro lentamente los ojos, la claridad de la mañana invade la habitación y observo que Maxwell no está.

—¿Wow, qué hiciste anoche con Max? —Rie.

—¿De qué demonios hablas?

—Anda vamos, me vas a decir que porque tiene novia ya no te gusta más...

No tengo humor para escuchar las idioteces de Gail tan temprano así que después de explicarle que está todo bien y agradecerle por llamar, simplemente cuelgo. No encuentro mis pantuflas y no tengo paciencia para buscarla así que bajo a la cocina descalza. Cuando llego allí, me encuentro la peor situación. Papá, Maxwell y Frederick desayunando juntos.

—Buenos días hijita. ¿Dormiste bien? Siéntate, hay café caliente... —Me trata bien porque hay gente. Asco.

—Todo en orden... —Excepto por el hecho de tener a Frederick enfrente mío cuando recién me levanto, sigo con la ropa de dormir y debo tener el pelo hecho un asco.

—Buen día Beryl, oye no andes descalza, aún te puedes cortar... —Dice Max y no comprendo por qué, hasta que recuerdo lo que le dije anoche.

—¿Cortar? —Inquiere papá y Frederick lo observa sin decir nada pero cuestionando lo mismo con la mirada.