Capítulo 3

7.8K 313 4
                                    

Amarra mi cabello en un puño y lo jala hacia atrás, mientras gime como un animal en mi oído. Me tiene a su gusto, con las rodillas y brazos flexionados en la cama. No parezco ser yo misma quien esta en mi. En realidad, no me reconozco. Y jamás me creí capaz de algo así. Sus envestidas son demasiado bruscas pero llevan el máximo placer a cada centímetro de mi ser. Cambiamos de posiciones. Me sujeta con ambos brazos y sin salir de mi, rueda en la cama hasta la cabecera, dejándome arriba suyo. Me aprieta un glúteo con fuerza.

—Muévete... Preciosa... —Su voz apenas era audible y sonaba tan calientemente ronca. Toma bocanadas de aire. Se que esta exhausto, así como también se que no piensa detenerse.

Cierro los ojos y aprieto su miembro con mis músculos inferiores. Muerdo mis labios por el placer que eso me provoca. Respiro hondo y comienzo con mis movimientos. Me deslizo suavemente hacia arriba y antes de llegar al borde de su miembro, bajo aún más lentamente. Es una tortura para ambos. Repito el movimiento una, dos, tres, muchas, muchas veces.

—Oh por dios nena... —Gime y comienza a mover su cadera para que aumente la velocidad. Se hunde en mi mientras sigo montando su miembro a un ritmo más rápido ahora. Lo tomo del cuello para tener más fuerza, entonces atrapa mis labios en un beso hambriento, desliza su lengua por el centro de mi cuello y atrapa mi pecho izquierdo, juega con el en sus labios, lo saborea, lo disfruta a su gusto.

—Estoy tan cerca... —Gimo en sus labios. Ardía de deseo. Estaba experimentando sensaciones que jamás había sentido.

—Tan solo aguanta un poco más bebé... Se que puedes...

Me toma de ambos hombros y me gira sobre el colchón, ahora él tiene el control nuevamente. Se muy bien lo que eso significa. Alcanza un ritmo superior, sus estocadas se hacen desesperadas.

—Ahg.. Ahh... Así, así... —Balbuceo sin control alguno.

—¿Sí? ¿Así? ¿Así? —Sus palabras me acercan aún más a la cornisa.

—Oh... Ya no lo soporto más...

—Hazlo bebé... Déjate llevar conmigo...

Sus embestidas son certeras, solo unas cuentas más y entonces mis músculos se contraen. Cierro los ojos, aprieto los labios con fuerza y, exploto en un orgasmo que sacude y hace girar todo mi alrededor.

Permanezco con los ojos cerrados, disfrutando de la calma, recuperando el aliento. Él se queda dentro de mi por unos cuantos minutos más, hundiendo su cabeza en mi cuello, respirando en mi piel, hasta que en un momento se levanta y se recuesta a mi lado boca arriba. Estoy estática en la cama, ahora que la euforia y la adrenalina ha pasado, la cordura vuelve en mi y tengo ganas de salir corriendo. ¿Y ahora qué hago? ¿Me quedo a dormir aquí o me voy a mi habitación? ¿Y si es de esos hombres que les gusta dormir solos? ¿Y si padre ya ha regresado? Me estaba debatiendo miles de preguntas en mi mente, cuando caí en la cuenta que él había volteado y tenía su mirada fija en mi. Estaba apunto de decirle que ya me iría cuando tomó rostro con ambas manos y me acercó sobre su pecho desnudo.

—Descansa preciosa... —Susurró y fue allí cuando producto de sus suaves caricias en mi espalda me relajé y sin más cerré los ojos y caí en un sueño profundo.

...

Me despierto sin tener idea que hora es, escucho de lejos una música, Mr. Saxobeat suena, recuerdo donde estoy y entonces supongo que es el tono de llamada de su móvil. En efecto. Lo escucho gruñir, coge su teléfono y se pone en pie.

—¿Si? ¿Hola? —Responde y de inmediato sale de la habitación con su pantalón en la mano luego de recogerlo del suelo.

Me remuevo en la cama estirando mi cuerpo y recuerdo que dejé mi teléfono arriba de una cajonera, me levanto y lo tomo queriendo saber qué hora es, lo enciendo y de aparece la inoportuna notificación "La batería se está agotando, 2% o menos restante" y rápidamente se apaga. De todas formas después pienso que tampoco lo tengo configurado con el horario de aquí. Busco mi ropa esparcida por todos lados y me cambio pero, no logro hallar mi sostén. Paso una mano por mi cabello nerviosa, no puedo perder demasiado tiempo. Salgo de la habitación y encuentro el baño a la izquierda. Lavo mi rostro rápidamente evitando verme al espejo, quisiera bañarme pero podría ser tarde. Salgo hacia la sala y allí esta él, continúa hablando con alguien. Nada cubre su marcado torso y su cabello esta despeinado haciéndolo lucir sexy. Me quedo embobada observándolo pero a su vez no quiero que se de cuenta así que me dispongo a buscar mi sostén por aquí pero es inútil. De mientras, escucho su conversión.

—Ah bueno, de acuerdo entonces... Pero no entiendo como tú no... Claro puede ser... Listo... ¿Yo? Ehmm.. No... No, ya me fui, igualmen... Exacto, yo una vez te lo dije ¿Recuerdas?

¿Hablará con una mujer? ¿Y eso que rayos te importa Beryl? Me pongo en pie y le hago una señal dando dos toques sobre mi muñeca izquierda con mi dedo índice. Sonríe y me índica un reloj de pared detrás de mi. Son 6:03 am, suspiro aliviada y le hago otra señal de que me marcho mientras me dirijo hacia la puerta, pero de inmediato corta la llamada y arroja el teléfono hacia el sillón sin siquiera despedirse de la persona , se acerca a mi dando grandes pasos y me toma del brazo.

—Quédate a desayunar. —Su voz suena más como una orden que como una invitación.

—Me encantaría pero, debo irme ya... Lo siento... Ehm Frederick... Gracias, por todo... Adiós— Respondí tomando el pomo de la puerta pero de un rápido movimiento me tomó de ambos hombros y me estrechó contra la pared, dándome un último beso en el que me expresaba lo mucho que había disfrutado la noche, su mano se deslizo sobre mi espalda y acarició mi glúteo, donde sentí como si hubiera depositado algo en el bolsillo. No le di importancia y segui el beso hasta que ya no tenía más oxígeno.

—Espero que hayas disfrutado la noche de tu cumpleaños... Hasta pronto preciosa. —Asentí con una sonrisa y salí, antes de cerrar la puerta escuché espero tu llamada. Fruncí el ceño y caminé por el pasillo hacia el ascensor.

Estaba a penas unos pasos de llegar a mi habitación cuando escuché detrás de mi la voz y los pasos de mi padre.

—Beryl... Buen día hija... ¿Qué haces levantada tan temprano? —Cuestionó mientras se acercaba a mi y depositaba un beso en mi frente. Recordé que iba sin sostén y me crucé de brazos disimuladamente.

—Buen día... Yo... Fui al baño. —Respondí con lo primero que se me ocurrió.

—Pero... Si tienes el baño en tu habitación.

Estúpida.

—Sí... Por supuesto... Pero, ya no quedaba papel. Y se me ocurrió que quizás en recepción podrían darme uno.

—Veo que no te dieron. —Respondió algo dubitativo observando que no llevaba nada en las manos— Puedes pasar a mi baño. Allí sí hay.

—Ehh... No, no, sabes, ahora que recuerdo, traje un rollo en la maleta. Ya sabes, por las dudas. Bueno te dejo porque sino no llego al baño. —Bromee.

—Bien. De todas formas, ya sabes. Ve y duerme un poco más Beryl, aún es temprano... Más tarde toca mi puerta, debemos hablar.

Asentí y rápidamente entré a mi habitación, busqué ropa limpia, me desvestí y preparé la ducha, el agua caliente recorría mi ser y me brindaba una sensación más que reconfortante, mientras enjabonaba mi cuerpo recordaba cada lugar donde Frederick había besado y acariciado mi piel. Definitivamente había sido una locura pero, probablemente, nunca antes me había sentido tan viva.

DeliciousWhere stories live. Discover now