Capítulo 1

10K 292 21
                                    

Dos días atrás.

Termino de guardar las bebidas en la heladera y me recuesto cómodamente en el sillón mientras subo el volumen de la música en mi teléfono para luego me felicitarme mentalmente y pensar en la fiesta y lo mucho que voy a divertirme. Oh sexy Beryl eres toda una genia pienso guiñándole un ojo a mi reflejo en mi celular.

Ya tengo todo prácticamente organizado. O casi.

Excepto por una pequeña cosa. Pedirle permiso a mi padre.

De todas formas no me interesa, porque en dos días finalmente cumplo 17. Y aunque viva bajo su mismo techo, ya no puede prohibirme algunas cosas. O eso quisiera.

Entrecierro los ojos disfrutando del estribillo de la canción que en segundos esta por llegar, Hey Violet aturde mis oídos con Guys My Age, pero alguien me arrebata violentame el teléfono de mis manos.

—Qué caraj..

—Hace media hora te estoy gritando Beryl. ¡Es imposible que nos comuniquemos si todo el día estas con los audífonos esos! —Me grita papá mirándome con los ojos bien abiertos y la mandíbula tensa.

—Auriculares. —Lo corrijo molesta— ¿Y ahora qué quieres?

—Sí, como sea, escucha, necesito que vayas preparando una maleta y tus documentos lo antes que puedas, tengo que firmar unos negocios y vamos a tener que estar fuera del país unos cuantos días ya que yo no pued...

—¿Qué estas diciendo? ¿Es una joda verdad? —Pregunto poniéndome en pie.

—No, te hablo en serio, no te dije antes porque la verd...

—¡Pero mi cumpleaños es pasado mañana y ya tengo todo listo, papá no me podes hacer esto!

—¿Todo listo qué? ¿Qué es todo listo? Es un día más Beryl. —Me dice con tanta frialdad que me hace enojar más aún.

—¿Cómo qué es un día más? Viajá tú, andate sólo, pero es mi cumpleaños y quiero pasarlo con mis amigos. ¿Cómo podes arruinarme mi día?

Él se sentó en el sillón y me indicó que me siente también a su lado, pero yo no estaba para nada calmada y no iba a perder en esta discusión.

—Beryl, entiende, no puedo dejarte sola tantos días ni tampoco puedo no ir o enviar un socio en mi lugar. No tengo alternativa.

—¿Qué tiene de malo que me quede sola? ¿Cuándo va a ser el día que entiendas que ya no tengo cinco años? —Exclamo subiendo el tono de voz.

—¿Y cuándo va a ser el día que entiendas que aunque tengas ochenta años yo voy a seguir siendo tu padre y me tengas que obedecer?

—Pero papá, mi cumpleaños...

—Bueno basta —Grita cansado poniéndose de pie nuevamente— No sé, hubieras nacido otro día, tengo muchas responsabilidades en mi vida y el trabajo es una de las más importantes, entiéndelo. Ahora anda a hacer lo que te pedí.

Me alejo pero aún lo sigo con la mirada y él a mi mientras me pregunto en qué momento comenzamos a tratarnos tan mal el uno al otro. "hubieras nacido otro día". Sus palabras resuenan en mi mente, aunque se que lo dijo sin pensar, así como sé que tristemente hay personas que piensan que la única manera de infligir dolor a otra persona es con violencia física. Pero no es así. Muchas veces las palabras duelen mucho, mucho más. Subo las escaleras haciendo resonar mis pasos y cuando llego a mi habitación me siento en la cama sin poder creer aún toda esta situación. No quiero viajar con él, odio viajar en avión. En realidad no quiero ir a ningún lugar si es con él. Es como si los padres cuando llegan a cierta edad se olvidad que ellos fueron adolescentes, no se acuerdan como se sentían, (o no quieren acordarse) las cosas que querían hacer y las que no. Y es por eso que por lo general nunca jamás nos comprenden.

Pero está vez no va a ser así. Tal vez pueda ponerle un laxante en la comida si es necesario. Él no va a obligarme a nada si yo no quiero. No puede hacerlo ni tampoco voy a permitírselo. Estoy segura que antes de mañana alguna idea brillante se me va a ocurrir para no viajar, y voy a vivir el mejor cumpleaños de mi vida.

O al menos eso quiero creer.

DeliciousWhere stories live. Discover now