El joven de cabello platinado sintió un calor recorrer todo su cuerpo al escuchar ese apodo, recuerdos que había guardado en lo más profundo de su mente regresaron a él como destellos, provocándole sentimientos amargos. Y en cuanto vio a Jimin asentir ante la pregunta ajena, miles de sensaciones extrañas lo invadieron. No podía terminar de entender. ¡Eso quería decir que habían cruzado caminos, que habían peleado incluso!

El jefe le hizo señas a Hoseok para que se alejara del y soltó el seguro de su arma, listo para dispararle.

—No te lo tomes personal, niño...

—¡Jefe! —interrumpió Suga, siendo invadido por el pánico.

—El Ave Fénix fue un grano en nuestro culo estos años —continuó, sin prestarle atención a su compañero—, así que considéralo una cuenta saldada.

Antes de que Suga pudiera siquiera avanzar, un disparo resonó en la habitación.

Sin embargo, la desesperación no terminó de fluir en él, pues los ojos de Jimin todavía se hallaban abiertos y observaban con intensidad a R.M., quien parecía atónito. Tan solo había pestañeado, ¡tan solo eso!, no tomó ni un entero segundo para que la situación diera un giro abrupto.

—¿Cómo hiciste eso...? —preguntó Hoseok.

—¿Tú viste lo que hizo? —indagó Suga, alterado.

—Corrió su rostro como si nada —explicó el líder—. A una velocidad difícilmente humana.

El joven de cabello rosa pastel enseñó sus manos, demostrando que se había soltado del agarre que habían puesto en él; se puso de pie y quedó a solo pocos centímetros del rostro de Kim Namjoon, propinándole una mirada llena de ambición.

—Considera tu deuda saldada —señaló, provocándolo—. Ahora me vas a dar algo a cambio.

—¿Qué te hace pensar que te voy a dar algo? ¿A cambio de qué?

—Puedo hacerte llegar a todos mis hermanos y a los Min también, obviamente me vas a necesitar. Yo soy parte de esto ahora.

El líder espetó una risa violenta mientras que los otros dos solo se mantenían como simples espectadores, aunque... el joven de cabello platinado comenzó a sentirse muy nervioso luego de escuchar su apellido salir de los labios ajenos.

—¿Qué mierda quieres ahora?

—Quiero encontrar al asesino de mi madre —Jimin observó sus manos lastimadas.

R.M. frunció el ceño, confundido.

—¿No era tu padre? —dijo y luego miró a Hoseok—. ¿No me habías dicho que Park estaba en lo cierto?

—No mentí, pero tampoco dije todo —continuó.

—Entonces... —sugirió, estaba impaciente.

Jimin hizo una mueca de incomodidad.

—Necesito encontrar al que disparó, al asesino que contrataron.

R.M. se mantuvo en silencio unos largos y tortuosos minutos, sin dejar de observar con atención las expresiones del joven de cabello rosado, intentando encontrar una pizca de malas intenciones en él y fallando en el camino. Confiaba en las habilidades de Hoseok, así que, sobre todo por eso, sus dudas eran menores que sus certezas. Ambos obtendrían beneficios al trabajar juntos; entonces, si ese mocoso tanto deseaba pertenecer, R.M. lo haría pertenecer.

Jimin observó atónito cómo el líder le ofrecía su mano para ser estrechada. Claro que no dudó en responder de forma positiva a su gesto.

—Bienvenido al Dragón Dorado oficialmente entonces.

El joven Park sabía que R.M. lo estaba haciendo por simple interés, pero no podía evitar sentirse muy feliz. ¡Al fin estaba en el lugar que quería, a donde debió pertenecer desde el inicio! Estrechó su mano con la del jefe e inmediatamente hizo una mueca por el dolor, pues había olvidado que estaba lastimado.

—Suga, lleva a Jimin al sector de cuidados —ordenó R.M.—. Tienes pocas horas para pensar en un apodo para ti, no queremos que te reconozcan —volvió a hablarle al de pelo rosado.

—¡Sí, sí, sí! —se entusiasmó.

Suga se aproximó hacia Jimin y rodeó con su brazo derecho sus hombros, llevándoselo hacia la salida, pensativo y preocupado. Su pulguita escondía muchos secretos y necesitaba saber todo de él..., estaba meditando las palabras que usaría para despejar todas sus dudas. Sin embargo, antes de que ambos se retiraran de allí, el líder volvió a hablar.

—Park, ¿tienes idea de cómo era el asesino de tu madre? ¿Su apodo o algo? —preguntó e hizo señas con su mentón a Suga para que los dejara solos.

—Te esperaré arriba, pulguita —habló, saliendo de allí, seguido de Hoseok.

Si bien el joven de cabello platinado se moría de curiosidad, tenía que respetar la privacidad de Jimin, sobre todo si él no se sentía cómodo para darle información tan personal.

El joven Park vaciló y frunció el ceño, prestando atención a la mirada de R.M.

—Tengo entendido que los Jeon lo enviaron —dijo—. Él llevaba un trébol de cinco hojas y color dorado. No recuerdo su nombre.

—¿Tenía algún tatuaje?

Negó con su cabeza, con pesar. En sus recuerdos se veía borrosa la imagen de aquel sujeto, solo en sus sueños podía verlo con claridad y, aun así, era muy difícil poder recordarlos; pero, de pronto y como un destello, vino a su memoria el momento en el que Jungkook confesó entre lágrimas el nombre de aquel hijo de puta.

—No..., ¡pero ahora recuerdo! —exclamó—. Agust D es su nombre, fue el Ave Fénix antes que yo.

El joven de cabello rosa pastel no pudo evitar esbozar una sonrisa ahora que se estaba volviendo realidad lo que tanto había deseado, de a poco se iba acercando más a él, de a poco su venganza tomaba forma. Sin embargo, su sonrisa se borró al instante luego de ver la expresión de R.M., quien suspiró.

—Lo lamento, niño. Él está muerto.

—¿Qué...? —soltó una carcajada, incrédulo. Sintió que su sangre se congelaba.

Si eso era así, Jimin ya no tenía motivos para seguir adelante. La venganza le daba fuerzas, saber que podía hallar a ese hombre de ojos fríos y matarlo de la misma forma en la que él lo hizo con su madre; pero ahora... ¿Cómo continuaría sabiendo que había sido todo en vano? Todos sus años de entrenamiento, sus noches sin dormir, los abusos que soportó de su padre en vez de elegir morir, ¿acaso fueron para nada?

—Sí, ese tipo asesinó a alguien importante de nuestra mafia hace un tiempo y Suga se encargó de asesinarlo —soltó con pesar—. Era peligroso, pero actuaba siempre bajo una orden directa. Puedo averiguar quién fue el que lo envió a matar a tu madre, teniendo en cuenta que estaba bajo el mando de un Jeon.

Las palabras ajenas llegaban distorsionadas a él, no estaba prestando atención, solo oía vagos sonidos resonando en su cabeza, pues nada más importaba ahora que su mundo acababa de desmoronarse..., porque en lo único que podía pensar era en que jamás le iba a ver la cara a ese monstruo.


EDICIÓN 2022.

Pinky Hair Boy - YoonMin [+18] EN FÍSICO DISPONIBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora