Soy la chica más inteligente del mundo, ¿cuándo me van a dar el premio Nobel de la inteligencia? Me lo merezco mucho.

-No me lo puedo creer -María me saca de mis interesantes pensamientos.

-¿QUÉ? -chillo para que me oiga.

-JODER TÍA QUE ESTABAS AHÍ, JODEER, PUTA.

-¡Yo también te quiero!

Nos sonreímos. Aunque las dos estemos llorando a más no poder; somos las chicas más felices de todo el mundo entero.

El resto del concierto transcurre con tranquilidad, no pasó nada serio más, sólo canciones, bromas, más canciones y más bromas por parte de los chicos.

Fue realmente perfecto, tenerlos ahí, por dios, fue lo mejor que me ha pasado en toda mi vida.

Al salir de ahí, todas las vampettes, no fans, vampettes se echaron a llorar y se sentaron en el suelo o se abrazaron, yo estuve todo el rato abrazada a María mientras todas llorábamos como tontas, ¿por qué nos podrucía esa sensación tenerlos cerca? Si al fin y al cabo sólo son humanos, como nosotras, no entiendo por qué aunque en el fondo lo sé: porque ellos son ellos, ellos son especiales, son mejores que los demás, ¿de verdad? Paso, no lo sé y no pienso rayarme la cabeza por esto, ahora, lo único importante es disfrutar el momento, acabo de conocerlos, tendría que ser la persona más feliz del mundo, y lo soy.

Me despido de María y sus amigas, seguramente no las vuelva a ver más ya que están sólo de paso para el concierto, viven en España y tal...

Vuelvo a mi casa en pocos minutos, saldría corriendo a su hotel para verlos y tal, pero son las 12 de la noche, mañana hay colegio y estoy hecha polvo, aunque eso sí, esa tonta sonrisa de mi cara, no se me quita ni se me quitará en unos días.

En casa saco una pizza de la nevera y pre-caliento el horno mientras cojo mi maleta y hago los deberes que me faltan para mañana.

Cuando cierro el libro de matemáticas y me dispongo a abrir el de física, mi teléfono empieza a sonar, ¿quién será a estas horas?

Por un momento me emociono al ver un número que desconozco, ¿y si son ellos? Pero caigo en la cuenta de que no serían tan tontos como para llamarme sin privado, como hizo Connor en el concierto.

-¿Diga? -pregunto, me pongo el teléfono en el hombro y empiezo a escribir en mi cuaderno los deberes.

-¿___? -de pronto mi corazón se para, reconozco esa voz, aunque estuviera sorda, aunque estuviera debajo de agua, en el espacio, con millones de niños chillando a mi alrededor, siempre reconocería esa voz.

 Un pequeño chillido muda sale de mi boca, no me lo puedo creer, ¿cómo esto posible? Si además no me ha llamado en privado, tengo su número, joder.

-¿Hola? ¿Sigues ahí? -me pregunta a través del teléfono.

-Sí -consigo murmurrar, tengo que dejar de tartamudear ya.

-¿Sabes quién soy? 

-Sí -por supuesto que lo sé, idiota, reconocería tu voz sea donde sea.

-Ah, bien, ¿cómo estás?

¿Pero esto qué mierda es? Quiero decir, acabo de volver de un concierto de The Vamps y ahora mismo estoy hablando por teléfono con el mismísimo Connor Ball, por segunda vez, y me pregunta que cómo estoy, ¿cómo quiere que esté? ¿triste porque no entiendo física? Es que, joder, estoy con hablando con Connor, tío, esto es increíble, ¿qué he echo yo para merecerme esto? No entiendo este regalo.

-¿Sigues ahí? -me pregunta por segunda vez.

-Sí, lo siento -vale, voy a intentar hacer como si estuviera hablando con una persona normal y corriente, con Mario por ejemplo-, estoy genial, muchas gracias por llamarme.

"La lista" Brad y tú (The Vamps).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora