"La lista" Brad y tú (The Vamps).

Capítulo 11 (Maratón 1/?)

 —¡James!  —grito de felicidad al verlo, sin poder evitarlo corro a darle un abrazo mientras empiezo a llorar ¿otra vez? ¿todavía no lo he superado? Pero ¿cuándo cojones voy a empezar a pensar en ellos como "amigos"?

 —¿Qué haces aquí?  —me pregunta cuando nos separamos.

 —He venido a ver a... mi hermano  —le miento haciéndole señas con la cara señalando al enfermero que seguía detrás mía, mirándome con interés.

 —Ah, bueno, ahora tu "hermano" está con Connor, cuando salga podrás verlo —me respondió, ¿en serio entendió lo que dije? Que inteligente es.

 —Vaya  —nos interrumpe el enfermero —, así que ¿de verdad tienes un hermano?

 —Claro, ¿no se lo creyó?  —le reprocho mintiendo.

 —No, me encargo de los niños pequeños y no ha llegado ninguno desde hace tiempo, no me suena esta habitación, ¿cómo se llama el paciente?

Ah, joder, estoy harta de mentirle, este enfermero es gilipollas pero con ganas, ¿de verdad que se ha creído todo esto? Es que no me lo puedo creer, a la mierda.

 —Mire señor  —empiezo a decirle —, no tengo ningún hermano, aquí está el famoso Brad, de The Vamps, sólo he venido para buscarlo y ver cómo estaba, somos una especie de amigos los cinco, más o menos...  —me entristecí al recordar a Connor, ¿cómo pude decirle que no?

 —¿Quiere que me la lleve?  —le pregunta el enfermero a James pasando de mi en toda mi cara.

 —No, no, está bien  —le responde éste con una sonrisa un poco falsa.

El enfermero asiente y por fin se va, ¡por fin!

James se sienta en el suelo, le imito, menos mal que no me puse una falda....

 —¿Cómo está?  —le pregunto para romper el hielo.

 —Bien, no tiene nada de que preocuparse.

 —No me puedo creer todo el jaleo que están haciendo sólo por él... os habéis echo tan famosos de la noche a la mañana....

 —Ya, yo tampoco entiendo qué ha pasado, pero... me alegro de estar dónde estoy. No quiero decir en el hospital, me refiero a las fans, conciertos y todo eso.

 —Ya...

Nos quedamos en un incómodo silencio durante un buen rato, en verdad tampoco era tan incómodo, hablábamos por pensamientos...

¿Cómo estaría Brad? ¿De verdad que no sería nada grave? Dios mío, estoy tan preocupada por él... Es que es increíble, es que no puede ser, me siento tan... impotente, lo tengo justo detrás de esta puerta y muero de ganas de entrar y abrazarlo y besarlo y decirle que le quiero, pero ni puedo ni debo, Connor está ahí, y si me sigue queriendo... Dios, me siento tan mal, joder. 

De pronto la puerta de la habitación de Brad se abre y Connor sale.

James y yo nos levantamos de golpe, como por acto de reflejo.

Fue muy gracioso ver la cara de Connor; primero miraba el suelo, triste, después levantó la vista hasta James intentando sonreír un poco y de pronto me percibió, me miró y se puso rojo como un tomate, se le pudo ver un poco de sudor en la frente y al encontrarse con mi mirada preocupada, bajó la cabeza de nuevo, mirando a James de reojo.

 —Voy a buscar a Tristan  —dijo Connor.

 —No, espera  —le cojo del brazo antes de que se ponga a caminar—, ¿podremos hablar a solas luego?