Capítulo 34.

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PDV DE ___.

—¿Por qué no sois capaces de entender que no tengo ganas de hablar? —Protesto reteniendo al máximo las lágrimas e ignorando el nudo en mi garganta, aunque supongo que en breve estallaré en lágrimas, como siempre suelo hacer...

—Escúchame, ___, sólo escúchame, por favor...

—¡Brad, no quiero hablar! ¿Qué es lo que no entiendes de esa frase? —me llevo la mano a la cabeza y empiezo a caminar por el salón, estresada, angustiada, a punto de llorar.

—No hace falta que hables, sólo escúchame, por favor, no es lo que parece.

—Vete. Vete. Sólo vete, de nuevo —le ruego nada más noto que por mis ojos empieza a salir agua, no puedo más, el simple hecho de verle la cara me parte el alma, he dado tanto por él, lo quiero tanto y... ¿esto es lo que recibo a cambio?

—___, no...

Él nota mis ojos rojos, mi angustiada y falsa sonrisa para intentar tapar lo mal que estoy y se levanta del sofá, da dos grandes y rápidas zancadas hasta mí y sin que puedo evitarlo, me abraza.

—No llores, por favor, no puedo verte así... —me susurra al oído.

Lo que hace que en menos de un segundo me encuentre como una tonta sin poder parar de llorar abrazada al causante de mi dolor.

Y no quiero separarme de él, por mucho que lo odie ahora mismo, lo sigo amando y sé que a pesar de todo nunca dejaré de hacerlo, por mucho que quiera. Así que le correspondo el abrazo, apoyo mi cabeza en su hombro y le arruino su chaqueta con mis lágrimas mientras él me susurra constantes "shh, no pasa nada, tranquila" que por muy patéticos que suenen me hacen sentir diez mil veces mejor.

 —Te quiero, ___ —me susurra de pronto haciendo que me ponga tensa.

¿Qué digo ahora? ¿"Yo también te quiero"? Sí, le quiero, en el fondo le quiero pero... Dios mío, no lo sé, mi cabeza está echa un lío ahora mismo, una parte de mi lo ama, pero otra lo odia por lo que acaba de hacerme y todo lo que me ha echo desde que lo he conocido. Y resulta hasta irónico que todo, pero absolutamente todo esté relacionado con la puta de Lynn, si tan solo no la hubiera escuchado ese día cuando fui al hospital a ver a The Vamps... ¡Cómo la odio!

—Escucha, si no me quieres... no pasa nada, supongo, lo entiendo, pero deja que te lo explique, por favor... —me dice poniendo fin a nuestro abrazo, ahora me rodea mis frías manos con las suyas, tan solo un poquito más calentitas, y me las levanta a la altura de mi pecho más o menos.

—Yo también lo entiendo, estabas cansado de mí, algo totalmente normal, así que decidiste tener una noche loca con ella —logro decir tras un inmenso esfuerzo por no romper a llorar de nuevo en mitad de la frase.— Sólo hubiera preferido que me lo dijeras en vez de hacer como si nada.

—No es lo que cr...

—Y —le interrumpo rápidamente haciéndole ver que no había terminado mi frase, él se calla y me deja hablar—, si la prefieres a ella, otra cosa que sería muy probable y normal, tan sólo dímelo, ya he cumplido mi sueño, puedo seguir mi vida en paz y felicidad —miento, no quiero que se vaya, no quiero que me deje...

—Por supuesto que no la prefiero a ella antes que a ti. ___, estoy enamorado de ti, de ti y sólo de ti, Lynn... fue un error del pasado y nunca llegué a acostarme con ella.

Sus palabras me chocan, él lo nota y deja de hablar, para dejarme pensar, aunque con su inocente mirada de un crío de trece años me es imposible pensar con claridad.

¿Enamorado de mi? ¿Cómo alguien puede llegar a enamorarse de mi? Soy fea, tonta, depresiva, ni si quiera soy graciosa, hasta se me ha olvidado cómo se hace para sonríe, en fin, soy horrible, es imposible que alguien alguna vez sienta por mí lo que yo siento por Brad.

"La lista" Brad y tú (The Vamps).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora