Día Setenta y siete
Me encontré a Anne hoy. No sé qué estaba haciendo en Londres exactamente, y no pregunté, pero cuando ella me vio instantáneamente corrió a mis brazos. Sollozando hasta no poder más.
“Duele más cada vez que la veo” Susurró a mi oído, y se marchó antes de que pudiese responder. Me quedé parado allí, totalmente estupefacto en la acera entre un mar de gente, mirándome extrañados mientras yo miraba a tu madre marcharse.
Asumí que estaba hablando de tu tumba.