Capítulo #8

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CAPÍTULO #8 | IAN

Estaba en Fantastics.

Ya habíamos cerrado la cafetería, Alice estaba limpiando el mostrador y Luke se encontraba barriendo el lugar. Yo estaba en el mostrador también, limpiando junto con Alice.

De pronto ella deja el trapo con el que estaba limpiando de lado y me susurro:

-Ian, ven.

Le Sonreí y como estaba acostumbrado la seguí hasta que llegamos a la puerta de la sala de descanso.

-¿Que hacemos aquí? Alice...ya te dije que...-no pude ni terminar de hablar porque ella ya me estaba besando.

La tomé de la cintura y correspondí al beso con la misma intensidad que ella, y Sonreí en medio del beso porque a pesar de que se sentía un poco extraño, pero tan familiar...

Cuando nos separamos ella me sonrió, y con su mano izquierda acarició mi rostro.

-Te amo Ian, ¿Me amas?-preguntó enredando sus delgados brazos alrededor de mis hombros.

Yo asentí mirándola a los ojos,-Te amo Alice...te extraño tanto.

La acerqué más a mi pero ella se alejó y la miré confundido, ¿Qué pasó?

Ladeó la cabeza a un lado, como inspeccionándome y lo soltó,-¿Me amas más que a ella?

Tenía el ceño fruncido, esperando mi respuesta mientras que yo la miraba con la boca abierta.

-Sabes a quien me refiero, estuve ahí todo el tiempo Ian. Fui yo, no ella. Y sin embargo sé que la amas más...-se separó completamente de mi al decir esas palabras y comenzó a alejarse.

A irse.

Entre en pánico y la tomé del brazo para evitar que se fuera.

Pero cuando se giro, no era Alice la chica a la que estaba sujetando.

Su cabello no era castaño, había cambiado a un rubio ceniza parecido a...Solté su mano con pánico al darme cuenta de quien era y la miré asustado.

Luego, empezó a desaparecer y me puse peor, a pesar de que le grité que no se vaya de nuevo...lo único que quedó de ella fue un anillo de oro solitario en el suelo.

Comencé a buscar a Luke desesperadamente, pero no estaba dónde antes. Se había ido también, quise ir a buscarlo pero no podía salir, la puerta estaba cerrada con llave.

Y en vez de buscar una solución, entré en pánico. Comencé a gritar y a llorar.

Estaba solo, solo, solo, solo.

Sentía una presión en mi pecho que no me dejaba respirar, sentía que me asfixiaba.

Y cuando estaba seguro de que iba a ahogarme...

Desperté.

Tenia lagrimas en mis ojos, y estaba sudando demasiado. Le di un vistazo al reloj después de limpiar las lágrimas de mis ojos.

2:41 A.M.

¿Qué había sido ese sueño?

Yo ya había superado eso, estaba seguro.

Lo había superado...

No podía estar pasando esto, lo había superado.
Pero estar aquí no me estaba ayudando.

El diario de un chico rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora