Capitulo 3

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SeHun yacía dirigiéndose hacia aquella construcción abandonada, donde JongIn, y todos los que trabajaban para él se reunían a trabajar. Aquel lugar apestaba, literalmente. Y él lo detestaba. Sin embargo, era su deber como cazaré compensar asistir ahí; diariamente, como le tocaba a él. Verdaderamente, JongIn no era del agrado de SeHun; al contrario. JongIn le parecía un chico bastante estricto y exigente, demasiado. Eso le irritaba. Siempre ponía condiciones a sus trabajos y órdenes, aquello le hacía desesperar e algunos casos. Sin embargo, debía lidear con el asunto, quisiera o no quisiera. Era su trabajo, no podía rendirse hasta esas alturas.

Al llegar donde los demás se encontraban, se dirigió hacia JongIn de una ves por todas. Solo quería saber su próxima tarea, nada más.

-¡SeHun! Qué bueno que llegas.- El moreno le sonrió ampliamente, pasando su brazo sobre los hombros del contrario en modo de saludo. Aquello incomodaba demasiado al menor. Sin embargo, noto que eso significaba que quería algo. JongIn siempre quería algo.

-¿Cómo te ha ido con el chico que traje hoy?- preguntó intentando distraerlo un poco para que le soltara.

-Bueno, eso qué importa. Yeol se encargó de desaparecerlo de una vez por todas. -alzo ambos hombros restándole importancia, aunque fue lo suficiente directo para que SeHun comprendiera el final de aquel asunto. -Hablemos de otra cosa, ¿sí?

El pelinegro simplemente asintió, dándole a entender que hablara de una vez.

-¿Recuerdas el encargo que te hice hace poco, para que trajeras a JongDae?-

JongDae. Aquel nombre le sonaba, sin embargo no recordaba de quién hablaba. Además, siempre andaba secuestrando... ¿Cómo se suponía que recordara? SeHun simplemente negó en respuesta.

-Debes recordarlo... Era China. -

-Creo que ya se de quien hablas...- murmuro SeHun con algo de disgusto. Ya recordaba quién era. Aquella había sido una de las peores órdenes que había recibido. Le había costado mucho aquella situación, debido a que había desobedecido a JongIn, y pago las consecuencias.

-Verás... Quiero torturarlo. Quiero que lo tortures.-

-¿Qué? ¿Torturarlo?- el menor frunció el ceño en disgusto, retrocediendo unos pasos del moreno.

-Lo harás, es tu deber. Ya no mas secuestros, él será tu encargo por ahora. No lo mates, torturalo. Es mi A bajo la manga.- sonrío con cinismo, algo que le parecía estupido a SeHun.

-JongIn... Kai.-esta vez lo llamo por su apodo.-No soy capaz de hacer eso... Puedo secuestrar a quienes quieras, hacer lo que desees, pero eso es demasiado inhumano para mi gusto.-

-¿A caso te pregunte si querías o no?- Kai esfumó aquella sonrisa de su rostro, enarcando una ceja. -Vas a hacerlo. Es tu trabajo.-

-¿Porqué yo?-

-Porque así lo quiero. No tienes nada más que saber. Te he dicho demasiado con solo decirte él nombre de aquel inútil.- esta vez hablo con firmeza, sin un rastro de entusiasmo.

-Como quieras...- respondió con enojo, cruzándose de brazos.

-Bien. Sabía que no me equivocaba al haberte escogido.- el moreno le tomo de su antebrazo. -Ahora, ven conmigo, te mostraré lo necesario para que puedas trabajar con éxito.- jalo de él para dirigirlo hacia su rehén.

SeHun solo suspiro. Su día iba de mal en peor. Claro, a excepción de aquel chico que había visto en la tarde. Pensar en él le relajaba. Pensar en su tan angelical rostro. O imaginarlo junto a él. Aquellos ojos tan distinguibles e inigualables. Era la perfección hecha persona. Y hecho a perder la oportunidad de mantenerlo. Pero... Haría lo que fuera por tal vez un solo minuto más junto a él. Sintiendo su presencia, sin nada que estorbe la hermosa vista de su rostro. Porque aquel no merecia ser cubierto, si no expuesto para que el mundo pudiera saber lo que en realidad era bello.
Quería verlo, quería verlo, quería...

-Aquí es.- mencionó el mayor, interrumpiendo los pensamientos ajenos. -Entra tú primero. Velo por ti mismo. Ve la maravilla que he hecho con el.-

SeHun tragó en seco. Aquellos comentarios les parecían bastante sarcásticos, puesto al estado en que había entregado a JongDae a él. La verdad, tampoco le importaba. No sentía ningún afecto por ese chico. Solo sentía pena por él. Sentía pena al verlo bajo las manos se JongIn.

Sin más, abrió la puerta de madera frente a él, dando paso a un cuarto algo oscuro y mal oliente. Frunció de manera leve su ceño. Si aquel lugar estaba así, no quería imaginar el estado del chino.

-¡Mi querido Chen!- llamo en voz alta Kai, al no verlo visible. -¿Juegas a las escondidas? ¿En dónde te has metido, travieso?- hablo de manera juguetona.

Un ruido se escuchó en una de las esquinas de aquellas mugrienta habitación, llamando la atención de SeHun y JongIn.

-Ahí está.- susurro Kai al menor. -Quiero que vayas a él. Míralo por ti mismo.- sonrío con cierto orgullo, soltando el antebrazo del mismo.

Él pelinegro acaricio levemente el lugar donde Kai lo había sostenido. Había usado demasiada fuerza con el. Suspiró y revolvió su cabello con desesperación, para luego encaminarse hacia JongDae.

-Chen..- llamo en voz baja, queriendo que Kai no escuchara claramente. Observo como el chino se revolvió un poco, apegándose más a aquella esquina.

SeHun arrugo su nariz en disgusto. Olía horrible. Finalmente pudo observar con claridad al opuesto. Su estado era horrible. Su cabello estaba totalmente despeinado. Tenía varias manchas húmedas a su alrededor, probablemente había vomitado. Sus prendas se encontraban sangrientas, y su piel con algunas zonas moradas por golpes, causados por SeHun, cuando éste lo entrego a su jefe.

-¿D-donde está Xiu... MinSeok?- preguntó con voz ronca, casi inaudible, entre leves jadeos. Al parecer le costaba el simple hecho de respirar. Aquello le sorprendió algo al menor. Definitivamente no estaba bien.

-¿Quién es...?-

-¿¡Donde está!? ¿¡Qué le hiciste!?- exclamó con desesperación, interrumpiendo a SeHun.

-Escucha... Debes calmarte.- pidió el pelinegro intentando parecer relajado. -No sé de quién hablas pero... puedo ayudarte a saber cómo está. Así que debes calmarte primero.- susurró.

JongDae lo miró con desconfianza, pero era quien único le había hablado con tanta calma, así que hizo el intento de creerle. Finalmente asintió, intentando respirar hondo.

-No quiero hacerte daño.. pero no podemos dejar que JongIn levante sospechas. Pronto sabré qué hacer contigo. Por ahora, intentaré que no te dañen tanto y...- esta vez SeHun fue interrumpido por JongIn, quien inmediatamente caminó hacia donde se encontraban ambos. Por un momento SeHun temió que Kai le hubiera escuchado, pero no había sido así.

-¿Viste como lo dejé? Es una basura.- soltó una carcajada de forma burlona, humillando a JongDae.

-Kai... no hagas eso.-

-¿Qué no haga qué? Si es cierto. Y apenas es el comienzo de mi diversión.- JongIn alzó ambos hombros, con una amplia sonrisa. -¿Qué esperas? Comienza tu trabajo.-

JongDae observó con cierto desprecio al moreno, entendiendo a la perfección a lo que se refería con 'trabajo'. SeHun soltó un leve quejido, brindándole una mirada de lastima al chino, para luego agacharse a su altura y cambiar su semblante apenado. Ya no mostraba pena, si no seriedad. Pura seriedad. Pareciera que apagaba su humanidad, para satisfacer los fetiches de Kai. Y eso el moreno lo adoraba.

Finalmente, un estruendoso ruido se escuchó en la habitación, seguido de un grito desgarrador de Chen. SeHun lo golpeaba. Uno, dos tres.. Incontables veces.

JongIn admiraba la escena ante sus ojos. Definitivamente SeHun era su empleado favorito. No lo dejaría ir, y se sentía astuto al haberle encargado al chino. Sabía lo que hacía, o eso pensaba.

Lastimosamente, en ese momento los planes de SeHun no iban conforme a los de JongIn, pero el ultimo mencionado mismo desconocía de esto, por ahora.

photograph. | hunhanWhere stories live. Discover now