Paula VI

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Paula VI

Chat individual

—¿Helado de frutos del bosque y crema del cielo?

—No sé.

—Por favor Marcos. Yo invito.

—Lo voy a pensar.

—No hay nada que pensar, es helado de frutos del bosque y crema del cielo. Punto.

—Esta bien.

Helado de frutos del bosque con crema del cielo. Tomar helado con esos gustos en especial, significa que uno de los dos se mandó una cagada pero quiere solucionar el problema. Y es así, quiero solucionar el papelón que hice la otra noche en lo de Mauro. La primera vez que tomamos helado de frutos del bosque y crema del cielo, fue hace cinco veranos atrás. Una tarde en Entre Ríos donde siempre vacacionamos y donde conocí a Marcos, decidimos ir al centro de la ciudad de paseo entre las dos familias, la idea era recorrer el lugar, conocer; comprar un par de cosas.

Mientras nuestros viejos hacían las compras, Marcos y yo fuimos a tomar un helado. Él me preguntó cuál era mi gusto favorito, “frutos del bosque” respondí. ¿Y el tuyo? Pregunté, “crema del cielo” me respondió. Pedimos dos helados con ambos gustos. Sé que no son los gustos de helado mas elaborados que puedan existir, pero esa tarde tomando helados fue la primera vez que conectamos como verdaderos amigos. Eramos niños todavía pero hablamos de las cosas que nos gustaban y las que no, dijimos qué era lo que queríamos uno del otro y lo que no. Desde ese momento supe que Marcos era especial para mi y con el tiempo descubri que había depositado mi amor en él.

A partir de ese día, siempre que queríamos hablar de algo importante —generalmente cuando queríamos expresar alguna queja hacia el otro o pedir perdón—, íbamos a una heladería y pedíamos dos conos helados de frutos del bosque y crema del cielo; incluso sin estar juntos, cada uno en una heladería hablando por teléfono. Era una regl, cuando uno decía de tomar helado, el otro obligatoriamente debería aceptar. El helado de frutos del bosque y crema del cielo estuvieron cuando falleció mi abuelo, cuando Marcos se enteró que iba a tener un hermano, cuando un verano me enojé con el porque había estado la primer semana con un amigo y no me dio bola; para este tipos de cosas estaba nuestro helado de por medio. Era una tradición, un ritual; nuestro momento especial.

Recuerdo hace dos veranos atrás cuando recién estábamos entrando en la adolescencia, Marcos solicitó nuestro culto dulce por una discusión que había tenido con sus papás. Ese mismo día se enojó conmigo por una estupidez. Marcos recién empezaba a tener una especia de bigote, diminutos pelitos que le hacian sombra por encima de sus labios. Me eché a reír sin más al ver como le quedaba el color celeste de la crema del cielo en todo su bigote puber. Parecía un nene chiquito cuando se mancha con todo lo que come Al otro día volvimos a tomar helado para solucionar el tema de su enojo conmigo.

Chat individual

—Nos vemos en la heladería de la esquina de casa a las 15:00hs. ¿Esta bien?

—Dale. Tal vez llegue un poco mas tarde igual, no mucho.

Eran pasadas las 15:00hs y esperaba a Marcos sentada en la mesa junto a la ventana de la heladería.  Sabia que iba a llegar tarde pero no creí que tanto. Quisiera saber por qué, pero no es momento de andar indagandolo. Lo vi venir ni bien doblo la esquina. Estaba muy lindo, bueno siempre es lindo. Traeia puesta esa remera que tanto me gusta porque se le marcan los bíceps y el pecho. Su pelo siempre tan desalborotado. Me buscó con la vista unos segundos y finalmente me encontré con sus ojos.

—Perdón. Tardé más de lo que esperaba —dijo después de saludarme con un beso en la mejilla.

—Esta bien. No pasa nada. Sentate.

—Primero voy a pedir los helados —me sonríe. Se va hacia el mostrador de la heladería y pasado un tiempo regresa a la mesa con dos grandes cucuruchos colmados de frutos del bosque y crema del cielo.

—Es enorme!! —digo mientras recibo el helado en mis manos— No te di mi parte —comienzo a buscar mi dinero.

—Yo invito. Es solo un helado Pau —siempre tan atento y dulce, a pesar de lo estúpida que fui con él este tiempo.

—Gracias —quedamos unos minutos en silencio.

—Bueno, ¿De qué querés hablar?

—Creo que es obvio. Mas que hablar quería pedirte perdón por lo que paso en la casa de Mauro.

—Si, me imaginaba que era eso —le dio una lengüetada a su helado.

—¿Bueno y entonces?

—Entonces, se te está derritiendo el helado —pasé la lengua por el borde del cucurucho para que no caiga la gota y me manché la remera. Me irritaba que se haga el desentendido.

—Y también. Quería que le mandes mi disculpas a la rubia.

—Esta bieb. Igual no creo que quiera que le hable.

—¿Por qué?, ¿Se enojo con vos?

—Creo que sí.

—¿Por lo de aquella noche?

—No, por lo de hoy.

—Le dijiste que te ibas a ver conmigo ¿Por qué le tenés que contar lo que haces conmigo? —me molestaba solo de pensar que le contara de nuestro ritual sobre el helado

—No le dije nada.

—¿Entonces por qué se enojo?

—Porque antes de venir acá con vos, estuve con ella. 

—Ah, por eso llegaste tarde —quedo un silencio—. Creo que mejor me voy. No fue buena idea vernosn—Me levante y salí de la heladería. A paso rápido caminé por la vereda comiendo mi helado.

—Pau!! Pará, vení —me toma del brazo y hace que detenga el paso.

—¿Qué querés? ¿Explicarme? ¿Decirme que la chica rubia ahora es mas importante?

—Jamas. Solo la fui a ver para decirle que quería terminar todo con ella.

—Esta bien no me interesa, ¿Ya te aburrió? Bueno, bien por vos y por tu próxima chica. Chau —seguí caminando.

—¡Terminé con ella porque quiero que vos seas mi chica! ¡Yo te quiero a vos! —me grita. Mi cuerpo se paraliza y me freno a mitad de cuadra— Paula ¿Por qué nunca me dijiste nada? —lo tenia frente a mi.

—¿Es de verdad lo que me decís? —pregunté sin siqueira mirarlo a los ojos.

—Sí, es verdad —me responde, pero inmediatamente se empieza a reír.

—¿Y por qué te reís? —seguia mirando al suelo.

—Es que... —pone su mano en mi mejilla y sin más termina besándome.

No podía creer lo que estaba pasando. Sus labios eran tan hermosos. Imaginen que aquella persona a la cual tanto desean les dara un beso. ¿Lo sienten? Si, justo ahí en el estómago. Imaginen que esa persona que aman los besa. ¿Aparecio esa sonrisa en tu rostro? Es muy lindo.

—Todavía no me dijiste por qué te reís —le digo solo para que no quede ese silencio incomodo entre ambos después del beso.

—¿Te acordas cuando de chicos te reiste de mi por tener los bigotes de puber manchados con helado?

—Si y que vos te enojaste.

—Bueno, así tenias los labios antes de que te besara.

—¿Y todavía tengo? —inmediatamente me tapé la boca para que no me siga viendo en el caso de que tuviera todavía helado.

—No, ya no.

—¿Estas seguro? —le pregunté.

—Ahora que lo pienso, creo que te queda un poco —nuevamente me besó, pero esta vez me tomó de la cintura y presionó su cuerpo al mio. Mis manos roderonnsu cuello. Esto es mas hermoso de lo que imaginaba, soñaba y deseaba.

Éramos Especiales (COMPLETA Y EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora