Capítulo 27- Días nublados-

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Siempre pensè que la simpleza de cada momento estaba la felicidad, es como quieran llamarlo cada uno de ustedes, pero resulta dificil interpretarlo a aquellas personas que no lo han experimentado, por eso en mi caso particular puedo decir que esos...

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Siempre pensè que la simpleza de cada momento estaba la felicidad, es como quieran llamarlo cada uno de ustedes, pero resulta dificil interpretarlo a aquellas personas que no lo han experimentado, por eso en mi caso particular puedo decir que esos momentos de simpleza fueron los que llenaron de hermosos recuerdos a mi vida. Los años pueden pasar, pero nadie, absolutamente nadie puede sacarme todo aquello. Las salidas junto a mis amigos, cada una de ellas tenian su toque màgico, pero las salidas que haciamos juntando los billetes y monedas eran especiales, asì y todo esas salidas fueron las que nunca voy a olvidar, mis mejores recuerdos estan ahì, tan simple como eso. Solo recuerdos, esos son ahora, ya nada volvera a ser como antes. Cada dìa que transcurria se iba cortando un hilo de mi vida, trataba de sujetarlo con las fuerzas de mis amigos y de Marcell, pero al fin y al cabo lograba por romperse.

Estabamos en las puertas del verano, una tarde soleada nos acompañaba con un calor suave, era demaciado lindo para estar encerrada pero ya no añoraba salir. Tenìa que estudiar para los finales, en esos momentos debia hacer un esfuerzo muy grande por concentrarme, los pensamientos y la tristeza no me estaban dejando vivir. Escuchè de un momento al otro que golpeaban la puerta, quedè atenta, sabia que mi madre atendiò, pero solo escuchaba murmullos desde mi habiataciòn, pensè que era para ella pero despues unos pequeños llantos me volvieron a llamar la atenciòn. Estaba tan quieta y atenta a todo que despues comencè a temblar involuntariamente. Me levantè de mi silla y fuì al living y al ver a Samanta y Carolina juntas con los ojos hinchados de làgrimas y mi madre con una mano en su boca y sus ojos vidriosos supe que mi corazòn habia perdido un pedazo. me aferrè al marco de la puerta, no hacia falta que me lo dijieran, y antes de que estallara en llantos Samanta exalo las peores palabras que podia escuchar:

-Lo siento amiga... Azul muriò.

No era su voz, era la de una persona que lo perdiò todo. Supongo que el llanto desgarrador que exalè en ese momento lo escuchò el edificio entero. inmediatamente tenia a mis amigas y mi madre abrazandome sumergidas ellas tambien en làgrimas. Nunca habia sentido tanto dolor en ese momento pero tambien comprendì que era parte de la vida para algunos, no debia de ser asì... epro en fin, a mi me toco una de las peores tragedias que le puede pasar a una persona.

Azul fue encontrada sin vida en la provincia de Neuquèn, cerca de San Martìn de los Andes.Me comia la cabeza pensando en como habia llegado hasta allì. Si llegò viva o ya muerta, si alguien la llevò engañada, es un misterio que mi querida amiga se llevò a la tumba. Una particularidad que a los forences le llamaron su atenciòn es que sus labios estaban cortados, casi desfigurados. tenia dos disparos letales en su cuerpo, uno en su vientre y otro en su nuca. leìa la copia del informe forence renglòn por renglòn y no podia creer que todas esas cosas pertenezcan a mi queria Azul. ¿Por què ella? Estamos a merced de un o unos maniaticos asesinos. Nuestro paìs ya no era el mismo de antes, salir a trabajar, a estudiar o simplemente divertirse resultaba una tarea que requeria mucha precaucion. Pero mas allà de toda la problematica del paìs que teniamos yo habia pasado por la peor situacion entre tantas, que es perder una amiga, ella era una parte de mi, una parte de mi crecimiento como persona, y ahora... ella se fuè para siempre, la ultima vez que la vì fue cuando se alejaba del puente, enojada conmigo tal vez, creo que eso fue lo peor de todo aquello.

Haberle dado el ultimo adios a Azul fuè desgarrador, sus familiares, sus amigos, uno por uno derramando làgrimas de dolor y recuerdo. Ella era pàlida, pero verla con esa palidez fantasmal era doloroso. Dormida en su cajita... con su boca tapada, su cabello se apagò por completo, ya no volverà a hacer aquel azul intenso que brillaba cada vez que la veia en nuestros encuentros en el puente. Marcell tratò de acompañarme en esos momentos con lo mejor de èl, pero tambien entendio que nesecitaba estar con mis amigos y recordarla con las mejores anèclotas que teniamos juntos. Sentir que despues de todo eso èl iba a estar ahì para mi, fuè el calor que nesecitaba para tanto frìo doloroso.


El amor de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora